En llamas.

11K 721 140
                                    

     Yuriel llevaba dos semanas evitando a toda costa a Evan Morgan. Simplemente no tenía ganas de ver el rostro del fanfarrón, y menos después de aquel terrible encuentro en los sanitarios. En donde le había pedido perdón y su orgullo había sido herido por completo.

     Cuando veía que Evan se aproximaba, Yuriel se escondía en cualquier lugar que fuese capaz de ocultar su presencia. Y así se evitaban, ambos, la molestia de verse nuevamente.

— ¡Yuriel! — Gritó una chica que se encontraba a escasos centímetros de él.

     Yuriel se giró y se encontró con su novia, Sara. Una chica agradable que había conocido en un café hace más o menos tres meses. 

— ¡Sara! —Saludó con una sonrisa.

     Estaba feliz de verla.

— ¿Podemos hablar? —Musitó la chica mientras bajaba la mirada.

— ¿Pasa algo? –Yuriel se acercó a ella.

     Sara comenzó a jugar con sus dedos, algo que hacia cada vez que algo la estresaba. Luego levantó la vista mientras se acomodaba la mochila en el hombro.

—Creo… creo que lo nuestro no funciona —Yuriel la miró sorprendido—. Eres muy guapo, me encanta tu aspecto, pero… no eres lo que yo esperaba.

     Sara bajó la vista nuevamente y luego se dio media vuelta, marchándose de allí.

     Yuriel, aun estupefacto, observó como la chica se marchaba ¿Por qué? ¿Qué había hecho mal? Nunca la había engañado, nunca la trato mal, nunca hizo algo para herirla. Se dejó caer al suelo, esta vez no tenía ganas ni de caminar, tampoco de ver, ni respirar. Ni si quiera sabía qué sentir, era una mezcla de sorpresa, confusión, tristeza y Dios sabe qué más.

     Esa no era la primera vez que lo dejaban, de hecho ya había perdido la cuenta. No entendía que era lo que hacía mal. Todas las chicas que lo dejaban decían lo mismo: “Eres guapo pero no eres lo que esperaba”.

     ¿Qué demonios esperaban las chicas de él?

—Jesús Yuriel ¿sigues vivo?

     Levantó el rostro para ver quien le hablaba.

     Era Kevin.

— ¿Qué te pasa? —Kevin observó a Yuriel, y se dio cuenta de que el chico lucia deprimido—. ¿Por qué la cara enfurruñada?

     A Yuriel se le escapó un suspiro de los labios.

—Sara… Sara dice que lo nuestro no funciona.

     Kevin se acercó y se sentó a su lado.

— ¿quieres ir por un café?

— ¿Eh?

—Mi madre dice que los malos momentos se resuelven con una taza de café caliente.

—Creo que paso por hoy –Yuriel sentía como sus ánimos iban cada vez más abajo.

—Vamos, levántate—Kevin tiró de su brazo hasta que logró ponerlo de pie.

—De acuerdo —Musitó Yuriel, aceptando de mala gana. De todas formas no tenía nada mejor que hacer.

     Llegaron a “Coffi ToKi” un pequeño restaurante de Tokio decorado de manera acogedora y cálida que se encontraba abierto las 24 horas del día. Vendían bebidas calientes, y otras bebidas, además de deliciosos bocadillos y platillos.  Era famoso, pero especialmente conocido por su dulce y cargado café que sin duda alguna provocaba en quien lo bebiera  un subidón de energía que proporcionaba ánimo inmediato, lo necesario para un día pesado.

Polos opuestos (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora