Parte 21

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Capítulo 21

Me acerco a Joel, porque en cierta forma me da pena su dolor, y por su expresión lo está sintiendo en cantidad.

Con mi arma en mano le quito de encima a dos demonios que literalmente estaban intentando comérselo, aquí no puedes caer, porque realmente hacen leña del árbol caído. Me mira con agradecimiento.

__ En realidad no mereces nada, pero mantengo mi humanidad, deberías dar gracias a eso...__ digo ante su mirada de esperanza.

Lo arrastro hasta un árbol y ahí lo dejo sentado.

__ Aquí estarás mas cómodo, y podrás ver a quien te ataca, no me quedare a protegerte, Jaley necesita mi ayuda.__ Asiente pero ya no puede hablar.

Lo dejo atrás, sé bien que no lo volveré a ver vivo, y tal vez no lo vuelva a ver, si los carroñeros que pululan por todas partes llegan a su cuerpo primero.

Es triste, lo sé, pero así es la guerra. Cruel, sangrienta y tremenda.

Cuando giro para ver la batalla y volver a ella, me invade el pánico. No está bien, apenas distingo a mi grupo entre el polvo y el bullicio.

Corro hacia ellos, impulsándome con un salto, caigo sobre una sombra que tiene sometida a Yahira, la chica lo hace bien, pero se nota su falta de experiencia. Me quedo a su lado, de a dos nos damos apoyo y es más fácil.

Algo viene volando hacia donde estamos, es Jaley, cae como una bola cubierta de polvo y sangre. Se pone de pie y camina hacia mí, trastabilla un poco y se pone alerta. Puede verse el cansancio, está herido. Pero todos lo estamos, de alguna manera u otra.

Corremos hacia el centro otra vez, peleo a su lado. Nos cuadramos bien. Nos complementamos pero en realidad creo estar molestando, porque si estoy cerca se preocupa mas por mí que por la pelea, me cuida demasiado. Sabe que a su lado estoy en desventaja, en cualidades y fuerza.

La sombra continua fuera de la lucha, solo observando, me recuerda a los buitres, esperando para ver que queda de cada uno para tomarlo, pero no es por eso que esta tan alerta, Tristán dice que esto a su padre no le importa, sigue aquí porque disfruta del dolor ajeno y por su halo de luz, para cerciorarse que nada malo le ocurra. Cruel destino suyo, ser custodio de un ángel. Obras del padre, del ser superior que observa toda esta locura sin hacer nada.

Me brota la rabia y la frustración, nada quedará de la humanidad, nada si esto continua así.

Un temblor me recorre, me invade, pero no solo a mí, otros miran al suelo. La tierra se mueve bajo nuestros pies.

El cielo ha tomado una tonalidad rojiza, y la niebla comienza a invadirlo todo. Un pequeño punto de luz aparece sobre nuestras cabezas. Y un poco mas allá.

__ ¡Hazte a un lado!__ grita Jaley empujándome. Caigo como a tres metros, Jaley se agacha escondiendo su cabeza entre sus manos, a su lado la luz toca el suelo, un estruendo hace que me duelan los oídos, con los pies separados las rodillas flexionadas y espada en manos, Miguel hace su entrada, vestido con un traje de estilo militar romano, lleva una enorme espada dorada, luego de él caen más ángeles de condiciones similares, muy luminosos, enormes, y con alas de un blanco tiza. Me voy poniendo de pie con esfuerzo, mientras trato de acercarme a mi ángel.

LOS OJOS DEL ÁNGEL                                    El lado oscuro del cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora