Capitulo l:Bienvenido a Wedgemore.

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Cada día parecía tener menos sentido.Era despertaste a otro día pero la misma mierda, había aveces en las que me rendía a no levantarme pero había una extraña sensación en mi, una pequeña voz pidiéndome a gritos que algo me esperaba o eran los gritos de mi mama que me exigía levantarme de la cama.

-¡Daisy levántate ahora mismo de tu cama, no llegaras tarde a tu primer día!.-Grito desde la cocina.

-¡Vale! Ya estoy levantada.-Respondí al tiempo que me levantaba, agarre una toalla y al fui corriendo hacia el baño, mire por la ventana, observando otro día nublado con nubes grises y negros acercándose pero una escalofrió recorrió mi espalda como nunca antes, que me hizo temblar y casi tropezarme, algo mas se acercaba...

Unos golpes a la puerta del baño comenzaron a sonar obligándome a salirme de mi burbuja de pensamientos.

-¡Daisy!.-Grito mi madre,

-¡Mama por dios! ya voy.-Grite molesta y me metí a la ducha, el caliente agua recorriendo cada parte de mi cuerpo, sentí como me mis músculos se ponían menos tensos pero aun así con el ardiente agua podía sentir ese espeluznante escalofrió, lo había sentido todo el verano pero jamas tan fuerte como ahora.

Vestida, algo maquillada y con el cabello marrón oscuro desordenado con ondas por todas partes las puntas llegando a la espalda baje las escaleras con un animo de querer matarme.

-¡Daisy te ves tan linda en tu uniforme!, Esto merece una foto.-Mi madre con una rapidez sobrenatural saco su teléfono de su bolso y los flashes comenzaron a disparase.

-Mama no por favor, me veo horrible.-Hable al tiempo que me tapaba el rostro.

-Se las enviare a tu abuelos, verán como has crecido y lo hermosa que estas.-Guardo su celular y luego me abrazo fuertemente, olía a lavanda y a mi perfume.

-¿Mamas, te has puesto mi perfume?.-Pregunte alzando una de mis cejas, gesto típico que hacia cuando algo no me agradaba.

-Si,si, ahora vamos Daisy que vas a llegar tarde.-Comenzó a darme empujones hacia el auto y nos subimos rápidamente.

Mientras nos acercábamos comencé a ver el enorme póster de mi escuela, aquí vamos me dije a mi misma, mantente fuerte Daisy.

Wedgemore Secundaria, Academia de los caballeros luchadores y junto a el una Imagen de unos caballeros vestidos con armamentos y con sus espadas al aire, mientras uno tena en una mano la copa, la famosa copa de Wedgemore.

Podía ver como los arboles que empezaban a dejar caer sus hojas por la entrada, el viento jugando con ellas y todos los arbustos sin vida tiemblan,  La punta de los edificios a poco de derrumbarse, el color gris se las enormes murallas volviéndose color verde vomito y las anchas puertas de madera lentamente oxidándose , el lugar había perdido su color y belleza , supongo que había cambiado mucho desde hace dos años.

-Vas a estar bien cariño.-Sentí la suave y dulce mano de mi mama sobre mi brazo, la mire, viendo dentro de esos ojos azules y profundos, como los mios y su cabello rubio, corto y liso por encima de su frente, su cálida sonrisa que siempre trataba de levantarme los ánimos.

-Gracias mama, Nos vemos después.-Le di un beso y un fuerte abrazo, salí del auto y con la mano me despedí, el auto arranco y podía ver como lentamente las luces desaparecían de mi vista.

Gire para enfrentarme a mi nuevo futuro bueno no tan nuevo, había estado aquí antes pero me sentí como una extraña como nunca antes, era algo asi como deja-vu.Conoces el lugar pero aun así te sientes perdida, una total desconocida hacia algo que ya conoces.

Escuche como la primera campana sonó y con rapidez camine hacia la enormes puerta de Wedgemore, entre y el aire se volvió mas cálido pero pesado, note como todos me estaban mirando,puede escuchar en un susurro.

-¿Ella no es Daisy Brantley?.-Pregunto una voz femenina a lo lejos.

-Si, me han dicho que su papa se volvió loco y que su mama y ella tuvieron que irse por un año a vivir a Inglaterra.-Respondió otra voz.

-Era Irlanda, por cierto.-Hable fuertemente,hubo un silencio de muertos y luego la segunda campana sonó y como pequeños insectos todos se fueron rápidamente hacia sus clases sin apenas mirarme.

Me eche a correr hacia el baño cuando me tropecé con alguien, mis libros estaban en el suelo , no me atreví a mirar a la persona con quien choque porque mis ojos estaban llenos de lágrimas, con rapidez agarre mis libros, una mano blanca delgada y pálida me paso uno de mis libros, pude sentir su aroma, era fuerte pero dulce, era uno de los perfumes mas delicioso que había olido de un hombre, agarre todos mis libros y me puse de pie con agilidad

-Gracias.-Dije casi en un susurro y me fui hacia el baño con ese exquisito aroma en mi nariz.

Ese olor, ese exquisito aroma, es como si algo se hubiera despertado en mi, era un una sensación desesperante y de temor pero a la vez lenitivo y tranquilizante, ¿Quien era esa persona?.

Definitivamente hoy iba a ser una día muy extraño.

Al llegar a mi primer periodo, todos los ojos estaban puestos sobre mi, escuche risas y voces, ignóralos Daisy.

-A llegado Tarde Señorita Brantley.-Tomo un papel y escribió algo rápido sobre el.-Bienvenida de nuevo a Wedgemore.-Dijo en un tono mas amable.

Me senté en la ultima silla de atrás para que nadie me pudiera mirar, comencé a sacar mis libros de matemáticas cuando escuche alguien susurrando mi nombre.

-Daisy.-Gire a mi izquierda y ahí la vi, Sam me sonreía mientras me saludable moviendo su mano.Samantha era de mis amigas que conocía desde primer año de secundaria, era guapísima con su larga melena negro carbón con ojos verdes como de gato y nariz finada como de escultura griega, volví al recuerdo cuando  los chicos nos nominaron a las dos las chicas mas guapas de primer año, eramos una de las chicas mas popular de Wedgemore por lo cual me sorprendió que me quisiera hablar, era la nueva "bicha rara", Le sonreí de vuelta y le susurre

-Hola Sam.-Vi como escribió en un papel algo y luego me tiro a mi mesa, Lo abrí y leí:

¿Donde has estado?, te fuiste sin ni siquiera un adiós, ¡Me debes una perra! siéntate conmigo afuera, me tienes que contar todo!.

Me reí para mis adentros y asentí con la cabeza.

Tal vez hoy no iba a ser el peor dia de mi exsistencia, tal vez. 

Esplendor en llamasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora