Capitulo 3 - La promesa

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     Hola, mi nombre es Blu Morphy, y soy el espíritu del bosque que se encuentra cerca del lago, mi compañero Ikaros viene del bosque que está más allá de las montañas, nos prometimos salir juntos de aquí para que cuidáramos nuestros bosques, yo simplemente por más que una parte de mi quería huir sin él, no podía abandonarle, era nuestra promesa.

-No voy a abandonarte Ikaros... -mascullé mientras miraba al felino a los ojos, quedándome quieta, pensando, ¿cuales había dicho que eran las reglas? la segunda...¿pensar antes de actuar, no?.

Medite un poco antes de hacer algún movimiento, logre ponerme atenta y escuchar el flujo del aire, había una zona con mayor flujo de este, gire mi mirada un momento y allí estaba, una especie de entrada pequeña que mantenía un extraño flujo de aire frío en la habitación al lado de una de las entradas, esta se encontraba tras lo que era para mi, una enorme bestia de ojos afilados, no me quedo de otra que respirar hondo y cuando el animal estuvo dispuesto a saltar escuché unos pasos que venían alarmándose, era la mujer que salía al pasillo y vio al animal allí comenzando a acercarse gritando, este se asustó por las quejas de la mujer girándose sobre si mismo y bajando las orejas, aproveche esa oportunidad para escabullirme entre sus patas mientras la humana se acercaba y tomaba a la bola peluda entre sus manos.

-¿Qué haces en el pasillo? ¡Deberías estar en tu jaula!

Y allí estaba yo, corriendo con mi camarada en la espalda hasta llegar al agujero, pero el grito de la mujer me detuvo por unos instantes, me había visto, empezó a gritar como loca desesperada, yo seguí con mi camino, esa era la tercera regla "no mirar atrás cuando estás huyendo". En cuanto llegue a donde quería, lance a Ikaros dentro y luego entre yo, cayendo sentada y quedando tiesa por un instante cuando escuché un golpe agudo tras de mi, otro de esos frascos, lo podía ver tras las barras, la mujer lo tenía en la mano mientras un extraño liquido salía de sus ojos, parecía agua; estaba jadeando y temblando del miedo hasta que reaccioné.

-¡Ikaros! -me puse de pie y le volví a tomar con cuidado- por favor despierta... ¡por favor! -escuché un sonido nuevo y vi los barrotes, la mujer ahora estaba usando una herramienta extraña para abrirlos, observe como lo que lo mantenía en su lugar lentamente se estaba aflojando, sentí una suave corriente de viento deslizarse por mis alas hacia arriba, así que abracé al lepid con fuerza y abrí mis alas para que el aire nos llevara, y así fue.

La corriente no era muy fuerte pero si lo suficiente como para llevarnos a ambos; cuando me tope con un techo, detuve el golpe con mi mano y me fui arrimando hasta donde había suelo  dejando a Ikaros descansar allí, yo me senté en el borde, mire al precipicio; la mujer logró abrir la entrada y meter su mano, pero allí ya no había nada.

-Blu...

En ese momento me olvide de la mujer y me gire sobre mi misma alarmada, era la voz de mi compañero que finalmente había vuelto en sí, me acerque a el con cuidado llevando mi mano sobre mis labios, él trató de extender sus alas pero no pudo, cosa que me asustó, la tome con cuidado par revisarla, tenía el ala lastimada, le tome con mi mano libre del hombro para detenerlo.

-No te muevas, estás herido. -solté su ala con cuidado y le ayude a sentarse contra la pared.

-No es la primera vez que pasa, ya la mujer de abajo me ha encontrado, y curado las alas varias veces siempre que consiguen atraparme.

-Si, pero se supone que ahora vamos a escapar ¿no? -el se había quedado en completo silencio algo preocupado, cosa que me entristeció- ... ¿no? -insistí.

-Blu, mira, mi bosque... es posible que ya este demasiado dañado como para que pueda hacer algo para solucionarlo...

-¡No importa! ¡Puedes cuidar de otro bosque! -le regañe, tantos años intentando escapar como para darse por vencido ahora, eso me decepcionaba.

Alas azules - por: Rumay-chianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora