Cap_1B

21 1 3
                                    

Phylos se sintió de nuevo un niño al ver aquella cara tan conocida y tan cambiada. Por un tambaleante segundo en su interior lucharon sus dos mitades: la que quería olvidar todo lo que le había sucedido desde que había abandonado la ciudad, y la que sentía imposible recuperar lo que había perdido. Y por un instante nada importó.

-¿Sí?-preguntó el otro hombre, el descontento marcado en su expresión. Phylos se frotó las manos, nervioso.

-¿Ferhus?-preguntó. El desconcierto en la cara de la otra persona le hizo pensar por un instante que se había equivocado de hombre. Él enarcó una ceja.

-¿Quién pregunta?-inquirió con brusquedad. Phylos sintió que se le caía el alma a los pies.

-Yo... um... soy -bajó la voz hasta un murmullo, y agachó la cabeza, acobardado, como desde hacía mucho tiempo no hacía. También era cierto que hacía mucho tiempo que no se relacionaba con nadie.- Soy Phylos. Lo siento... creo que me he equivocado de...

-¿Phylos?-le interrumpió el otro. Se encorvó para ponerse a la altura de su cara, y atisbó en profundidad. Después negó con la cabeza, mientras su expresión se neutralizaba.- Phylos está muerto.-El corazón de él latió violentamente dos veces antes de quedarse completamente en silencio, como si acabase de lanzar su último fragmento de vida. Un esbozo de sonrisa forzada acechó en su cara, y comenzó a hablar muy rápido:

-No, nunca... nunca estuve muerto, sólo estuve lejos, sólo estuve demasiado tiempo fuera, y luego no pude volver, y...-sintió bruscamente que era envuelto en un abrazo desmesurado y tambaleante. Jamás se había imaginado a sí mismo llorando delante de Ferhus, pues nunca había sido la clase de personas que eran capaces de demostrar lo que sentían. Soltó un hondo suspiro mientras lentamente dejaba de sollozar. Después se separaron, y Phylos elevó la mirada, tratando de pensar qué era lo siguiente que iba a decir. "Tampoco pensé nunca que abrazaría a Ferhus. No imaginé que volvería, no creí que..." Quizá ya no sabía quién era.

-Entonces...-habló Ferhus, cruzando los brazos delante de sí mismo, y sin mirarle a la cara- ¿Eres tú? ¿Has vuelto? ¿Qué te ocurrió?-Phylos miró al suelo. Aquello parecía una competición para ver quién aguantaba más evadiendo la mirada.

-Sanda murió. Estábamos lejos de aquí, y no encontré el camino de vuelta.- Ferhus le dirigió un vistazo con el rabillo del ojo y pareció sonreír. Phylos le lanzó una mirada contrariada.

-¿Estás sonriendo?-preguntó, casi ofendido. Ferhus se encogió de hombros, quitando peso al asunto.

-Siempre has tenido un sentido de la orientación pésimo.

***

La calle asemejaba estar vacía por completo. Ferhus y Phylos llevaban caminando un par de horas, pero puesto a que el sol se encontraba perpetuamente tapado por una neblina sucia, parecía que la luz y el tiempo no habían cambiado.

-¿Así que has estado más allá del Mar?-siguió preguntando el hombre moreno. Phylos asintió con la cabeza.

-Sanda consiguió fácilmente unos pasajes en un barco mercante. La idea era permanecer allí como máximo un par de meses, para visitar a un antiguo conocido suyo, y después retornar, cargados de prodigios que vender aquí.

-¿Contrabando?

-Posiblemente. Nunca pregunté por el origen de los ingresos de Sanda, pero no me habría extrañado que se tratase de algo ilegal.- Phylos sonrió al recordar la afable personalidad de la persona que tanto le había enseñado. Su expresión vaciló al imaginar todo lo que habría podido aprender si él no hubiese muerto, y no pudo evitar sorprenderse por su propia capacidad para cambiar de estado de ánimo.-De cualquier manera, ¿qué ha sido de ti?

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 03, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Seile GaestDonde viven las historias. Descúbrelo ahora