—No quiero ninguna falla en el traslado de esta mercancía como la última vez. —Ordené. La última vez que habíamos hecho un traslado de cajas de licores a Canadá había sido una perdida para mi empresa. Pero nos recuperamos. —Llámame cuando hayan llegado —colgué.
—Sr. Kinney, la Srita. Rankin está esperando por usted.
—Hágala pasar, por favor.
Ella aparece en toda su escultural figura llevando unos pantalones sueltos con camisa por dentro y un cinturón de piel que combina con sus zapatos. Su cabello está suelto con una cinta adornándolo. Camina hacia mí y me planta un beso en la boca.
—Hola a ti también. —Digo.
—Disculpa, pero desde el primer momento que te vi en el bar quise besarte. —Sonríe tímida.
—¿Enserio? —asiente y niego con la cabeza sonriendo.
Mis manos toman su pequeña cintura y la pego a mi cuerpo. Uso mi lengua para introducirla a su bonita boca. Saboreo lo que no he probado en años, sigue teniendo el mismo sabor de antes. Ella pone una mano en mi pecho y con la otra agarra mi cabello. Caminamos hasta que ella está pegada a mi escritorio. Sin pensarlo dos veces abre sus piernas para mí y tomo esa oportunidad para levantarla hasta que su culo está sentado en mi escritorio y sus piernas están enrolladas a mi cintura.
—Sigues siendo la misma conejita traviesa —murmuro contra sus labios.
—La única que te ha pertenecido —responde entrecortada. Su centro se presiona con mi pelvis y hace que gima de placer. Esta chica me hace tan bien. Es como un vino reservado por años.
Beso su cuello y me ayuda con mi corbata, la saca por arte de magia y desabrocha mi camisa, me deshago de mis pantalones que se sienten pequeños y es el turno de ella, para que se quite su camisa quedando en un sostén azul de fibra delicada y encaje. Recuerdo sus ojos azules, y me miran tan impasibles que me dan arcadas. Borro el recuerdo de mi mente, no me puede afectar tanto. Estoy siguiendo mi vida sin ella, porque me ha abandonado como todos lo hicieron y ella prometió que no lo haría. Me prometió que no me abandonaría y no lo cumplió. Saco sus pantalones junto con su ropa interior a mi conejita. Quito mis calzoncillos. Estoy listo, pero no puedo hacerlo sin condón.
—¿Tomas la píldora? No llevo condón conmigo.
—Sí —responde con deseo en su voz. Le quito el sostén y chupo cada uno de sus pezones entreteniéndome con ellos. Cualquier artista iba a querer pintar a esta bella mujer desnuda. Acomodo su cuerpo a mi placer en mi escritorio y ella se abre más para mí, está tan húmeda y resbaladiza. Me introduzco dentro de ella y atrapo su grito en mi boca. No quiero que todo mi personal escuche que estamos follando en mi oficina. Entro y salgo lentamente, pero no quiero hacerlo lento. Mis embestidas comienzan a ser más fuerte y ella consigue llevar mi ritmo. Sé que siempre le ha gustado lo rudo y sucio. Murmuro algunas cosas sucias que le haré después, haciendo que se sonroje. Encajamos tan bien.
Nuestros cuerpos se rozan con cada golpe que doy a su centro, nuestro sudor se mezcla en uno solo. Beso su cuello y mordisqueo y chupo dejándole una marca. Sonrío. Será difícil cubrirla, gime y llevo mis labios a los suyos para mordisquearlos. Mis manos viajan por su espina dorsal, tocando su suave piel y acariciándola. Tomo un puño de su cabello rubio y jalo hacia atrás para que me dé mejor acceso a sus pechos, mi lengua juega con la punta rosa de sus pezones y chupo.
Pronto las explosiones que siento están arremolinándose en el centro, todo está empezando a ser más intenso y estamos a punto de llegar al clímax, cuando lo hacemos colapso encima de ella. Dejo salir el aliento retenido, este ha sido una de las mejores folladas.
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OBLIVION ( Trilogía La Apuesta III )
Lãng mạnLas carreras han quedado en el pasado o al menos eso parece. Después de dos años en coma, Becky regresa a la vida, pero perdió todos sus recuerdos. Y Randy no se encuentra a su lado para hacerle recordar su amor por ella. Se fue, creyendo que ella e...