Capítulo 3. De demonios buenorros.

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Eran finales de agosto, y aquella noche hubo una de las peores tormentas del verano. Las gotas de lluvia golpeaban con fuerza las ventanas de la mansión, y el sonido de los truenos era ensordecedor.

Lulú y Sara se abrazaban la una a la otra, pues en las mazmorras, en lugar de ventana había una pequeña rejilla que dejaba pasar el frío viento. Lo único que iluminaba la sala eran los rayos que caían de vez en cuando al otro lado del muro.

Sin embargo, Junior y Yaiza, que se encontraban en sus respectivas habitaciones cálidas, miraban por la ventana. Vieron una figura acercándose al castillo con rapidez. Era la primera vez que Yaiza la veía, y a la sombra le acompañaba un aura oscuro que la hacía estremecer. Pero no era la primera vez para Junior.

A la puerta de la mansión la esperaba Senior. Cuando la persona encapuchada llegó, ambas entraron en el edificio sin mediar palabra. 

Junior seguía sin sentirse cómoda a su alrededor, a pesar de saber que era aliada.


—Me alegra volver a tenerte por aquí —le dijo Senior, una vez en su despacho.

—Ya he conseguido todo lo que necesitaba para mi invocación —le contestó la chica rubia, sentada en un sillón. Se había cambiado de ropa por una seca.

—Eso nos será muy útil. Gracias, Penny. Puedes ir a descansar, has viajado mucho.


A la mañana siguiente, Sara se fue a pasear con Yaiza y Junior por los jardines. Se habían vuelto muy amigas, y por las mañanas Senior siempre les dejaba un rato libre. Excepto a Lulú, que tenía que encargarse de limpiar.

— ¿Visteis quién llego ayer? —les preguntó Yaiza, nerviosa.

— ¿Qué? ¿Vino alguien más? 

—Sí, yo también la vi... —contestó Junior ante la confusión de Sara— Es Penny. Es una bruja aliada nuestra. Senior dice que podemos confiar en ella, pero a mí me pone nerviosa.

— ¿Una bruja? ¡Qué pasada! El ejército de Senior es mejor de lo que pensaba —comentó Sara.

En ese momento, vieron a la chica rubia cogiendo unas cosas del cobertizo. Hablando del rey de Roma por la puerta asoma, que se dice. Al verlas, la bruja las sonrió y se acercó a ellas.

— ¿Queréis ayudarme con una cosa? Os va a molar, vais a ver.

Las tres amigas se miraron entre ellas, con mucha intriga pero un poco asustadas. Al final, les pudo la curiosidad y la siguieron. 

Penny las llevó a una habitación de la mansión donde no había ningún mueble. Las persianas estaban bajadas del todo, pero una docena de velas iluminaba la sala. Posó los tarros que había cogido del cobertizo en el suelo y agarró una tiza de color rosa que tenía en el bolsillo de su túnica. Dibujó con ella un círculo grande en el suelo, con un conejo de dientes grandes dibujado en el centro. 

— Está bien, yo me pondré en el norte del círculo. Tú, la de los rizos rojos, ponte en el sur. Junior, tú en el oeste. Y tú en el este —les explicó, mientras ponía el contenido del interior de los tarros en el dibujo y después se colocaba en su sitio—. Ahora, agarraos de las manos. 

Penny empezó a murmurar palabras en un idioma que no conocían. Los ojos se les pusieron en blanco, y las tres se miraron asustadas. Notaron una ola de cosquillas viajar por sus cuerpos y pasar a través de ellas por sus manos conectadas. Entonces, del dibujo empezaron a brillar luces de varios colores que la cegaron.

Por un instante se hizo el silencio.

Y cuando abrieron los ojos, vieron en el centro del dibujo a un joven desnudo encogido. Tenía el pelo negro, facciones asiáticas y tendría aproximadamente su edad.

— ¿Qué cojones...? —murmuró Sara para sí.

En ese momento, Lulú abrió la puerta de la habitación de golpe.

— ¿Qué estáis haciendo? —preguntó, y entonces vio al chico en el suelo— ¡HOSTIA PUTA! 

Penny sonrió, y cogió una manta grande que tenía preparada y tapó al chico con ella.

— Jungkook.

— Estoy a sus servicios —le contestó el chico con una mirada seria. Por un momento, sus ojos brillaron de un color rojizo.



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⏰ Última actualización: Aug 23, 2016 ⏰

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POR EL PODER DEL BISCOCHO:Las castañas pegan fuerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora