Un día más abro mis ojos, la luz me encandila y en consecuencia cierro los ojos tallandomelos.
Otro día en este asqueroso colegio, eso pienso al ver que no estaba en mi deliciosa cama sino en el estúpido pupitre.
La única razon que me motiva a levantarme del colchón king size, es el papacito de mi profesor.
El es el dueño de mi sueños húmedos, de mis pajas intensas; las mejores fantasías son solo con el. Y la verdad pues como no puede ser el, si es el sueño de toda chica y en mi caso de un gay de closet.
Un tipo alto, ojos color almendra, cuerpo escultural, manos grandes y anchas, cabello color azebache, tracero de un buen tamaño y lo mejor de todo... Un paquete grande y no es que lo haya probado, solo que con los pantalones ajustados que se coloca cada viernes, se le marca tan sensualmente que exita hasta al más heterosexual.
Una palabra que lo describe perfectamente es "CALIENTE"
Y claro el dueño de mis fantasías tiene un nombre, que me encanta gemir cada día y ese es "Damian".De tanto pensamiento erótico hizo despertar a mi pequeño amigo y claro que estás son las ocasiones en las que agradezco tener un pene pequeño e igualmente en ser gay, pero que cuando me pongo a pensar si hubiera nacido heterosexual, pobre de la mujer a mi lado, no la hubiera podido satisfacer.
Suena el toque de salida, me levanto rápidamente listo para salir de esta cárcel y añorando llegar a mi habitación para fantasear más con mi sensual profesor.
-Scott, por favor espera-
Al escuchar su voz sentí un escalofrío placentero recorrer mi espina dorsal, me acerqué lentamente, sin quitarle los ojos de encima, fijandome en sus seductores labios.- Lo lamento, pero te tienes que dar hoy, ya que no has entregado ningún trabajo respectivo al día de hoy y hasta estado vagando en tus pensamientos.
"Pues lo único que tengo en mi cabeza es que tal me joderias"- Pero profesor, no es mi intención, solo que he tenido una mala racha, solo es eso, deme una oportunidad mas-
Clavo mis ojos en los suyos, mis labios hacen un puchero para hacerme ver lindo... Bueno más de lo que soy.
- ¡No!, Ya te di las suficientes como para que me vengas a decir eso, por favor ve a sentarte y a trabajar, hasta que termines te puedes ir-
Me dijo seriamente, su mirada era fría pero exitante.
Me di vuelta hacia mi asiento y me puse a trabajar en compañía de mis audiofonos.
Damián mientras tanto se ponía a revisar no se que cosas,yo discretamente me queda obsevandolo.