Parte 12. Engaño

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- Creo que puedo expli...-

Avril: NADA, eso puedes explicarme, tú y tu maldita secretaria puta se pueden ir al infierno, yo entendiéndote, creyendo que eras la mejor, la más perfecta, yo que te entregue todo – Las lágrimas en sus ojos, era como estar en una lluvia de cuchillos cayendo sobre mí –

- Tiempo Avril, eso nunca me diste, créeme que me siento culpable cada día de mi vida – intente acercarme a ella, y por obvias razones se alejó y entro al baño –

En ese momento llore como jamás había llorado en mi vida, sabía que la había perdido, no imaginaba que me diera un premio, quería contárselo, pero no era el momento, pero yo pude evitarme todo eso; TONTA, eso y mucho más soy.

Avril: - Salió del baño ya vestida y tomo todas sus cosas – No debería hacer esto pero la verdad necesito una forma de acabar un poco con mi ira – Lanzo mi teléfono con todas sus fuerzas sobre una de las paredes de la habitación, los pedazos cayeron como una gran lluvia sobre los objetos de la habitación, tomo los boletos del globo, lo exploto y rompió los boletos – Vete al infierno Mónica

- Necesito que me escuches, por favor Avril – La tome por los brazos y junte mi frente con la de ella – Escúchame

Avril: Tu madre te puede escuchar perfectamente, aléjate de mí para siempre

Y se marchó, yo solo quería despertar de ese sueño, pero no era un sueño, y ya había despertado antes, me vestí y recogí todo para marcharme, cuando baje aún estaba ahí en el lobby, con lágrimas en sus ojos y una mirada fija en ningún lado, esperaba un taxi por lo que vi, y por lo que escuche se iba a tardar bastante

- Déjame llevarte por favor Avril – La tome de un brazo –

Avril: Mónica, suéltame, no quiero estar un segundo más cerca de ti – dijo esto en casi un susurro –

No hice caso a ese susurro y la tome a la fuerza hasta el estacionamiento – Si no me quieres ver más, esto será lo último que hare por ti, y no digas que no porque voy a insistir, no hablare en todo el camino, te lo prometo Avril – le abrí la puerta del carro y me miro, estaba totalmente destruida y físicamente ya no lo podía ocultar –

Avril: no necesito que me prometas nada, ya tus promesas son mierda para mis oídos – Subió –

En todo el camino, nuestras lagrimas salían en silencio, ahogando las ganas de romper en algún momento en llanto, doloroso, bastante, limpia mis lágrimas y solo seguía conduciendo, sin música, si hablar, sin esa alegría que siempre estaba por sobre todas las cosas

Avril: ¿de verdad me engañabas con tu secretaria?, necesito que me lo digas en mi cara

- si Avril, te engañe con mi secretaria – dolía aceptarlo, pero más dolía negárselo, de las dos formas iba a perderla

Avril: ¿Por qué Mónica? ¿Qué te faltaba? ¿Qué no te di?

-Avril, ¿de verdad quieres hablar de esto? – limpiaba mis lágrimas mientras conducía

Avril: Solo dímelo Mónica, necesito saberlo – Ya rompía en llanto, todo por mi culpa –

- Avril no hay excusas fue mi culpa, quizás la falta de tiempo – Me estacione a un lado de la carretera- La falta de nuestro tiempo me llevo a esto, pero no fue tu culpa fue la mía, y la culpa no me deja vivir, iba a contártelo, pero

Avril: Solo conduce y cállate, porque no quiero escucharte por el resto de mi vida.

Llego el momento, ya estábamos muy cerca de su casa y yo trataba de conducir a 10km y meterme por el camino más largo, sabía que si la dejaba la perdía, era seguir sin alma, todo de mí se lo levaba ella.

Avril: Gracias, hasta nunca

-Tome su brazo y quedamos mirándonos – No merecías nada de esto – ya mis lágrimas salían de forma natural, como el mar toca la orilla – te amo y es lo único que se en este momento...


PerdicionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora