Capítulo 1

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Aquella mañana me desperté con el sonar de la alarma y los rayos de luz que ingresaban por la ventana. Como de costumbre entendí mi brazo y cogí mi celular, para ver las últimas noticias "puterio" de Facebook y WhatsApp, solo tenia mensajes de los grupos de mi ex colegio, amigos y unos locos/as solo sabe dios quienes son pero me habían agradado.
Llamé a la empleada doméstica, una mujer que trabajaba hacía años en mi casa, fué quién me cuidó cuando era pequeño, ya que mis padres por negocios, trabajo, obligaciones no solían estar en casa. Le pedí si podía prepararme el desayuno y una camisa, ya que debía salir, la proxima semana comenzaría la universidad y debía comprar útiles para ese año.

Ese año parecía que sería de lo mejor, nuevo instituto o universidad en este caso, nuevos compañeros y nueva casa, ya que me iría del hogar de mis padres al comenzar la universiad. Me levante, dirigí al baño, a lavarme los dientes y la cara,luego fui a desayunar en la galeria de entrada a casa, deseaba sacarle jugo a esa calida luz anaranjada que brindaba el sol, tome un te de manzanilla mientras leía el periódico desde la tablet, no había nada interesante que leer, asi que busqué títulos de novelas para comprar, tenía la necesidad de leer algo nuevo, algo que me enamoré tanto a tal punto que haga que olvidará que estaba soltero y que hacía dos años que no me enamoraba de nadie. Encontré un libro que me llamo la atención, no sabía si lo vendían en mi provincia, debería llegarme a la librería y rogar conseguirlo, ya que vivo en una ciudad donde traen un libro de cada autor, si la gente le diera más importancia a un libro que al alcohol, las drogas, las fiestas o esa nueva aplicación de Pokemon quizas sería diferente. No hay nada mejor que leer un libró, activa tu imaginación, alimenta tu mente y te lleva a un lugar lejos de todos los problemas y prejuicios que tiene esta sociedad, los libros y una mente culta son los peores enemigos de los gobiernos corruptos, que intentan conseguir movimientos de mazas a través de los engaños y promesas que nunca llegan, si todos leyeramos un libro, el pueblo seria el temor de los gobernantes.

Anote el nombre del libró y me levanté, me dirigí a mi habitación donde me esperaba una camisa blanca a rayas verde, un verde agua, que me puse con un jeans azul, unas zapatillas marrones y un cinturón del mismo color, cogí mi billetera y mis lentes y salí a la parada del ómnibus.
Vivía en una ciudad al norte de la capital a 42 kilómetros de ella, era una ciudad tranquila, crecí y me crié en ella, solía salir en las tardes a caminar, a hacer las compras, eran esas ciudades pequeñas de apenas 22.000 habitantes donde todas las caras eran conocidas y cálidas, hermosos pasaos verdes con flores distribuidos por la ciudad, y un hermoso lago a unos 5 kilómetros de la misma, que era el resultado de un rio que desembocaba en el. Al llegar a la parada de ómnibus, le escribí un mensaje a un amigo para que me esperará en una plazoleta, como haciamos siempre y juntos nos íbamos a caminar, hacer compras, hablar de mujeres y finalizabamos tomando un café o comiendo una hamburguesa. Pero esta vez primero debería ir por la inmobiliaria de mi padre para pedirle dinero, ya que necesitaba dinero para un tablero de dibujó,reglas, lápices etc. Al cabo de 20 minutos llegó el bendito bondi, subí y me sente al final como siempre hacia. Recibí la respuesta de mi amigo, confirmando que en 30 minutos estaria en la plazoleta de los transformers, la llamábamos así por que en ella de noche frecuentaban los travestis en busca de sus clientes.
Siempre llevaba conmigo en los viajes de ómnibus los auriculares, escuchar música mientras viajaba era sumamente relajante y acortaba mis viajes, me llevaba a un viaje interno, a un lugar de relax lejos de todo, solo mi imaginación e ideas danzando con la música.
Al cabo de unos 40 minutos empecé a entrar a la ciudad cuando de pronto recibí un triste mensaje de mi amigo.

Wsp: hey a que hora llegas? Los trans me quieren violar, uno hasta da un descuento... Voy a pensar sobre ese descuento... Ya que a pura.

No le conteste, solo solte una sonrisa, la noticia era triste para el, pues a mi me daba gracia.
Cuando llegue a la plazoleta ahí estaba el, sentado en un banco, pantalones negros, camisa blanca y un chaleco te hilos azul Francia.

Sangre En La RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora