Desde el momento en que todo eso sucedió, él no había podido moverse. Su primer instinto fue alejarse de todo y se había adentrado en su habitación,cayendo en la cama boca arriba, y hasta el momento, permanecía en esa posición.
Aún no podía hacer a su mente asimilar lo que ocurrió.
Su padre acababa de morir.
Se encontraba solo.
Hacía solamente un par de horas, su mundo era el normal. Se encontraba en las primeras horas del día dentro de la preparatoria, cuando la llamada llegó.
La llamada que, de haber podido evitar, nunca hubiera contestado.
Todo comenzó desde el primer momento en que puso un pie fuera de su cama.
El agua caliente se había terminado, y tuvo que bañarse con agua fría; su desayuno se quemó por estar a las carreras, y el autobús que debía tomar lo dejó.
Cuando por fin pudo llegar a sus clases en la Preparatoria, la primer clase llevaba ya casi la mitad. La profesora le lanzó una mirada asesina cuando ingresó, pero nada más sucedió.
Hasta casi diez minutos después, cuando su teléfono celular sonó.
–Rivero, será mejor que salga de mi clase de una buena vez. Los demás estudiantes sí están interesados en mi clase. -Nathan sonrió de manera tonta, mirando a su alrededor.
–Claro que no, la mayoría están durmiendo en su pupitre, ya sabe, la clase de historia es la más aburrida....
Unos momentos después, y un borrador menos dentro en la clase, Nathan se encontraba en medio del pasillo, su célular en una mano, y la otra masajeando su adolorida frente.
–Esto es bullying, joder –murmuró, mientras se centraba en la llamada de su celular. Se sintió un poco inquieto cuando, en la pantalla, se vio reflejado el nombre de su padre. Un momento de pánico le invadió antes de apresurarse a responder.
Su padre había sido una figura a seguir, había sido uno de los más grandes héroes nacidos en el ejército de Estados Unidos, pero desgraciadamente, la palabra clave, "era". Todo cambió para mal en el momento en que fue secuestrado junto a un pequeño grupo en Irak, cuando el escuadrón de su padre había sido requerido en aquel país en apoyo a las tropas estadounidenses, hacía solamente cuatro años. Su madre, que siendo la mujer terca que había sido durante toda la vida, había formado parte de aquel escuadrón,y una de las manos derechas de su padre, lo había acompañado durante toda la misión.
Sin embargo, durante aquel secuestro,más de la mitad de los integrantes de aquel escuadrón habían sido asesinados frente a los ojos de capitán Rivero, y uno de esos integrantes, asesinados lentamente frente a él, había sido Katherine Rivero.
Nadie sabía qué era exactamente lo que había sucedido, pero cuando la unidad de rescate había hecho su aparición, el grupo terrorista estaba muerto, un río desangre inundaba el lugar. Y en una esquina, acunando el cuerpo sin vida de su esposa, habían encontrado al capitán Rivero.
Desde ese momento, la estabilidad mental de su padre había caído en picado, por lo que tuvo que ser jubilado prematuramente del ejército.
Nathan, a sus trece años, había tenido que encargarse de su padre, no es que fuera un gran peso sobre sus hombros, ya que el chico amaba a sus padres, pero había tenido que hacer malabares en su vida. El terminar la secundaria, preparatoria, y posteriormente una carrera universitaria eran su meta, ya que estaba seguro de que eso sería lo que sus padres hubieran querido de él. Mientras tanto, con el pago de la pensión otorgada a su padre, Nathan sobrevivía, estudiaba en las mañanas, y en la tarde se encargaba de cuidar de su padre. No había querido internarlo en un hospital, ya que sabía que el principal problema que mantenía a su padre en aquel estado, era la tristeza de verse separado del amor de su vida, de manera tan miserable.
El temor al recibir aquella llamada, era sin lugar a dudas el hecho de que el dinero de la pensión no les alcanzaba para contratar a una persona que cuidara del hombre durante las mañanas, y se veía en la necesidad de dejarlo solo. No era que su padre estuviera tan ido, era capaz de cuidar de sí mismo por un tiempo, sin embargo, la razón de esa llamada lo mantenía inquieto.
–Papá, ¿qué sucede? –preguntó, inmediatamente al contestar. El silencio que se escuchaba del otro lado, solamente interrumpido por los leves jadeos de su padre, no lo tranquilizaron en lo más mínimo–. ¿Papá? –preguntó una vez más, ya haciendo su camino rápidamente por los pasillos de la institución, esperando poder llegar a la salida y tomar un taxi que lo llevara de inmediato hasta su casa.
–Nathan. –Logró escuchar algunos segundos después, sin embargo, la urgencia en la voz de su padre le hizo acelerar el paso. Fue brevemente consciente que acababa de pasar frente al salón de su amigo Ian, y de que este había salido de tal para encontrarlo, pero no pudo detenerse, en su lugar, comenzó a correr–. Nathan, ellos me encontraron, ¡me han encontrado otra vez! –El sonido de vidrio rompiéndose dio paso a gritos provenientes de su padre, insultando a alguna persona. Sorprendentemente, de igual manera, alguien le respondía, con el mismo tono de voz, y pasos se escuchaban por todo el lugar.
Antes de ser atropellado, detuvo a un taxi que pasaba por el lugar, se subió, cerró la puerta con un portazo, y ladró al conductor la dirección a la que se dirigía.
–¡Papá! –gritó desesperado,porque ahora el sonido se había detenido.
–Maldito viejo idiota, ¡dinos de una buena vez en dónde tienes el dinero! –La voz de un hombre retumbó en el oído de Nathan, pero no pudo retirarse el móvil del oído, necesitaba saber qué estaba sucediendo.
–No les voy a decir nada, ¡malditos rebeldes! –El sonido de un disparo se escuchó, al mismo tiempo que un sonido de gorgojeo.
–¡Maldita escoria! –El sonido de golpes secos fue el único que siguió, hasta que la voz de otra persona resonó-. Maldita sea, ¡Timothy, detente de una buena vez! Ese estúpido viejo ya está muerto.
Un dolor en el pecho comenzó a formarse dentro del cuerpo del chico, y apretando con fuerza el teléfono móvil en sus manos, Nathan gritó con fuerza, esperando que todo aquello fuera solamente un sueño.
-¡PAPÁ!
Cuando el taxi se detuvo frente a su casa, abrió la puerta sin detenerse a pensar, simplemente salió del auto y se adentró en su casa. No consideró que la puerta de entrada estaba abierta y salida de sus goznes, ni el hecho de que todo el lugar estuviera hecho un desastre. Comenzó a recorrer con rapidez todo el lugar, esperando encontrar a su padre en todo ese infierno. Esperando encontrar que él estaba bien,que todo eso había sido simplemente un episodio de su enfermedad,que todo eso...
Se detuvo de golpe.
Allí, en donde había sido la habitación preferida de su madre, en medio de un charco de sangre y de paredes salpicadas de rojo, casi irreconocible a causa de múltiples cuchilladas, se encontraba el cuerpo de su padre.
Lentamente, arrastrándose en el suelo, se acercó hacia él, tocando su rostro y mirando aquellos vacíos ojos azules, que lo miraban sin ver, que le demostraban que el hombre había dejado de existir. No le importó que su cuerpo se ensuciara de sangre, ni que el taxista lo llamara con urgencia desde el umbral de la puerta.
Su padre se había ido, al igual que su madre.
Sin fuerzas, ni consciencia, se levantó, y se alejó caminando, subió las escaleras y se detuvo frente a su habitación. Abrió la puerta y entró, volviendo a cerrarla detrás de él, se acercó hasta su cama, y se dejó caer encima de ella, mirando fijamente el techo.
Su papá...alguien lo había asesinado cuando él no estaba allí.
Había dejado solo a su padre, cuando debería haberse quedado a cuidarlo.
Su padre había muerto.
Estaba solo.
Y todo era su culpa.
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Verdaderamente no espero que alguien lea esto, pues tampoco he tenido muchos lectores en mi otra lectura, pero era algo que tenía en mente desde hace mucho, y pude rescatar después de haber perdido todos mis documentos por la muerte de mi laptop anterior.
Si alguien lo lee, por favor, dejen algún tipo de comentario, para saber si les ha gustado
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Regresa
Mystère / ThrillerSoledad. Silencio. Eso es lo único que Nathan desea desde que murió su padre. Tras la escuela, se encierra en su casa, sin salir. Mas Chase, el chico que lo espía desde su escuela, quiere ayudarlo, consolarle, superar juntos aquello. Pero cada v...