2.

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Caos en mi vida

Al contrario de lo que cualquiera pudiera pensar, cada vez que releía mi cuaderno, mi primera historia de amor junto a la gran pérdida de mi vida, después me encontraba bien. Era terapéutico para mí, porque después ya no tenía necesidad de llorar más o de acurrucarme en la cama.

Simplemente estaba bien, aunque mi vida siguiese siendo un caos.

Así que, cuando volví a guardar el cuaderno en su sitio, me puse a trabajar con todos los documentos que tenía encima de la mesa, para que mis socias no me pudieran echar nada en cara el próximo lunes. Horas más tarde había conseguido acabar con casi todo aquel papeleo y también le había dado un repaso a mis anotaciones sobre la obra española, en cuestión, que iba a editar.

Yo estaba convencida de ello.

Cuando miré el reloj de mi muñeca me di cuenta de que ya se había pasado la hora de plegar, así que tras recoger mis cosas, salí de mi despacho con intenciones de ponerme rumbo a mi casa, a mi ático en el centro de la ciudad de Nueva York.

Recorrí los pasillos, de camino al ascensor, y observé que ya no había casi nadie en la editorial, lo normal a aquellas horas, por eso no pensé en que alguien me pudiese detener. A decir verdad, nadie lo hizo. Pero cuando llegué a la entrada de la planta, donde había un gran cartel que ponía Editorial MJ&CM, y entré en el ascensor, alguien entró justo detrás de mí.

Un segundo después las puertas se cerraron.

-¿Qué haces aún aquí?

-Quería hablar contigo-yo resoplé de forma audible, pero le hice un ademán con la mano para que hablase rápido-. Oh, perfecto, veo que estás de mejor humor-ironizó poniéndose justamente enfrente de mi para que poderme mirar a los ojos.

Mi cara a veces no demostraba ningún sentimiento, siempre y cuando yo lo quería, mi expresión era tan dura y fría como el granito, pero ellas con el tiempo habían conseguido descifrarme a través de mi mirada, a través de mis ojos verdes.

-Dinah Jane, al grano, me gustaría ir a casa con mi novia.

La palabra novia todavía sabía rara entre mis labios, pero era verdad, había rehecho mi vida, o eso creía yo, aunque tardé más de lo pensado. Pero a día de hoy tan solo tenía días malos en los que no quería saber de nadie, ni siquiera de mi novia.

-Estoy preocupada por ti... Estamos, todas lo estamos.

-Ha sido un día malo.

-Casi todos los días son malos para ti-eso no era verdad, al menos no del todo-. Creí que habías rehecho tu vida con Sarah. Lleváis juntas casi tres años, estáis viviendo en tu ático. No entiendo como no la has podido olvidar ya, Laur.

Yo la miré con los labios fruncidos pensando en cómo contestarle..., bueno, mejor dicho, en como contestarle sin que ella se ofendiese o se enfadará conmigo. Al parecer tardé mucho más de lo deseado porque las puertas del ascensor se abrieron tras ella:

-¿Quieres decirme algo más?

-Lauren...

-Sarah me está esperando en casa, Dinah Jane-le contesté pasando por su lado para salir de allí-. Nos vemos el lunes a primera hora.

Y yo me dirigí por aquella planta inferior, el garaje, ya casi vacía de coches hasta encontrarme con mi precioso Lamborghini color negro mate, el cual había sido el auto preferido de mi padre y del cual jamás me desprendería. Levemente pasé mi mano por la carrocería negra y después lo abrí con las llaves en el lado del piloto.

Enamorada por primera vez (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora