Compañeros de habitación.

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—Yuriel, aléjate un poco.

     Al final, Evan había decidido dormir al lado del pequeño Yuriel Lewis. Se había hecho al otro lado de la cama, lo más alejado del chico. Pero por alguna razón Yuriel se le había acercado por completo y estaba pegado a su cuerpo, demasiado cerca.

— ¡Yuriel! —Volvió a decir Morgan —. Aléjate, estas muy pegado.

     Lewis no le escuchaba ya que él aun seguí en el mundo de los sueños y no tenía planeado abrir los ojos hasta dentro de tres horas.

     Evan sintió como los brazos de Yuriel se aproximaban aún más y se tensó al percibir las cálidas manos del pequeño acomodándose entre su pecho, descendiendo lentamente por su abdomen hasta que finalmente las terminó colocando sobre su cadera. Luego acomodó su cabeza entre los brazos de Morgan.

— ¡Oye! —Reclamó Evan —. Deja de meter mano.

     Yuriel abrió los ojos al escuchar los gritos de Morgan. Se dio cuenda de que lo estaba abrazando y al ver la incómoda situación en la que se encontraba se apartó de Evan lo más rápido que pudo; pero tras haberse separado tan apresuradamente se cayó de la cama, terminando en el suelo. Giró la cabeza en muchas direcciones, confundido, y se incorporó apresuradamente.

— ¿Qué hago aquí?

     El chico recordaba haberse quedado dormido en la sala. ¿Había caminado sonámbulo hasta la habitación de Evan? No, eso era lo menos probable. Pero qué demonios hacia allí entonces.

— ¿Eres de esas personas que tras haber manoseado a alguien finge no recordar nada?

— ¡Yo no te manoseé!  

— Faltaba poco para que me tocaras el trasero.

     Yuriel se sonrojó abruptamente. 

— ¡No fue mi culpa!

     Evan sonrió de lado.

—Si tú lo dices.

— De todas maneras —Siguió diciendo Yuriel — ¿Cómo terminé aquí?

     Morgan se encogió de hombros de manera despreocupada.

— Yo te traje. 

     Yuriel se quedó parado, observando con incredulidad al chico.

— ¿Kevin te pagó?

     Evan lo fulminó con la mirada y se volvió a recostar en su almohada.

— La próxima vez dejare que duermas en la terraza.

— ¿Hablabas en serio?

     Morgan entrecerró los ojos y se acostó de lado.

— ¿Por qué mentiría?

     Yuriel se cruzó de brazos.

— No sé. ¿Por qué lo harías?

     Evan no respondió, solo cerró los ojos y se llevó una mano a la cabeza con lentitud.

— Deja de provocarme jaqueca tan temprano.

     Yuriel puso los ojos en blanco.

— No puedo creer que vas a seguir durmiendo. ¿No es muy incómodo dormir cuando los rayos del sol golpean la ventada con potencia?

— No — Aseguró Evan —. Lo incomodo es tratar de dormir con tu voz. Eso sí que es una molestia.

     Yuriel lo miró con incredulidad y se sentó en la cama, observando al chico que había cerrado los ojos y parecía estarse quedando profundamente dormido. Levantó su brazo y le picó el pómulo a Evan con el dedo índice.

Polos opuestos (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora