Tercera parte

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Pensar lo público

Democracia y participación


Lo más esperanzador que yo vi en el 15-M fue la relación entre ciudadanos. Salieron a la ca le, y aunque no se les ocurrían grandes cosas, se reunían los unos con los otros, y se decían: «Vamos a hablarlo». Era como si pensasen: «En lugar de quedarme en casa a ver un partido de fútbol, y esperar a que otros me resuelvan el mundo, voy a salir, voy a mezclarme, voy a ver por mí mismo». Y esta actitud estuvo muy bien. Claro que muchas veces no se encuentra una solución, porque no por ponerte con la mejor voluntad del mundo, vas a encontrar de buenas a primeras una solución a problemas complejos que involucran a tantos colectivos. Pero sí que es verdad que supuso un cambio, nos dimos cuenta de que la política nos concierne a todos.

Es muy importante abrir los ojos a que somos una sociedad cuyos asuntos públicos debemos gestionar entre todos. Se lama sociedad por eso, porque somos socios, y no hay ninguna empresa de la que te puedas

desligar, no es conveniente dejarlo todo en manos de los ejecutivos. No es práctico ni inteligente.

Sirvió para darse cuenta de que la política no era sólo una cosa negativa, un fastidio y una pérdida de tiempo. Por un momento se dejaron de escuchar frases como: «Yo no me meto en política», «Qué mala es la política», «No, no, yo no me quiero poner en política». Los ciudadanos descubrieron que si no te metes en política, más tarde o más temprano, la política se meterá contigo, que es lo que está pasando ahora, que la política se ha metido hasta el comedor de las personas y las familias.


Entonces, ¿es importante que todos participemos en política y no sólo los políticos?


El gran invento de la democracia griega fue imponer a todos los ciudadanos que acudiesen a discutir y a votar los asuntos que les concernían.

A nadie se le ocurriría someter una teoría científica a una votación; en cambio, tiene sentido debatir cómo organizamos la seguridad social, porque hay varias

opciones, y no podemos medirlas para saber cuál es la mejor. Cada una tiene sus ventajas y sus desventajas, y benefician más a unos que a otros. Entonces, lo que hacemos es explicarlas y después decidimos cuál nos parece mejor. Corremos el riesgo de equivocarnos, claro, pero es la única alternativa a una decisión dictatorial. Por eso es tan importante aprender a valorar la democracia. En un mundo donde el 80% de la humanidad vive en una dictadura, bajo el dominio del fanatismo..., los que tenemos la suerte de vivir en la zona privilegiada del mundo no podemos pasarnos el día quejándonos como si habitáramos un infierno.


A mí me parece que la nuestra es una democracia ficticia.


Todas lo son.


Nos hacen creer que tenemos derecho a votar y que somos nosotros los que elegimos, pero cuando se acaban las elecciones hacen lo que les conviene a ellos.


Con la democracia puedes hacer lo que quieras

menos descansar. La democracia es un régimen para no parar quieto, para estar siempre atento y vigilante, dispuesto a actuar. La democracia te da la posibilidad de intervenir, de controlar, de echar al gobernante que has puesto, porque te ha defraudado, porque descubres que es un corrupto, porque consideras que no es lo bastante competente. Pero si te cansas, estás vendido. La democracia es una motivación permanente para que intervengas en la sociedad.

ÉTICA DE URGENCIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora