Capítulo 2: Paleta

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   Se que suena extraño pero lleve mi lienzo y pinceles al salón, era jueves y el concurso de talentos estaba muy cerca. Me gusta dibujar en el salón ya que es el lugar perfecto para inspirarme; las diversas situaciones y personalidades me ayudan a dar vida a mis creaciones.

Era recreo y el salón estaba vació, empece a pintar con la mayor delicadeza posible, mi meta era poder retratar muchas emociones en una sola imagen, un rostro por ejemplo, pero ¿cómo lo haría?, cuando empezaba a delinear el contorno de la cara la campana sonó, guarde la pintura junto con el lienzo en una maleta especial donde cabía a la perfección. Una vez el aula llena, entro el profesor de biología acompañado de una muchacha, no la había visto antes por lo que asumí que era nueva y así el profesor empezó a hablar.

  —Jóvenes, permítanme hablar un momento, el día de hoy se les unirá una nueva compañera, preséntese por favor.

La chica dio un paso al frente y recorrió el salón con la mirada, era de tez morena, cabello castaño con mechas rojas y una mirada...¿divertida?, ella clavo su mirada en la mía repentinamente y dijo:

  —Mucho gusto, mi nombre es Samantha Leite, tengo 16 años y vengo del Instituto  Rossentbolt, espero que nos llevemos bien.

Su mirada no paraba de clavarse en la mía mientras hablaba, no sabia quien era ni que quería de mi pero sentía que ella no era normal. Camino hasta tomar asiento al lado mio, el profesor dio luz verde para conversar mientras calificaba unos ejercicios recientes, mientras que ella no había terminado de sentarse cuando me extendió la mano.

  —Mucho gusto nuevo compañero, ¿cómo te llamas?

Su tono era el mas alegre que había escuchado hasta ahora, todo en su ser reflejaba esa esencia de juventud que yo ya había perdido.

  —Me llamo Kayle, mmm ¿porqué me estaba viendo así?

 —Bueno, tengo un sexto sentido, tu sabes poderes de chicas— "poderes de chicas", eso sonó ridículo.— al verte sentí que me caerías bien, tienes ese no se que.

No entendí ni una solo palabra de lo que dijo, me limite a mirarla extraño y lentamente volver a mi pintura, pero apenas la saque ella siguió

  —!WAO, ¿Eres un pintor?, ¿qué pintas?, ¿eres bueno?, ¿qué clase de cuadros haces?, ¿eres famoso?.

 —!CÁLLATE DE UNA VEZ¡

Grite tan alto que todo el salón se viro para verme y Ámber no fue la excepción, maldición le grite a una mujer además de que Ámber me vio, de verdad no pretendí hacerlo es sólo que...

  —Perdón...no quise gritarte, hacías muchas preguntas y termine por sucumbir al estrés.

Ella no paraba de verme, pero esta vez sus ojos mostraban arrepentimiento, así con una sonrisa forzada dijo:

—No te preocupes, a veces resulto fastidiosa, es un problema genético.

Hubo un silencio incomodo hasta que todos regresaron a sus tareas habituales, de verdad necesito controlar mi temperamento, ahora seré considerado además de raro patán... No, claro que no soy eso, le tendí la mano de la misma forma que lo hizo ella al principio.

 —Mucho gusto nueva compañera, soy Kayle ¿cómo te llamas?.

Sus ojos volvieron a brillar seguido de un fuerte estrechón de mano.

  —Samantha.— sonrió de una forma cautivadora.

Un nuevo comienzo, así es mejor, ella no parece una mala persona, solo un poco hiperactiva.

Sueños de AcuarelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora