Me miré por última vez en el espejo, realmente la ropa de diseñador marcaba la diferencia. Al despertar hace un rato me dí cuenta de que no tenía ropa para ponerme hoy, y si me daba el lujo de ir a mi apartamento a vestirme mi jefe se enfadaría. Oh, espera, mi jefe es mi novio.
El caso es que al salir de la ducha encontré un atuendo de falda de tubo y americana negros y una camisa mangalarga blanca en la cama junto con ropa interior sexy de seda negra y un par de zapatos nada más ni nada menos que de Christian Louboutin negros y mi amado novio con una de sus sonrisas que enamoran."Vaya, te gusta el negro"
"¿Se nota?" Dijo con las mejillas sonrosadas.
"Sí" Le sonreí tiernamente. "Es perfecto, muchas gracias Justin" me incliné hacia arriba para darle un casto beso en la comisura de los labios.
"Es perfecto por que lo llevas tú, te quiero tanto _______, ni te lo imaginas... todos estos años detrás de tí en la sombra y ahora estás conmigo, es algo irreal, me siento como en las historias de amor cuando tu amor inalcanzable te corresponde"
Mis ojos picaban. "Oh, Justin, siento lo mismo, estaba tan enamorada de ti, tan jodidamente enamorada... Oh lo siento, yo y mi diarrea verbal" me disculpé.
"La disculpo futura señora Bieber" se acercó a mí y me abrazó por la cintura.
"Eres un chico bueno"
Su sonrisa se hizo presente y nos unimos en un beso. Me separé un poco; "Un momento, los chicos buenos no besan tan bien"
"Joder, ¿cómo que no?" y volvió a besarme.
Tuve varias miradas en la oficina, algunas de sorpresa y algún que otro cuchicheo, lo típico cuando pasas de llevar ropa de tiendas normales a llevar un traje de Chanel y unos zapatos de Christian Louboutin. Me encantaba ser el centro de atención y no por que estaba cagándola, aunque ahora ponía en duda que me gustase ser el cuchicheo de las marujas de la oficina y ser catalogada como la caza-fortunas-del-año.
¿Me importa? Claro que no. Me puse a trabajar y ví la montaña de papeles que tenía entonces, aquí hay algo mal, normalmente me suelo ocupar de las quejas y pedidos de los hoteles. Revisé el primer archivador y en efecto era una queja de un huesped, tenía más de 20 encima de mi mesa. Normalmente esa cifra la alcanzamos en cinco o seis meses y a veces mucho más.
Suspiré mientras entraba en el ascensor con todos los documentos encima y le daba a la última planta, la del señor Jeremy Bieber, esto era algo que debía ir directamente a él.
Salí del ascensor y me fijé que las secretarias no estaban, quedé frente a la puerta de la oficina de Jeremy y llamé.
"Adelante"
Abrí y entré preparándome mentalmente.
"Señor Bieber" dije a modo de saludo.
"García, ¿a qué debo tu visita?" Dijo hipócritamente.
"Tengo 45 quejas, solo de éste mes" dije seria intentando ignorar el tono en el que me había hablado.
Y entonces, solo entonces, pareció percatarse de que estaba cargada con los papeles y su cara cambió a una de confusión.
ESTÁS LEYENDO
|• Mi Jefe 2 •|
FanfictionCuando Justin Bieber, el jefe de _____ García le confiesa su amor en una romántica escapada a Londres ella no puede evitar confesar que también está locamente enamorada de su oh tan gruñón jefe. Ahora deberán enfrentarse a Jeremy Bieber, el estricto...