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En algún edificio de Ikebukuro
Al contar con tiempo considerable antes de encontrarse con Shinra, que no le cuestionó más de la cuenta cuando su amigo le pidió que se reunieran en el Hospital de Raira, Izaya Orihara llegó a la parte más alta del edificio dónde sabía que hallaría a las víctimas de Hisame Minamoto. Las cuales también eran víctimas indirectas de sus acciones, las del monstruo y, por supuesto, las propias.
Cuando Izaya llegó al último rellano, las quejas de Mairu le bastaron para saber dónde estaba tendida. Se acercó sin prisa alguna y se dejó caer de rodillas.
–¿No te dije que te limitaras a mantener la rutina, Mairu? –dijo el informante con voz despreocupada.
En respuesta, la gemela frunció el ceño y, de alguna manera, su hermano supo que expresión adoptó. Reconoció para sí que ese detalle le brindó cierta felicidad y, aunque no se lo dijo, Mairu sintió lo mismo.
–¿Está Namie-san aquí?
–Sí –dijo Mairu–, está por detrás de ti.
El tono de voz de su hermana, le hizo saber a Izaya que, aunque heridas, ella y Namie estaban fuera de peligro. Hecho que pensaba considerar cuando tuviera que lidiar con el extranjero.
Izaya se concentró en prestar atención a los alrededores y a él llegaron los sonidos de la respiración entrecortada pero persistente de sus ayudantes.
–Mmm. ¿Cómo pasó?
–Dímelo tú, Iza-nii. Lo que sé ahora es que resulta más efectivo para inmovilizar una pistola eléctrica que polvos o líquido irritante... ¿Dónde está Kuru-nee?
–A salvo. Ya podrás verla más tarde –dijo Izaya encogiéndose de hombros–. Con respecto a esta situación, voy a darte mi opinión de cómo sucedieron los hechos: seguramente conociste a una tal Martia, sobrina de Minamoto-san, y le habrás soltado alguno que otro detalle de tus hermanos, ¿cierto? Eso debió de suceder y, cómo esperaba, al final habrás querido unirte a nuestra empresa, ¿no? Lo reconozco, Mairu. Me tienes totalmente decepcionado. Tenías que haberte mantenido firme en tu odio o cómo sea que le llames a ese sentimiento. Después de todo, ¿no querrías tener un propósito y valor? ¿No algo que al compartir los simule? Siempre serás una completa hipócrita.
–Iza-nii, juro que voy a borrarte la sonrisa de la cara.
El informante sonrió y dejo escapar una risilla un tanto agradable.
–No lo pongo en duda. ¿Qué podría hacer si quisiera evitarlo? Nada en realidad.
–No creo que alguien piense eso. No quieras despertar lástima.
–Eso es algo que puedo dejar que haga Shizu-chan. De momento.
–Eres desagradable.
–Ah, ¿y qué eres tú? ¿Piensas dejar que me las arregle por mi cuenta? A Kururi no parece sentarle mal ser como debía serlo. Antes de que se les metiera esa idea a la cabeza de formar a un ser humano ideal. En serio, Mairu, ¿cómo puede ser posible que piensen que pueden plantearse algo como eso?
–Debe de ser genético. Tampoco creo que puedas amar a la humanidad.
–Me gustaría poder contradecirte. ¿Te parece que el imbécil de Shizu-chan es humano? Si lo es, tienes razón.
–No lo sé...
Ante el titubeo, Izaya apretó los dientes y se giró hacia los grandes ventanales que dejaban entrar las diversas luces de Ikebukuro al interior del edificio (aunque ya no fuera capaz de apreciarlas). En tanto, Mairu se acomodó en el regazo de su hermano.
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Duelo de Monstruos
Fanfiction"Apenas lo vio aquel día en Raijin, el monstruo se dio cuenta de que Izaya era peligroso. Pero, aun con lo hecho durante años, las riñas y manipulaciones, no lo creyó capaz de ir tan lejos... Se prometió que no alargaría el encuentro con el informan...