Al verte este corazón afanado latía
sentí en un instante que todo en mi cambiaría,
aunque bombease ese liquido bendito por mis venas
a llegar ardiente al cerebro,
sabia enormemente que debía ser precavida.
ESTÁS LEYENDO
AUNQUE Pude sin hice lo!
RomansaLa felicidad del final de nuestras vidas nace del comienzo de su edificación, de las bases del amor construido.