¡Extra 3!

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¡Ya vamos por el tercero! Como pasa el tiempo :') A pesar de que este extra llevaba muchiiiiiiiiisimo tiempo pensando hacerlo, soy una vaga y tengo ciento un cosas que hacer y lo he dejado completamente, pero gracias a la magia de Taylor un poco de inspiración ha llegado del paraíso a mi cabeza :)

Por cierto, este extra se compone de dos partes ya lo entenderéis a la hora de leer el segundo; en este narrará Xander y en el siguiente narrará Klaus. Sin más dilatación, comencemos:

-Pasa, siéntate -pidió Taylor, invitándome a pasar al interior de aquel cuarto demasiado ordenado para ser de aquel dueño que tenía, cerrándome la puerta una vez me atrapó en su interior, vistiendo una sonrisa humilde que en el rostro de ese salido podía significar mil y una fechorías-, ponte cómodo.

-No hace falta, me iré en un rato -tartamudeé entrando sin distanciar mi mirada de él, como si al hacerlo se fuera a precipitar sobre mi. Me senté en la silla de su cuarto, llevándola lo más lejos de él y de su cama; no se que piensa o que puede pensar, pero es Taylor, no me fió un pelo de él.

-Qué aburrido eres, puedes quedarte aquí el tiempo que quieras- sugirió él sonriente, sentándose sobre su cama lanzándome una mirada feliz en la que podía ver un pequeño diablillo saludándome siendo consciente de lo que me aguardaba.

-Vengo a hablarte de algo serio, así que te lo comentaré y me iré -mascullé cogiendo todo el aire posible para hinchar mis pulmones y agrandar mi pecho, tal vez para parecer mayor e imponente, pero de alguna manera Taylor parecía indiferente a aquello-. Klaus y yo estamos saliendo, es algo serio, por eso mismo me gustaría que te relajaras y que no fueras tan "cariñoso" con mi Klaus -expliqué marcando las comillas con mis dedos; era escalofriante ver como la sonrisa de sus labios se extendía y se volvía afilada, era de temer aquella expresión.

-Acepto con una condición -comenzó diciendo mientras se volvía a colocar en pie, caminando hacia mi con paso firme y una mirada provocativa clavada en mis ojos; dentro de mi cabeza sonó una impertinente alarma que me exigía escapar a toda prisa de aquel lugar, todo mi valor se había evaporado y desaparecido como el vapor. Traté de huir arrastrando la silla por el cuarto, pero se me olvidó un factor importante: las paredes, resulta que existen y funcionan para construir un cubículo estrecho cuya finalidad es no darte escapatoria ante un violador, un claro ejemplo era esta misma situación. Me levanté de la silla y corrí a la puerta al igual que él, que al percatarse de mi cobardía entendió que su victoria estaba próxima; traté de abrirla justo en el momento en el que su puño golpeó la madera de esta volviendo a cerrarla sin dejarme escapatoria-. Deja que termine de hablar, no me interrumpas.

Traté de agarrar el pomo, pero Taylor acortó la distancia entre nosotros, colocando sus brazos a los lados de mi cabeza sin distanciar la mirada ¿por qué no dejaba de observarme de esa manera? ¡Joder, voy a acabar por tirar la puerta abajo!

-¿S-sabes, Taylor? Puedes seguir comportándote como quieras con él ¡violalo si te apetece! ¡Ahora déjame ir!-rogué riendo nervioso, agitando el pomo como si toda la culpa fuera suya; pero Taylor no se movió, solo soltó una carcajada muda mirándome cercano e imponente.

-Qué novio más malo eres, alguien debería darte una lección -comentó el moreno acariciando mi cabello ¡maldito el gesto aquel que me hizo temblar como un condenado! Fallo mio el de mirarle a los ojos, consiguiendo que se lanzara a mi boca, acariciando mi cabello y mi rostro mientras yo con mis manos en su pecho trataba de alejarle inútilmente ¿en qué momento había ganado semejante fuerza?-. Vamos, si dejas que te lo haga no volveré a meterme entre los dos, lo juro.

-¡No hace falta, de verdad!-continuaba diciendo tratando de escapar de sus brazos, pero era imposible, ni siquiera entendía porque mi cuerpo cedía a sus roces y se volvía frágil y dócil.

¡Extra! ¡Extra!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora