❀Quince.

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¿Por qué me suceden esos sueños a mi? Posiblemente sea una señal de algo que pasara en el futuro o en poco tiempo. La verdad, no llegó a creer que sea algo así porque yo no tengo nada especial para saber lo que pasará.

—Inútil.— Escuché una voz susurrándome y mira a los lados, solo estaba yo en la habitación. Nadie más estaba al menos de que Ben estuviera haciendo una de sus bromitas.

—No es gracioso, Ben.— Nadie respondió al llamado, arquee una ceja y mire cada rincón del cuarto: Nada se veía raro ni diferente, me senté en la cama y cerré mis ojos, al lado de mi sentí como se sentaban también. Me dio un escalofrío por el cuerpo, no abrí los ojos y seguía igual ¿hay alguien más conmigo?.

—¿Crees que le importas a esos...Monstruos?.— Susurro y fruncí el ceño, decidí no decir nada ya que no sabía que estaba al lado de mi.— Jaja~ Si, tú eres igual que ellos, antes eras una buena chica pero todo cambió (T/N).

—¿Quién eres?.— Gruñí y escuché como soltaba una risita, abrí los ojos y me giré a ver lo que fuera que estaba a mi lado: Nada, arquee una ceja mientras un sudor frío bajaba por mi frente.— ¿Te escondiste?.

—Idiota, idiota, idiota. Estoy en su cabeza ¿sabes de tus sueños raros, no? Yo los provocó.— Se rió pero a mí no me daba nada de gracia así que me levante y mire donde supuestamente estaba la persona o lo que fuera sentada en la cama, fruncí el ceño.

—Eres un--

—Ahórrate tus groseras palabras para otra ocasión, gracias.— Me interrumpió sin más y abrí la boca al escuchar lo que dijo, iba a defenderme pero nada me venía a la mente.— Deberías dejar de pensar en tus sueños, espera a que el verdadero momento pase.

No dije nada, di pasos inseguros a la puerta donde tome la perilla. Pase saliva cuando sentí un contacto frío detrás de mí, no me giré ya que sentía miedo.

—Una cosa más. Gira a mirarme, ahora.— Su voz se puso ronca haciendo que mi cuerpo temblara, me giré sobre mis talones y abrí los ojos como platos: Lo que estaba viendo era algo extraño, era yo pero mis ojos estaban negros mientras que salía líquido del mismo color de estos, mi pelo estaba igual que como lo tengo yo ahora. Mire que en sus brazos tenía vendas las cuales estaban llenas de sangre y su ropa era completamente negra aunque estaba algo desgarrada, ella era sumamente pálida.— No le digas esto a nadie ¿me oíste?.

Sonrío demoníaca y asentí varias veces, no quería que me matará aunque después de todo no creo que pueda ya que es igual a mí; Tal vez ella también moriría.

—¿Eso crees? No, yo no moriré. Ya estoy muerda.— Contesto y me sobresalté, me miraba burlona mientras que llevaba una de sus manos a su cabeza y se jalaba un poco el cabello.— Soy tu así que si quieres decirme algo, no lo pienses idiota. Que se leer tu mente.

(...)

Algunos Creepypastas me mencionaron que estaba algo rara desde que salí del cuarto pues actuaba muy diferente. Llegue a golpear a algunos Creepypastas y yo no quería, cuando Slenderman me alejaba la otra yo se reía mientras que yo sufría los regaños y casi castigos.

Gritaba mientras me reía, les maldecía a todos y así seguí todo el día hasta que me mandaron a casa. Me senté en el sillón algo frustrada mientras que mi otra yo se burlaba.

—Todo es tu culpa.— Balbuceé y me cruce de brazos.— No se porque estás conmigo.

—¡Jaja! ¿Ya lo olvidaste, idiota? Déjame recordártelo...— Hizo una pausa y sonrío, me miraba fijamente con esa mirada vacía haciéndome sentir incomoda.— Te hicieron cosas, (T/N). Cosas que jamás quisiste volver a recordar, estabas tan desesperada porque pensabas demasiado en lo que pasó hasta el punto que decidiste borrar o hacer algo para olvidar rápido. ¿Qué pasó? Llegue yo.

Lo que decía era cierto y solo solté un suspiro pesado, me acosté en el sillón donde miraba a mi otra yo.

—Yo tengo que control aquí.— Soltó eso de repente y negué, ella se rió como loca mientras se agarraba su cabeza. En realidad está muy demente.— ¿Siempre has sido así de idiota? ¡Quiero que me obedezcas por las buenas, o si no, lo haré por las malas y no te gustara!.

—¿Y qué harás, eh?.— Reí Burkina y ella se veía seria.— No me das miedo.

—Los matare a otros, más bien, los mataras a todos ¡sin piedad!.— Seguía riéndose hasta que desapareció. Tenía los pelos de punta y solo sentía nervios, nadie había llegado aún así que pase saliva mientras veía a los lados: Sentía que no hacía eso, ella iba a parecer en cualquier momento y hacerme algo, siempre alerta.

Me incorporé y vi cómo un cuchillo salió volando rozando mi cara, me sobresalté hasta que se clavo en la pared. Mi cuerpo empezaba a temblar haciéndome ver más cobarde, escuché risas por todos lados y tape mis orejas para no oír pero parecía que el sonido se hacía más fuerte, cerré con fuerza los ojos y un líquido salió de estos, no eran lagrimas si no era ese líquido que la otra yo derramaba, respire agitado mientras que veía borroso, ya no controlaba mi cuerpo.

—¡Yo soy la que tengo el control ahora! Me encanta el método de las malas, casi te mato pero no pasó, ahora yo o más bien, tú mataras a todos de aquí.— Se rió haciendo que mi cuerpo obedeciera a todo, esto ya está perdido.

(...)

Hola, perdonen si está algo...Ugh, confuso y extraño pero es lo mejor que saque de mi cerebro ;-; ¿Cuánto tiempo me desaparecí? ¿Un mes? ¡Ja, lo siento! Ya estaré un poquito más seguido aquí, chau.

La hija de Jeff The Killer »tercera temporada.« Donde viven las historias. Descúbrelo ahora