Heredero perdido♠ *Jortini*

CAPITULO 5

Necesitaba a una mujer. Hacía mucho tiempo que no se perdía en los encantos de un cuerpo femenino. Esa noche más que ninguna, le vendría bien perderse en juegos amorosos. Estaba peligrosamente al límite. Aquella misma tarde, al entrar en sus apartamentos y ver al bebé jugando en el suelo con la niñera, se sintió como si hubiera aterrizado en otro planeta. Él, Jorge Blanco, tenía un hijo.

La idea lo aterrorizaba. Todavía no lograba entenderlo, pero por primera vez desde que Chris muriera, Jorge deseaba dejar a un lado sus obligaciones y su país, y volver a la vida despreocupada que había llevado como uno de los solteros más deseados del mundo.

Aquélla era una vida que comprendía. Siendo hijo ilegítimo, nunca había tenido que vive su vida de una manera determinada. No se había esperado de él que se casara o que tuviera herederos. Había llevado una vida de excesos, siempre desviando la atención de Chris. A Tatiana eso nunca le había gustado, pero su hermano le había estado agradecido. A su hermano no le gustaba ser el centro de atención y se había sentido horrorizado ante la idea de casarse con una mujer no elegida por él.

El pánico se apoderó de Jorge. La noche antes de que su hermano se despeñara por el acantilado, Jorge le había dicho que se comportara como un hombre, que se casara y cumpliera su deber, sin preocuparse de la opinión de los demás. Se arrepentía de no haber sido más comprensivo y haber prestado atención a lo que Chris había intentado decirle. ¿Acaso sabía por qué Chris había saltado por el acantilado?

Jorge volvió a fijarse en la mujer que tenía ante él y en la piel que brillaba bajo la luz al inclinar la cabeza para que le desabrochara el collar. Necesitaba concentrarse en ella para aliviar su dolor. Había dado a luz a su hijo, un hijo que llevaría el apellido Blanco. Aquella idea lo hacía sentirse posesivo. La sangre de sus antepasados corría por sus venas, animándolo a derribar sus barreras, a conquistarla y hacerla suya para volver a plantar su semilla en ella. Ahora era su esposa. Era correcto darle un hermano o hermana a Daniele. Su hijo no estaría tan solo como él había estado.

Hasta que fue llevado al palacio y se encariñó con Chris, no había tenido a nadie. Antes de su muerte, su madre lo había utilizado como una pieza más en su juego con la reina. Y aunque la reina Tatiana había intentado separar a Jorge de su hermano, el cariño de Chris era mutuo. Se habían hecho inseparables y la vida los había apartado. Más que la vida, había sido Chris el que lo había decidido dando su último paso.

-Jorge: Basta —murmuró, haciendo que Martina se diera la vuelta en sus brazos.

Luego, bajó la cabeza y tomó sus labios. Estaba decidido a tener unas horas de paz.

La tomó por sorpresa, aunque instintivamente había adivinado lo que se avecinaba. Martina inclinó la cabeza hacia atrás, separando los labios bajo los de él, antes de que pudiera pensárselo dos veces. Aquel beso era como el que le había dado en el avión, aunque más ardiente.

En parte, sabía que tenía que resistirse, pero no quería. Deseaba perderse en su calor y sentir todas aquellas cosas que había sentido dos años atrás. No había estado con un hombre desde aquella primera vez ni tampoco lo había deseado. A pesar de su ira ante las circunstancias que los habían convertido en marido y mujer, sentía algo más profundo que un simple deseo físico por él. Después de lo que le había contado sobre su infancia, tenía sentimientos confusos. ¿Lo habría hecho a propósito para ganarse su simpatía?

No lo sabía y tampoco le preocupaba averiguarlo. Él la abrazaba con fuerza mientras su lenguas se acariciaban. Su beso era suave a la vez que salvaje y su boca sabía a brandy. Tembló involuntariamente mientras él la estrechaba aún más y su cuerpo se acoplaba a sus curvas. No tenía ninguna duda de adónde estaba yendo. Había algo desconcertante al besar a aquel hombre con el que tenía un hijo. Él era un príncipe y ella una mujer normal, pero por algún motivo, aquella diferencia no parecía importar. Lo deseaba a la vez que quería apartarlo.