6.

7.5K 467 69
                                    


A solas (II)

-Así que, aquí estas.

Rápidamente mi cabeza se giró hacia la puerta para encontrarme con Camila.

-Aquí estoy.

Y fue como vivir algo que ya había vivido.

Y fue como volver a estar con ella anoche en mi casa.

Momentos después, me giré hacia mi escritorio para que no pudiera verme la cara; estaba nerviosa y abrumada por todo lo que me estaba pasando a mí alrededor, y no sabía cómo mi rostro iba a reaccionar ante todo. Durante unos segundos, sentí como mis mejillas quemaban con ardor. Jugué con aquellos documentos que debía firmar antes de irme hoy, para después sentarme en mi silla del escritorio.

Todo ello sin mirar a Camila.

-¿Cómo ha ido con Bieber?

Y yo seguía sin mirarla dejando que mis mejillas volvieran a su color natural.

-¿Te acuerdas de él?-su voz sonó entre divertida y sorprendida.

-Claro que sí.

-¿Normani te lo tuvo que recordar, verdad?

En aquel momento sí que levanté la cabeza de entre aquellos papeles para mirarla directamente a los ojos. Ella estaba mucho más cerca de lo que me había imaginado, literalmente, solo era la mesa de caoba lo que nos separaba.

Estábamos una enfrente de la otra.

-Claro que sí.

Y escuchar su dulce carcajada fue como un disparo en el pecho.

No fue doloroso, ni nada por el estilo, pero fue una sensación de haber sido atravesado por algo a quemarropa; me dejó totalmente aturdida. Mi mirada se perdió en algún punto y no pude escuchar nada más. Durante unos segundos me sentí..., bueno, no sé cómo me sentí.

-¿Estás bien?

Y su voz volvió a sonar mucho más cerca que antes.

Cuando volví en sí, Camila estaba apoyada en mi escritorio a menos de un metro de mí. Y fue como verla de nuevo otra vez aquel día; su falda de tubo negra se ajustaba totalmente a su cuerpo como si hubiera sido diseñada especialmente para ella, y luego el pequeño escote de su camisa azul cielo no pasaba desapercibido para mí. Siempre me había fijado en lo bien que le quedaban aquellas faldas, pero ahora, ahora me estaba dejando sin aire...

-Sí,...-murmuré intentando encontrar mi voz, y esperando a que no me temblara al igual que me temblaban las piernas- yo solo... no dormí muy bien y estoy cansada.

-As que, ¿no dormiste bien?-me preguntó con un evidente coqueteo-. ¿No tuviste buena compañía?

Y no sé por qué, pero en aquel momento deje de estar nerviosa, o al menos, la gran mayoría de los nervios se fueron, o quizás los ignoré. Y por primera vez en aquel día, me sentí de nuevo yo misma.

Por fin parecía que había encontrado mi esencia en este lunes:

-No, de la compañía no me puedo quejar.

Suavemente, me levanté de la silla para quedar mucho más cerca de ella, medio acorralándola contra mi escritorio, y su olor fue como otro disparo, pero diferente al anterior. Fue un disparo que me quemó de arriba abajo, dejándome con la boca seca y con un vacío que bajaba lentamente hasta llegar entre mis piernas.

-¿Y quién fue la afortunada?

-Mmh... no creo que la conozcas.

-Ponme a prueba.

Enamorada por primera vez (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora