¿Alguna vez has sentido una necesidad enorme de abofetear a alguien, debido a la manera en la que maneja su vida? Chase nunca había sentido esa necesidad, pues nunca fue una persona que pudiera expresarse con facilidad, y mucho menos sentir nada malo contra las personas, pues nunca tuvo la oportunidad de interactuar con muchos de ellos; sin embargo, desde hacía un tiempo, ese tipo de necesidad se había establecido como un constante dentro de su ser.
Hace dos meses, escuchó los rumores acerca del asesinato del padre de aquel chico de quién estaba secretamente enamorado. Fue testigo de todo lo que tuvo que sufrir el pobre chico al hacerse cargo del funeral, de las investigaciones, declaraciones, entre otras muchas cosas. Pero lo que más le había causado un enorme dolor en el corazón, fue ver a ese hermoso y anteriormente alegre chico, volverse un cascarón vacío.
Nathan Rivero siempre fue conocido por toda la preparatoria como el chico alegre que hacía reír a todo el mundo y discutía diariamente con los profesores de manera sana, ganándose un amor-odio por parte de ellos; pero ahora, era como si toda la gracia que solía rodearlo se hubiera quedado dentro de la tumba de su padre, y eso era algo que Chase sentía en lo profundo de su ser como una puñalada. Antes, todos sabían de la necesidad del chico de llegar a casa para cuidar de su padre, pero siempre encontraba tiempo para bromear y salir con los muchos amigos con los que contaba, al contrario de lo que sucedía ahora. Cuando terminaba su última clase del día, era el primero en salir casi corriendo de la escuela y dirigirse al mercado a comprar comida o directamente en su casa, deteniendo toda amistad y convivencia.
Las ojeras decoraban constantemente sus ojos y la pérdida de peso se notaba con bastante claridad, causando que toda la preparatoria tuviera sus ojos puestos sobre el chico, ya sea criticándolo o preocupándose por su estado; para todos era claro la depresión que se había apoderado del chico, y sin embargo nadie pudo hacer mucho por él, al final, muchos de los que consideró amigos se alejaron de él para no tener que lidiar con sus problemas, dejando solamente a muy pocos que aún trataban de ayudarle.
Ian McGregor era de los pocos que perseveraban en la amistad de Nathan, y eso era algo que Chase agradecía mentalmente, por lo menos una persona seguía intentando ayudar al chico. Chase quería ser una de esas personas, pero nunca se sintió capaz de hacerlo, antes nunca tuvo el valor de acercarse a hablar con el chico y mucho menos declarar su amor platónico, pues además de ser un cobarde que no puede enfrentar a las personas con las que no convive, nunca tuvo una prueba de que Nathan fuera homosexual, así que no quiso terminar como el estúpido maricón de la preparatoria y se abstuvo de acercarse.
Con el paso del tiempo, y el empeoramiento de la situación, su valor iba creciendo a paso de tortuga, pero estaba decidido a un día poder acercarse y hacer todo lo posible por ayudar a su amor no correspondido.
Justo ese día, se dio cuenta de que si en verdad quería ayudar al chico, tenía que actuar inmediatamente. Todo comenzó con una normalidad asfixiante, de esas que te hacen querer dormir de tan patéticas que son, y sin embargo, el desenlace fue sumamente inesperado.
Ese día, la clase de educación física fue rutinaria, juntándolos en el patio de la escuela y comenzando con una carrera alrededor, tratando de medir el tiempo que cada uno podía realizar en esa distancia. Se habían creado diferentes grupos de chicos, para poder evaluar a cada uno, y en ese momento, el grupo en donde se encontraba Nathan estaba llevando a cabo su carrera.
Chase intentaba disimular su mirada en el chico, por una que evaluara a sus compañeros, pero para todo aquel buen observador, era evidente su mirada clavada en el chico rubio que corría por delante de sus compañeros. Para todos, la carrera era simplemente rutinaria, sin embargo, para los ojos entrenados de Chase, fue evidente que algo no se encontraba bien.
Nathan seguía corriendo por delante de sus compañeros, pero su mirada no era normal, se encontraba cristalizada, y parecía correr más por inercia que por ser consciente de ello, así que sin perder demasiado tiempo, se acercó al profesor.
‒Profesor Frank, creo...
Pero todo sucedió tan rápido como el descarrilamiento de un tren.
El rubio comenzó a acelerar su paso, dejando por mucho a sus compañeros, y cuando se encontraba en su máxima velocidad, cayó al suelo como un costal de papas.
Chase fue el primero en correr, sumamente preocupado por el chico. Cuando estuvo a su lado, fue consciente completamente de lo mal que se encontraba el chico. Grandes ojeras adornaban sus ojos, así como las mejillas hundidas debido a la pérdida de peso que había conseguido. Su cabello estaba más largo de lo habitual; era visible que su ropa comenzaba a quedarle grande y la barba se extendía por su barbilla y mejillas. Chase tragó saliva, sintiendo nuevamente cómo su corazón se estrujaba.
Oh, Nathan...
‒¡Háganse a un lado! –El profesor Frank llegó precipitadamente, apartando a todos los compañeros que se habían acercado, tratando de ayudar.
Nathan fue llevado inmediatamente a la enfermería, mientras todos los estudiantes se miraban entre ellos y cuchicheaban acerca de lo que había sucedido. Chase, lentamente, se fue escabullendo del lugar para poder acercarse a la enfermería. Tenía que saber exactamente qué era lo que sucedía, no era para nada normal que una persona se desplomara de la nada, y mucho menos por las condiciones en las que visiblemente se encontraba.
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Pudo escuchar en un principio que todo el escándalo se trató más que nada por agotamiento extremo, y se recomendaba mucho descanso.
En cuanto escuchó el diagnóstico, partió junto a los demás chicos que se habían acercado curiosos, tratando de no sobresalir, sin embargo, solamente viéndose alejado de ellos, regresó para esconderse en el almacén frente a la enfermería, cuidando a lo lejos al chico.
En todo el momento en que permaneció en ese lugar vigilando, solamente Ian Mcgregor llegó a visitar a Nathan. Para nadie era un secreto que desde la muerte de su padre, el chico había quedado solo en el mundo. Chase rezaba internamente para que el gobierno no se enterara de eso, porque de lo contrario, Nathan se vería internado en un orfanato hasta que cumpliera la mayoría de edad, tuviera o no dinero suficiente para mantenerse.
Un ruido en la puerta de la enfermería lo asustó, cerró inmediatamente la puerta del almacén y escuchó la puerta de enfrente abrirse, junto a voces saliendo de allí; pegó su oído a la puerta para poder escuchar qué es lo que sucedía.
‒....gracias por todo. –La voz de Ian se escuchó claramente, antes de cerrar la puerta de la enfermería, siguieron unos cuantos pasos, y entonces se detuvieron.
‒Ya, no necesito que me acompañes, puedo llegar solo a casa. –Un ruido sordo hizo sobresaltar a Chase, logrando que se encogiera internamente, abrió lentamente la puerta y por una rendija, pudo darse cuenta que el ruido había venido de un golpe que Ian había proporcionado a la pared.
‒No, ¡ya basta! No has querido mi ayuda desde que todo esto comenzó, pero no voy a hacerte caso. ‒Se acercó al rubio y le dirigió una mirada molesta‒. Voy a llevarte a tu casa, y si es necesario, te cargaré hasta tu recámara para que duermas por lo menos un día entero, no sé qué demonios estás haciendo, pero estás descuidando horriblemente tu salud. ‒Nathan tragó saliva visiblemente, causando que Chase apretara con fuerza su agarre a la puerta que sostenía.
‒¡No vas a acompañarme! Esto es una mierda, ¡deja de tratarme como a un idiota! Sé cuidarme solo, así que no necesito de niñeras ni de compasivos que se creen la Madre Juana...
‒La Madre Teresa, Nathan.
‒¡Mierda! No me interesa la historia, pero, ya es suficiente de que te sientas el cuida tontos huérfanos, ¡no necesito tu lástima! ‒Salió corriendo sin más, dejando a su amigo en medio del pasillo, luciendo completamente derrotado.
‒Maldito seas, Nathan. Cada día complicas más todo. ‒Con los hombros caídos, comenzó a alejarse por el mismo lugar por donde su amigo rubio se había marchado.
Chase sintió su corazón estrujarse; Nathan actuaba cada vez más diferente a su yo normal. Tal vez fuera hora de ganar un nuevo amigo.
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Agradezco mucho WFKLDN por tu lectura. Es agradable saber que por lo menos alguien le lo que sale de mi mente

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Regresa
Misteri / ThrillerSoledad. Silencio. Eso es lo único que Nathan desea desde que murió su padre. Tras la escuela, se encierra en su casa, sin salir. Mas Chase, el chico que lo espía desde su escuela, quiere ayudarlo, consolarle, superar juntos aquello. Pero cada v...