Dolor; para muchos, malestar físico o angustia mental, para mi, ver como mamá sufre día tras día, y que yo, no pueda hacer ningún movimiento para acabar con su pesar.
El sol entra por la ventana, expresando que ya es de día y tengo que levantarme si quiero estar de pie para cuando tenga que ir a trabajar. Pero hoy no quiero ir, no estoy de ganas.
La puerta de mi habitación se abre, y con miedo en el cuerpo me quito las sabanas del cuerpo para ver a una figura masculina entrar por la puerta.
-Buenos días- argumenta Derek con una bandeja de comida en las manos, el olor a cafeína se expande por toda la habitación y yo sigo sin decir palabra, ¿Como es que está aquí?, ¿En mi casa?, ¿Que pasó ayer?
No lleva camiseta, y en cada movimiento sus músculos se contraen marcando su tonificado abdomen, luego recuerdo que voy en pijama, el color me sube a las mejillas mientras Derek se sienta en mi cama y me mira con un cariño inexplicable.
-¿Que pasó ayer?- pregunto esperando la respuesta.
-¿Que?, no pasó nada, llegamos bastante tarde y me dijiste que durmiera abajo en el sofá.- Sonríe como un desquiciado mientras sigo preguntándome porque lo deje dormir aquí.
-¿Yo te deje dormir aquí?- no se porque razón pensaba que era mentira -. No habrás visto algo... ¿Raro...?
-No, ¿Debería?- exclama interesado.
-No, claro que no.- Aclaro rápidamente -. ¿Qué es esto?- señalo las dos tostadas con mantequilla y el café encima de la bandeja.
-Tu desayuno, ¿No te gusta...? Puedo hacer otra cosa si te apetece...
-No, esta bien... lo que no entiendo es porque haces todo esto.
Ilumina otra vez su cara con su típica sonrisa y me coge de la mano, estrechándola fuerte.
-Porque somos amigos, y los amigos hacen estas cosas...
-Yo diría que esto es mas de pareja.- Estaba claro lo que quería conseguir Derek con esto, el es una rayo de luz en la penumbra que rodea constantemente mi vida, y temo que la oscuridad también le afecte a el -. Derek, no soy la persona con la que crees estar, no hagas esto por favor, no dejes que pase...
-¿Que pase el que Eva?, ¿De que estas hablando?
-De todo Derek - levanto la mano y le acaricio la mejilla con suavidad -. No dejes que pase lo que menos deseo para ti...
-¿El que?- vuelve a preguntar con el ceño fruncido.
-Que me enamore de ti, simplemente no puedo dejar que pase tal cosa como esa... no mereces tal tortura.
-La única tortura, seria que no me dejaras ser tu amigo.
-Nos conocemos de dos días...- susurro mientras en los ojos se me acumulan una de las tantas lágrimas derramadas por mi.
-Pues...
-No Derek, esto se acabo- aparto la mirada mientras me col·loco bien un mechón de pelo oscuro -. Te acompaño a la puerta...
Tres semanas después:
El aire gélido entraba por el ventanal de mi salón, abierto de par en par. La casa, ahora vacía de gritos y de botellas de alcohol, se sentía en soledad. Mientras yo, con la mirada perdida en la vista lejana del bosque, tomaba un pequeño sorbo de la taza de café depositada en mi mano cada tres o cuatro segundos.
Había tenido una oportunidad de salvar lo único que quedaba de mi, y fui tan tonta de dejar que se fuera por mi puerta, parecía que ahora ya nada podía cobrar sentido sin esa sonrisa torcida, lo peor, es saber que estoy estúpidamente enamorada y no puedo hacer nada a cambio.
Mi madre, ahora al menos sale de casa, claro que, es solo para buscar una compañía por noche, a esto hemos pasado, de alcohólica a puta barata.
-Ya no aguanto mas...- tiro la taza de café al suelo y salgo de la vacía casa dando un portazo, sin importar lo que piensen los vecinos, sin importar lo que piense Derek.
Derek... hace tres meses que no lo veo, ¿Estará bien?, ¿Tendrá ya a alguien?
Que pregunta mas tonta, es un cielo, y encima está bueno, claro que tendrá a alguien que sea mas guapa, lista e sensible que yo. Porque literalmente lo eche de mi casa dándole en las narices con la puerta, dañando su orgullo masculino, por no conseguir a uno mas de sus trofeos femeninos.
Una sensación de frustración me apuñalaba el pecho al saber y reconocer, que lo había perdido, quisiera o no, ya no volvería verme de la misma forma desde que lo descubrió, porque lo descubrió todo. Y no fue de la forma mas agradable.
Era de noche, y la oscuridad se hacía notar gracias a las fechas navideñas que se acercaban, mamá estaba en el salón, eso creía por el ruido que hacía al tirar las botellas vacías una por una contra las paredes. Llevaba tres días desde lo que paso con Derek y aún no puedo ni salir de casa por el temor de encontrármelo.
Me encuentro en la cama estirada con un brazo en la frente, no reacciono, es como si estuviera en un limbo constante, como si no estuviera viva, pero tampoco muerta. Da igual cuantas veces intente salir del agujero que yo misma he creado.
El ruido del cristal explotando contra la pared se detiene y por un segundo deseo que venga por mi, que acabe con lo que empezó hace ya un tiempo, que cierre un capítulo de vida destruida. Pero en vez de eso se oye como se abre la puerta, y la voz de Derek llega hasta mi habitación, maldita sea.
Me levanto a toda prisa, y bajo corriendo las escales que crujen, cuando llego a la puerta me encuentro la peor imagen que podría haber visto en mi vida, mi madre, al lado del chico del que torpemente me he enamorado.
-Evangeline, cariño... ¿Quien es este?- pregunta mamá abriendo violentamente los ojos hacia su objetivo principal. Derek.
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El Número 3[#Wattys2016]
RomanceUn futuro incierto, un pasado feliz, y un presente desastroso. Esta frase define mi vida hasta ahora, con una madre alcoholica, un padre muerto, una cámara y un vecino muy... sexy. Pero lo que nunca llegue a sopesar es el echo de que fuera la mejor...