Capítulo 2. El plan

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- ¡Mierda, por tu culpa ahora soy Bronce I otra vez! -dije tras perder otra partida al League of Legends por culpa de la pazguata de Lucía, o como ella quería que la llamasen: Lulú. Para vomitar arcoiris, lo sé. ¿A quién le gusta que le llamen como a unas galletas con forma de oso? A la pazguata de Lucía. Mientras ella pasaba la aspiradora, ésta se tragó el cable en el que estaba enchufado mi ordenador. Trágico.

- Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir -sentía como si esa respuesta la hubiera escuchado antes y me quedé en blanco unos segundos, pero no me quedé callada.

- Está bien, ahora tráeme las Lays de allí y llévales algo de comer a las nuevas.

Así es, había acogido a un par de muertas de hambre hace poco. Las rescaté de debajo de un puente. Lo sé, tengo un corazón de oro y todo eso, pero mi intención iba más allá.

Una de ellas era una bio-nosequé, lo importante es que la pelirroja esa tuvo un romance con el hijo del diablo, Jinwoo, y creía que podría aportarme información importante acerca de ese perro del infierno y su castillo en iKONlandia. ¿Que cuál era mi objetivo? Salvar a Bom de las garras de ese maldito bastardo llamado YG.

Lo malo es que esta chica decidió ayudarme con la condición de acoger a su amiga junto a ella. Se llama Sara, pero como siempre hago lo que me sale del cuchibiri, decido llamarla Gilberto. Porque sí. Porque yo lo valgo, esta es mi mansión y ellas mis secuaces. Debo reconocer que la chavala no era fea, pero eso era todo y no me gusta que haya piojos cerca de mis aposentos, así que decidí mantenerla en el sótano, y así también hacía compañía a Lu-

- Senior, ¿estás bien? -me había distraído un poco con la Giliberto esa.

- Si, si, ya les llevo yo algo anda, que eres muy lenta -cogí mis patatas, dejé la capa de Umaru que llevaba puesta en mi silla gamer y me dirigí al sótano. En el ascensor estaba sonando Crush de 2NE1, para variar. Salí de él y me paré en frente de la habitación en la que se alojaba. Aunque no lo parezca, soy bastante tímida en lo que a relaciones sociales se refiere, así que me quede pasmada ahí un rato, pensando en cómo presentarme. De pronto la puerta se abre ante mí y sin pensarlo adopto una postura extraña, como si fuera a pedirle la mano a alguien y estuviera cogiendo un ramo de flores, pero con la bolsa de patatas. Una bonita escena.

- ¿Pero qué...? Joder, ya era hora, tenía un hambre terrible -cogió la bolsa con ímpetu y se tiró en la cama a comerla. Se puso a masticar las patatas con la boca abierta, tumbada hacia arriba, y dejando un montón de trocitos esparcidos por el edredón. No pasa nada, Lucía lo limpiaría después. Con cierto recelo, me senté a un borde de la cama.

- ¿Te apetece escuchar un chiste? -oh si, gran idea, pedazo de imbécil, buena manera de empezar una conversación.

- Vale, por qué no -me sorprendió su respuesta.

- Pues... Van dos fantasmas y... Y se cae el del médium -sentí mis mejillas ardiendo al ver su cara de póker. Me levanté rápidamente y salí corriendo de la habitación hasta llegar a la mía (no, de los nervios que tenía ni siquiera usé el ascensor). Esa era mi única debilidad, hablar con gente que no conozco. En fin, que Delfín supo al momento de verme que algo había ocurrido y me preguntó desde la cama en la que dormía:

- ¿Qué narices te pasa en la cara?

- ¿Eh, qué? nada, ¿por qué?

- Estás roja como un tomate y has venido corriendo como si te hubiera estado persiguiendo el Dahaka -me sorprendió la referencia que había hecho, aunque no me extrañaba, ya que me veía jugar las veinticuatro horas del día.

- No pasa nada.

- Está bien, ya vendrás a contármelo, siempre lo haces.

Ignoré su comentario y me metí en la cama, ya era bastante tarde y había hecho suficiente el ridículo.

A la mañana siguiente reuní a todos mis lacayos en el salón principal, era la hora de comenzar mi plan para acabar con YG. Con ellos tenía ya bastante confianza, así que comencé:

- TIKY TIKY TIKY, TAKA TAKA TAKA, SAAAAAALCHIPAAPAAAA -ahora que tenía su atención, podía hablar y que me escucharan claramente.

- Este es el plan: la única información útil que tenemos hasta el momento es que YG adora las gorras, así que he pensado en regalarle de forma anónima una gorra gigante, donde os esconderéis todos cual caballo de Troya. Cuando entremos en su castillo, salimos de ella y atacamos, ¿qué os parece?

Todos se quedaron perplejos. Sé que era una idea muy estúpida, pero es que no se me había ocurrido nada, eso de pensar no era lo mío. Tampoco ayuda que justamente esta semana hubiera ido a un ExpOtaku y saliera el nuevo juego de Final Fantasy...

- Bueno, ya se me ocurrirá algo mejor, os llamaré cuando tenga algo -todos se retiraron para continuar sus quehaceres habituales y yo me fui a mis aposentos. Tenía que entrenar para mi campeonato de Smash Bros, mientras pensaba en un plan, por supuesto.

POR EL PODER DEL BISCOCHO:Las castañas pegan fuerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora