1. Florencia conoce a Martín

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Venecia,Italia,1986

Un día que iba yo caminando por el parque, y sin querer, me he tropezado con un chico....sus ojos tan azules como el cielo, el pelo todo desarreglado y de un color castaño claro.

Debería disculparme pero como es rico (se nota por su ropa) se que continuará su camino sin pronunciar palabra cuando de repente:

-Disculpe My Lady,soy un torpe.

-No ha sido culpa suya, señor, he sido yo;no me di cuenta que iba en su camino.

-Como te llamas?

-Florencia, Florencia señor

-Es un lindo nombre. Tan lindo como tus ojos.

No puede ser! Ya estoy toda roja,mi madre siempre ha dicho que los jóvenes ricos no deben hablarle a una, así que evito su pregunta y echo a correr.

-Eehhh -me dice-,has olvidado algo. Pero no hago caso.

Corro más y más rápido hasta que llego a la plaza y entonces recuerdo que olvidé la canasta.

Ahora estoy en un problema, no tengo dinero y estoy en medio de la nada sin saber a donde ir.
Bienvenido,año nuevo!

Veo un señor de unos 50 años y decido pedirle ayuda,es mejor a morirme de hambre.
Cuando al fin me dice lo que quiero saber,doy media vuelta y regreso sobre mis pasos.

-Florencia,Niña,vaya que te has tardado.
-Lo siento, madre, es que me ha pasado algo y si supieras!
-A ver,cuentame, espero que tengas una buena excusa para perder las verduras que te mande a comprar.
-Madre,lo he encontrado! Al fin,el chico de mis sueños, es real. No estoy loca. Sólo hay una cosa que me ha quitado la esperanza.

-Cuál, hija mia?
-Es hermoso, como en mis sueños. Pero es que él no es pobre como lo he soñado. Es rico,muy rico,jamás se fijará en mi.

-Cariño,te lo he dicho tantas veces...los chicos no tienen corazón. Te ilusionan, te enamoran y luego te rompen el corazón en mil pedazos, te lo digo yo que he sabido sufrir por eso que se llama amor.
-Madre,que puedo yo hacer si ya siento que lo amo?
-Esperar...esperar niña mía, y verás que Dios proveerá.

*Florencia no dijo nada,se le quedó mirando tristemente y una lágrima se asomó a sus ojos. Negra, negra como la noche. Por primera vez, lloraba con el alma.*


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