Capítulo 1 (Segunda parte)

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Daniel, rápidamente me agarró del cuello elevándome a medio metro del suelo. Yo notaba como empezaba a faltarme el aire. El idiota de Daniel no paraba de balbucear idioteces mientras se reía a carcajadas. Siempre vestía con el mismo chándal azul y desgarrado por todas partes, seguramente de alguna pelea callejera.

Gire la cabeza en busca de alguien que me ayudara, pero simplemente se limitaban a observar la horrible situación. Podía ver las caras de mis compañeros, y de los que creían que eran mis amigos. Algunos intentaban disimular lo que ocurría cambiando el tema de conversación, otros decían que me iba a matar. Lo único que saqué en claro de esa situación fue que nadie me iba a ayudar y, por lo tanto, debía apañármelas.

Una idea se me pasó por la cabeza como un rayo, retorcerle el brazo con la ayuda de las piernas y girar para poder liberarme de su agarre. Sin pensármelo dos veces actué, me zafé como pude de aquel bruto, y para mi sorpresa se golpeó la sien con una mesa que había colocada en el momento más oportuno.

Ambos caímos al suelo, yo me golpeé la espalda, y él, la cabeza. Tras recuperarme del golpe, me levanté rápidamente del suelo, pero Daniel no lo hizo tan rápido y, torpemente, volvió a caer al suelo cuando intentaba levantarse.

La gente se percató del asunto y empezó a reírse a carcajadas de la situación, un chaval de metro setenta escaso tumbando a un gorila de casi dos metros. Pero, creo que fui el único que se dio cuenta de algo más, en la cabeza de Daniel había sangre...

Seguramente se había abierto la cabeza por la caída. Se hizo un silencio casi eterno. Yo no sabía muy bien lo que estaba ocurriendo. Levanté la cabeza y vi la imagen de mi tutor paralizado frente a Daniel, que estaba inconsciente en el suelo y con una brecha en la cabeza. Enfrente de Daniel estaba yo, sentado en el frío suelo de piedra marrón.

Mi tutor, sorprendido preguntó sorprendido:

-¿Quién ha sido el responsable de esto?

Nadie le respondió. En ese momento, tenía dos opciones: contar la verdad, la cual no se la creería nadie, incluso con los testigos encubrirían a Daniel, o quedarme callado y no decir nada.

En una milésima de segundo, toda la clase me estaba mirando, yo no sabía que significaba esa mirada, parecía una mirada de admiración... tonto de mí, me equivocaba.

De pronto, empezaron los murmullos.-Ha sido Miguel- decían unos pocos. Luego empezó el alboroto. Todo el mundo estaba chillando, llamándome de todo. Bueno, todo el mundo no, Daniel seguía tumbado en el suelo sin decir nada con una importante brecha en la cabeza.

Todo el mundo dijo que lo había tumbado de un puñetazo y lo había tirado al suelo abriéndole la cabeza. No sé qué se me pasó por la cabeza en ese momento, pero los comprendía. Daniel pertenecía a una ''banda callejera'', y lo digo entre comillas porque eran cuatro idiotas haciendo el gilipollas por el barrio.

La cara de mi profesor parecía un cuadro, no sabía qué hacer. Su rostro cambió de repente, me sacó al pasillo sin decir nada y empezó a preguntarme que había pasado, yo estaba paralizado, no sabía qué hacer ni qué decir. Instintivamente empezaron a brotar lágrimas de mis ojos.

Me ahorraré explicar lo que pasó a continuación, un breve resumen sería una llamada telefónica a mi casa y muchos gritos por parte de mi madre.

Era bastante tarde, ya había cenado un triste bocadillo con un poco de embutido. Era viernes por la noche y la gente de mi edad solía salir a emborracharse. Yo por mi parte no tenía ninguna intención de ir a beber por ahí, y menos con los imbéciles de mi clase.

En su lugar, me quedaba en mi habitación leyendo antes de dormir. Tenía una gran colección de libros heredados en su mayoría de mi abuelo. Era una colección grandísima con cientos de ejemplares de distinto tipo y de distintas fechas. Mi madre también contribuyó con algunos de ciencia a ficción y de fantasía, estos eran mis favoritos.

Esa noche estaba leyendo un libro de micro relatos. Este libro me lo recomendó una profesora de lengua como una recomendación más personal. Recuerdo que dio un listado de libros para hacer un trabajo, teníamos que escoger uno y hacer un resumen. Nadie escogió el de micro relatos, y ella se me acercó al final de la clase y me dijo que escogiese ese. No tenía ni idea de por qué querría que escogiese ese libro en concreto, pero, hizo que cambiase mi visión del mundo.

Me puse un poco de música clásica mientras que leía. Llevaba un rato leyendo cuando mi móvil vibró. ''Habrá sido alguna actualización'' pensé. Sonó de nuevo. Alguien me estaba hablando...

Era el grupo de whatsapp de la clase, todo el mundo diciendo que Daniel me iba a matar y cosas por el estilo. Normalmente no solían tratar estos temas de conversación en el grupo, ya que se limitaban a preguntar las fechas de los exámenes y a pasarse apuntes, y digo solían tratar porque yo no participaba de manera activa en el grupo, más bien, me limitaba a leer los mensajes y, a veces, a silenciarlo. Hoy no podía ser menos y silencié el grupo.

Estaba muy enfadado con todos mis compañeros, nadie dio la cara por mí cuando el profesor preguntó...

Volví a mi libro, el único lugar donde no sería rechazado. Era muy tarde, casi las cuatro de la mañana. Hacía mucho frío esa noche, no había nadie despierto a esas horas y mi madre volvía a estar fuera trabajando, me dijo que volvería en unas pocas semanas, aunque siempre decía eso y volvía al mes o a los dos meses.

Mi padre... murió en un accidente de tráfico cuando yo era pequeño. Un camión lo arroyó cuando cruzaba un paso de cebra, yo estaba delante de él. Vi la fatídica escena delante de mis propios ojos, la sangre en el suelo, la goma quemada de los neumáticos en el asfalto... No quería volver a recordar eso.

Hacía mucho tiempo que no me sentía... tan... solo.

En memoria de un chico enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora