Capítulo 4

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Era ya de noche cuando llegué a dónde me había citado Arthur. Su gran silueta estaba allí. Rígida y fría. Aunque al parecer no era el único que había quedado con él. Ya que chicos y chicas del internado acudían a la entrada del edificio en grupo. Yo los miraba serios pero parecía que yo era invisible. Todos hablaban y reían sin hacerme caso alguno. Cuando me acerqué a Arthur, me dijo:

-Bueno, Venom. A partir de mañana empezará tu entrenamiento. ¿Estarás preparado?

-Lo estoy desde hace días. -dije confiado.

-Bueno, ahora entraremos y le informaremos a todo el mundo de tu llegada.

-Me parece bien. -digo mirando la gran puerta que llevaba al interior.

-Todos los días la cena será a las nueve, el almuerzo a las dos y desayunar de nueve a once. ¿Está claro?

-Cristalino. -dije esta vez clavando mis ojos en los suyos.

-Entremos.

Dicho estos nos dirigimos ambos a la gran puerta y la cruzamos. El interior tenía la extravagancia de una mansión. Nada más entrar veías dos columnas blancas. Cruzando estas, lo que más te llamaba la atención era que había una fuente dentro del edificio. La fuente era de mármol y en el centro de esta, una gran estatua de mármol del águila real con las alas abiertas, a la cual le brotaba el agua del pico. Y más atrás de la fuente, justo subiendo unas gran escaleras había un gran ventanal. Era maravilloso. Los últimos rayos del atardecer se reflejaban en las cristalinas aguas que brotaban del pico del animal alado. Lo que resaltaba la figura de este. A la derecha había una puerta que te llevaba directamente al comedor, dónde también se hallaba la cocina y el almacén de la comida. A la izquierda está la biblioteca. Una gran biblioteca llena de libros de todo tipo. Y arriba están las distintas clases: historia, química, física, matemáticas...

Entramos al salón y estaban todos sentados. Las mesas eran enormes. Era un poco rollo Harry Potter y Howgars. Cuando entré, Arhtur me presentó a todos en voz alta mientras yo buscaba rápidamente un sitio con la mirada donde sentarme. Me sentía incómodo en aquella situación. Todos esos ojos mirándome, tanto alumnos como profesores. Algunos me miraban con curiosidad, otros como si fuera un bicho raro, otro reían por lo bajo (supuse que mi cara era graciosa) y otros sin embargo pasaban del tema.

Vi una mano levantada y dirigí mi mirada allí. Era Joan que sonriente, me invitaba a ir al su lado para que me sentara. Como no conocía a nadie más, fui con él. Me senté al lado suya y me presentó a algunos de sus amigos.

Estábamos en mitad de la cena cuando noté que alguien me llevaba mirando ya hace buen rato. Desvié mi mirada del plato y miré en dirección en la que esa mirada se clavaba en mi rostro. De repente, vi a una mujer de ojos azules aguamarina. Cuando nuestras miradas se cruzaron, ella esbozó una pequeña sonrisa y mi corazón aumentó el ritmo. Sonreí levemente pero todavía cegado por el color de sus ojos. Apartó la mirada un momento y se alisó con la mano aquel pelo negro ondulado. Fue como si una ninfa hubiera bajado del Olimpo para sonreirme y hacer que perdiera los estribos por ella.

-¡Venom! ¡Regresa! -jadeaba Joan mientras me agitaba el brazo.- Tío, que te has quedado boquiabierto. Estas rojo como un tomate. ¿En qué piensas?

-Eeeeh... -intento buscar una excusa rápidamente.- En el tiempo. ¿Lloverá mañana en el entrenamiento?

-¡Vamos, Venom! -dijo Joan a carcajada limpia.- Aunque sea guapo y con un pedazo de cuerpo no significa que sea tonto. -dijo mientras miraba su reflejo en la cuchara. Luego se acercó un poco a mí y susurró en un tono para que solo le escuchara yo- Es aquella muchacha de ojos azules, ¿eh? -dijo con una gran cara de satisfacción.

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⏰ Última actualización: May 20, 2014 ⏰

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