3. ASÍ COMIENZA TODO

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Narra Piper:

Sabía que era nueva en esto.

Es decir, nunca antes me había enamorado, era un sentimiento nuevo, muchas personas decían que mi edad no era la adecuada para enamorarme, unas de ellas decían que aún era muy joven para hacerlo, y otras más que ya se me había pasado la edad.

Tenía 17 años cuándo lo conocí, yo decía que era una edad promedio, que mi edad estaba bien, pero las demás personas decían que no.

Al fin y al cabo, la que ordenaba mis sentimientos era yo misma.

Y creí que enamorarse a cualquier edad estaba bien.

Todo comenzó aquella mañana en primavera, mientras las flores relucían y el sol brillaba bastante, cuando el aire se sentía un poco caliente y los parques se tornaban verdes.

Lo miré a él entre una multitud de personas que luchaba por recoger girasoles que apenas comenzaban a crecer en el pasto.

Un metro ochenta (muy alto para mí), ojos claros, tan claros como el sol en primavera, eran color miel para ser exactos.

Su piel era pálida, como la de un vampiro, nariz respingada y dientes perfectamente alineados.

Iba con jeans azules y una camisa de cuadros color azul rey también.

Llevaba unos botines de color café muy claro y lentes.

En ellos se reflejaba el sol, en ellos me podía ver a mi misma observándolo de lejos, yo iba sola; también iba a recoger girasoles, también iba a luchar contra tanta gente para obtener las flores más hermosas.

Aquel chico se encontraba con una niña mucho menor que él, bien podría ser su hermanita o su hija...

Él se veía realmente joven para ser padre. Era muy apuesto. Todo podría pasar.

No podía dejar de mirarlo, llevaba una mochila cruzada sobre la espalda y ahí guardaba las flores que la pequeña niña le iba dando.

Llevaba de todo en ella, rosas, girasoles y claveles.

Él no se daba cuenta de que yo lo miraba, pero después de todo creo que sintió mis ojos sobre él, pues volteó a verme aunque la distancia entre ambos no era mucha.

Entonces me sonrió.

A pesar de todo lo hizo, me miró a través de los vidrios de sus lentes y me mostró aquellos dientes tan perfectos.

Y yo...
Yo también le sonreí

Me perdí en su sonrisa.
Me había enamorado.

Había sido amor a primera vista.

Alex & Piper © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora