EPÍLOGO

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En una calurosa mañana de Junio, Piper Chapman se encontraba cocinando un par de huevos fritos y preparando alguna bebida para su actual esposo George Williams.

Ellos habían contraído matrimonio desde hace dos años, se habían conocido en un centro comercial donde Piper trabajó durante medio año, pero cuando ambos decidieron unir sus vidas y vivir juntos para siempre ella buscó un trabajo mejor como empleada de una fábrica de alimentos muy famosa. 

De vez en cuando había recordado a Alex y lo que habían hecho hace una década, era muy joven en aquellos momentos y ni ella ni Alex sabían lo que hacían; lo cierto era que nunca había regresado a casa de sus padres, no sabía nada de ellos y ellos no habían vuelto a saber de ella. Ahora la daban por desaparecida y probablemente, muerta.

George Williams era un buen tipo, tenía la misma edad que ella y era gerente en las construcciones que se hacían en la ciudad, amaba a Piper con todas sus fuerzas, no era nada parecido a Will Bouvier, George era el tipo con dinero que sabía tratar bien a una sola mujer. Pero nunca se había enterado del asesinato que había cometido junto a su exnovia.

— ¡Piper! ¿El desayuno está listo? — gritó George desde el comedor

— ¡Sí! ¡Allá voy! — respondió ella y ella sirvió los huevos fritos en una charola y se los llevó al comedor, el hombre miraba en la televisión un programa ridículo de espectáculos.

Cuando alguien llamó a la puerta George se levantó antes de que Piper fuera a abrir.

— Yo voy Piper, tú quédate a desayunar

Piper asintió y obedeció, ella también empezó a mirar la televisión

Segundos después George volvió al comedor y detrás de él venían algunos oficiales

— ¿Qué sucede George? — preguntó Piper

— Éstos hombres vienen a buscarte, no sé realmente de que hablan

— ¿Usted es Piper Chapman? — preguntó uno de los oficiales

Ella asintió un tanto nerviosa

— Está arrestada por haber sido cómplice en el asesinato de Will Bouvier

Piper quedo helada

— ¿Asesinaste a alguien? — agregó George

Piper lo ignoró

— Oficial..., eso tiene diez años, ha quedado en el olvido...

— Si, pero tiene que abstenerse a las consecuencias y el día ha llegado, ¡Hey, chicos! ¡Llévensela! — ordenó el oficial

George intervino, pero otro oficial lo detuvo, a Piper le corría las lágrimas por las mejillas al mismo tiempo que le esposaban ambas manos

— ¡George! ¡Tienes que ayudarme! ¡No me dejes sola! — gritó ella una última vez

— Ten por seguro que vas a salir de ahí Piper, no te voy a dejar sola — y ahora Piper se encontraba en el coche de los oficiales, éste arrancó y George quiso seguirlos, tomó su coche y los siguió hasta donde llevarían a su amada esposa.

Cuando llegaron a Litchfield donde Piper Chapman pagaría su condena, George no pudo hacer nada más que despedirse de ella, le había dolido tanto que se había resignado, no había forma de que ella saliera de ahí sin pagar por el asesinato de su exn...

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Cuando llegaron a Litchfield donde Piper Chapman pagaría su condena, George no pudo hacer nada más que despedirse de ella, le había dolido tanto que se había resignado, no había forma de que ella saliera de ahí sin pagar por el asesinato de su exnovio Will Bouvier.
Al llegar le otorgaron las cosas necesarias para poder instalarse en su dormitorio, una reclusa encargada de mostrarles toda la prisión le mostró su habitación y con que otras mujeres la compartiría. Ella sólo pensaba en el hecho de que no podría sobrevivir ni una semana ahí.

Cuando por fin les asignaron su dormitorio, Lorna la llevó a conocer cada rincón de aquel infierno. Recorrieron cada pasillo, en todos los lugares había reclusas que la miraban de arriba hacia abajo. No se sentía tan sola, otras tres chicas habían llegado con ella, también eran nuevas.

Recorrieron el último pasillo y en un rincón se encontraba su exnovia Alex Vause sonriendo de oreja a oreja con los brazos cruzados y recargada sobre la pared.

— ¡Oh, Piper! ¡Estás justo donde te quería! ¡Ven acá y dame un gran abrazo!

Piper se acercó a ella mientras Lorna hablaba con las demás reclusas.

— Jódete Alex — murmuró mientras la veía a los ojos, aquellos ojos de los que algún día se había enamorado.

Recordó por un instante que Will Bouvier, su primer amor había arruinado su vida por completo.

Alex & Piper © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora