-Capítulo 1-
Bueno, siempre pensé que mi vida sería de otra manera. Recuerdo que de pequeño, sobre los nueve años de edad, jugaba con mi padre al baloncesto. Yo soñaba en que un día, me convertiría en el mejor jugador de baloncesto de toda la NBA. Y si no podía dedicarme a eso, quería serví a mi país. ¡Ser un buen soldado y llegar a coronel como mi padre!
Recuerdo que de pequeño le decía:
-Papá, cuando sea mayor quiero ser como tú. ¡Quiero arrestar a todos los malos!
Él se reía y me decía:
-Pequeño amigo de ojos marrones y pelo castaño. ¿Seguro que no quieres ser médico o astronauta? ¡Es más divertido!
Por aquel entonces no entendía por qué mi padre no me apoyaba a seguir sus pasos. Yo pensaba que estaría orgulloso. Porque cuando estaba en casa de un amigo, y su padre tenía compañía, recuerdo que el padre le decía a su amigo “pues mi hijo quiere ser como yo. Estoy orgulloso de él.” Y claramente, yo también quería que mi padre estuviera orgulloso de mí. Pero por más que lo intentaba, no conseguía que esas palabras salieran de su boca. Y eso a mí, como hijo único que era, me afectaba negativamente a mi moral que mi padre no estuviera orgulloso de mí.
Mi padre había cambiado mucho desde que mi madre murió. Él nunca me ha dado explicaciones del por qué ni el cómo murió. Y tampoco me las dio de quién la mató. Siempre, cada vez que le preguntaba me decía: “la asesinó un loco, que ya está dónde tiene que estar.”
Cada noche, él me arropaba y me besaba en la frente cuando me metía en la cama para dormir. Todas las noches hasta que cuando tenía quince años, un 16 de julio de 1987, mi padre se fue a una misión del ejercito en Panamá, de la que nunca volvió.
Recuerdo que ese mismo día, antes de irme, me dio un colgante. El colgante era de plata y tenía la forma de una arma del ejército, tenía la forma de una AN-94. Que era el arma que llevaba mi padre para sus misiones. ¡Una vez enseñó su arma! Llevaba una caricatura de la silueta de una cabeza con un casco. Según escuchaba a mi padre con sus amigos, se hacían llamar The Strongs.
A los meses de que mi padre se fuera a la misión, yo estaba en casa de mi abuela. Cuando el 22 de marzo de 1988, llegó un coche del ejército. Mi abuela, como cada día, estaba asomada a la ventana esperando el regreso de su hijo, el regreso de mi padre. Pero, al ver aquel coche y aquel hombre uniformado y con una bandera de los Estados Unidos y unas botas encima, no pudo controlar las lágrimas. Se le puso la cara blanca y las lágrimas recorría su rostro.
No sabía exactamente lo que pasaba, pero sabía que algo no iba bien. Sabía que alguien me había dejado atrás, que alguien no volvería a verme. Entonces, un silencio sepulcral invadió toda la casa, e inconscientemente, rompí a llorar como mi abuela.
Sonó el timbre, y ambos nos quedamos mirando. Ninguno quería abrir, ninguno quería encajar la fúnebre noticia. Finalmente y al cabo del rato, mi abuela respiró hondo y tembloroso, y se decidió a abrir la puerta.
-Buenos días, señora. -sonó una voz grave y fría.- Vengo de parte del ejército. Siento tener que comunicarle que su hijo, Andrew Quinn, ha fallecido en servicio. Lamento su pérdida.

ESTÁS LEYENDO
Life Of War: The Ghost.
Adventure¿Alguna vez te has movido en un lugar desconocido solo por sobrevivir e intentar saciad la sed de venganza? ¿Elegir entre el amor o el odio? ¿La familia o el trabajo? ¿La represión de un sentimiento o la justicia? Soy Venom Quinn. Un simple soldado...