Después de aquello, ambos vampiros habían vuelto a enterrar el ataúd –esta vez vacío–. El híbrido se había limitado a sentarse sobre una lápida, cruzando sus piernas femeninamente, repitiendo lo guapos que eran y la vergüenza que le daba estar en aquella ropa tan poco atractiva frente a tanta sensualidad y belleza masculina.
Pocos minutos y varios intentos frustrados de Grell por seducirlos y convencerlos de hacerlo allí mismo, estaban listos para irse. Ambos seguían algo reticentes alrededor del pelirrojo, un híbrido de demonio y vampiro era peligroso. Por si aquello fuera poco, no sabían gran cosa sobre los súcubos, pero era de conocimiento general que esa clase de demonios absorbían la energía de sus presas a través de las relaciones sexuales.
Al llegar a la mansión, habían dejado al menor en el cuarto en que lo habían tomado por primera vez, dándole una amplia selección de ropa –tanto masculina como femenina– para que escogiera, además de toallas, un cepillo para el cabello, y le habían dicho que había un cuarto de aseo anexado a la habitación en caso de que quisiera darse un baño.
—Volveremos en una hora— había dicho William—. Entonces te enseñaremos el lugar.
Luego, habían ido al estudio, cerrado la puerta con llave, se habían servido whisky, y se habían sentado en los sillones de terciopelo negro a discutir la situación.
Adrian es el primero en hablar.
—¿Qué haremos con él... ella-uh, lo que sea?— pregunta.
El moreno aprieta los labios.
—Es peligroso— dice—. Pero no podemos hacer a Grell a un lado, ni acabar con su vida. Es nuestra pareja y sabes tan bien como yo que no encontraremos a alguien más si nos deshacemos de él— da un trago a su licor.
El peliplateado apoya su mentón sobre una mano.
—Hm, lo sé— chasquea la lengua—. El ejemplo de nuestros padres es demasiado claro como para ignorarlo. Un matrimonio arreglado por conveniencia, cada uno con un amante a escondidas... eso no es lo que quiero. Después de todo, fue lo que acabó con sus vidas— exhala, balanceando el líquido en su vaso.
William ajusta sus lentes.
—Entonces... ¿qué hacemos?— inquiere— No podemos prescindir de él, pero tampoco dejarnos llevar totalmente –al menos, no aún— suspira.
El mayor da un trago a su licor.
—Mhm... yo digo que lo mantengamos controlado. Cerca, pero no lo suficiente como para que nos mate— lame el sabor del alcohol en sus labios—. He, he... es gracioso; no podemos morir por pérdida de sangre, pero lo que Grell absorberá de nosotros no es sangre, sino que nuestra energía— se recuesta en el respaldo del sofá—. Es interesante.
—Hm... sí, interesante— de otro sorbo, acaba con el líquido en el vaso—. Aún así, no sabemos lo suficiente sobre los súcubos, ni los demonios en general— frunce el ceño—. Qué problemático.
—Aún nos quedan más de treinta minutos para que se cumpla la hora— dice el otro—. Aquí tengo varios libros que nunca leí por falta de tiempo, sobre Demonología. Podríamos hacer algo así como un curso rápido sobre el tema— sugiere, antes de acabarse su whisky de un trago.
Entonces dedican el resto de su tiempo a eso, sumergiéndose en las páginas de los viejos tomos.
Al cumplirse la hora establecida, dejan los libros en sus respectivos lugares y se dirigen a la habitación. Al abrir la puerta, la mayoría de las ropas seguían sobre la cama, y una de las toallas estaba sobre un biombo en una esquina del cuarto. Esperando que estuviera en algún lugar fuera de vista, buscan alrededor por la habitación por unos pocos minutos.
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Su presa, su pareja. [UndertakerxWilliamxGrell/Undergrelliam]
FanfictionGrell Sutcliff es el torpe y desastroso mayordomo de Katherina Blackwood, una joven aristócrata que es invitada a una fiesta en la oscura mansión Crevan. Allí descubrirá que las historias de vampiros y criaturas sobrenaturales como los demonios son...