Un café contigo.

48 5 2
                                    

Louis y Nadia se miraron, sorprendidos, al oír la propuesta del doctor.

El chico sonreía pícaro como podía, mientras el doctor le ajustaba fuertemente la muñequera que tendría que llevar durante toda la semana. Nadia notó que el chico de ojos claros estaba sufriendo mucho y, casi inconscientemente, puso su mano sobre la de Louis en un intento desesperado de evitar su dolor. Él sintió su fría mano acariciando la suya un poco más cálida. Por un momento olvidó donde estaba y miró fijamente a los preciosos ojos miel de esa chica que le había hecho sentir cosas que nunca antes se habría planteado siquiera. Se estremeció y esta vez la culpable no era la muñeca.

– Señores… Ya ha acabado la revisión. Deberán volver dentro de una semana o antes si hay algún nuevo incidente –interrumpió el doctor, carraspeando.

Los chicos apartaron sus manos rápidamente, azorados.

– Muchas gracias, doctor –dijo Louis, mientras abandonaba la sala, acompañada por Nadia.

Salieron del hospital en dirección al coche sin articular palabra.

Por la cabeza de Nadia aún rondaban las palabras de Louis: Sí, somos pareja. No le desagradaba en absoluto ser su novia, pero… ¿no deberían de haberlo hablado antes? A ver, a ver… ¿En serio se estaba planteando salir con ese chico que acababa de conocer? Se estaba volviendo loca. Corrección: Louis la estaba volviendo loca.

Esta vez, Louis abrió el coche con las llaves en la mano izquierda, aunque con clara dificultad. Al final iba a ser cierto que esa semana iba a estar completamente inválido. Tendría que ayudarle… Se sentía demasiado culpable.

Nadia abrió la puerta del copiloto y le indicó a Louis que pasara con una graciosa reverencia.

– Intenta no partirte el brazo al entrar –dijo, sonriente.

– Lo haré –respondió el chico, acompañado de una carcajada.

Buff, que risa tan bonita…

Finalmente, Nadia subió al coche, introdujo las llaves en la abertura pero no arrancó.

– Louis… ¿A dónde te llevo? –murmuró, dubitativa.

– No esperes que te de la dirección de donde vivo antes de invitarte a un café –dijo él con una sonrisa pícara.

– Soy yo la que te lo debo.

– No, Nadia. Sin ti aún estaría sufriendo frente al Starbucks.

– Vamos. No empecemos tora vez –rió Nadia.

– Está bien… –aceptó Louis, resignado.

– Perfecto. Te llevo al Starbucks e ¡invito yo! –exclamó la chica, tapándole la mano libre para evitar sus protestas.

Como era de esperar, Louis intentó hacerlo, pero solo consiguió soltar unas pocas sílabas sin sentido. Acabó con los brazos cuadrados, haciéndose el fastidiado con el gesto exageradamente fruncido.

– No te enfades, tonto, que pago yo. –comentó Nadia. Un insulto así sonaba bonito saliendo de sus labios…

Louis subió las manos hacia el cielo en un gracioso gesto. Los dos rieron, mientras salían del coche, en dirección a la cafetería.

Hicieron su pedido y dijeron sus nombres a la asistenta del Starbucks, quien los apuntó en los vasos en los que sirvió el café.

Nadia se deshizo de su abrigo rojo y de su gorro y guantes color blanco ocre, dejando ver un bonito jersey negro bastante ajustado con un pequeño gato dibujado en el centro. Louis se quitó la chaqueta beis, quedándose solo con un fino suéter de fondo claro y rayas rojas. Los dos pensaron al mismo tiempo lo atractivo que era su compañero.  Después de quitarse los abrigos, se sentaron al fondo de la sala, lo más lejos posible de las pocas personas que había allí esa mañana.

Louis hizo un amago de coger el vaso con la mano derecha pero chasqueó la lengua al recordar su lesión. Le iba a costar concienciarse de ello. Intentó agarrarlo con la izquierda pero, Nadia, al ver que se iba a echar el café encima, le quitó el recipiente de las manos y lo volvió a colocar sobre la mesa.

– ¡Eh! –protestó Louis.

– Si no quieres mancharte la camisa, espera aquí quieto mientras voy por una pajita –dijo ella, incorporándose.

– También podrías dármelo de beber tú… –susurró Louis.

– No soy tu niñera –dijo ella, como respuesta.

– Pues el médico ha dicho lo contrario –murmuró él, fingiendo estar muy fastidiado, aunque simplemente estaba decepcionado.

Nadia rodó los ojos, sonriente. Ese chico no tenía remedio… Pero le caía muy bien. Realmente bien. Compartía con él una confianza que no tenía con personas a las que conocía desde hace mucho más tiempo. Louis sacaba de ella su lado más escondido, al que muy poca gente podía llegar. No era tan tímida; era más segura de sí misma y de las decisiones que tomaba.

Pidió la pajita a la dependienta que los había atendido antes. Le dio las gracias y volvió a la mesa.

Mientras Nadia caminaba hacia la caja, Louis no había apartado la mirada de ella ni un instante. Demasiadas bonitas vistas para desaprovecharlas. Aún no se creía que fuera a pasar una semana junto a ella, según la recomendación del doctor. Aunque aún no sabía la opinión de Nadia, esperaba con todas sus fuerzas que fuera positiva.

– Aquí tienes –dijo ella, entregándole la pajita a la vez que se sentaba en frente de él.

Louis la introdujo en el café y, tras comentar que se sentía como un crío de 5 años, bebió al mismo tiempo que Nadia.

Dejaron los vasos en la mesa y se miraron sonrientes.

– Hablando del médico… –inició Nadia la conversación– ¿Por qué dijiste que éramos pareja?

– Si no lo hubiera dicho, te habrías quedado fuera, y no quería que eso pasase –respondió Louis sin inmutarse.

– Ahh… –dijo ella un tanto decepcionada.

– ¿Me darás tu número de móvil? –preguntó Louis tras un breve silencio.

– ¿Qué?

– Tu número. El doctor ha dicho que me convendría estar el mayor tiempo posible contigo. ¿Me lo darás?

– Louis…

– Si no me lo das, lo conseguiré por mis propios medios… Tú veras –dijo enseñándole uno de los carteles que Nadia había pegado durante la mañana.

– Sabía que no era una buena idea… –rió ella. –Pero… ahora que caigo… esos papeles estaban por mi academia, ¿cómo lo has conseguido?

– Oh, Nadia, no me lo esperaba de ti –dijo Louis, moviendo la cabeza hacia los lados.

– Vale, ahora sí que me he perdido.

– ¿Llevo en tu misma residencia todo el curso y ni siquiera te habías dado cuenta de mi presencia? Muy bonito…

--------------------------------

Espero que os haya gustado "Un café contigo" (: Disfrutad. Dentro de poco aparecerá alguien nuevo en la historia... Alguien muy caballeroso al igual que pervertido. ¿Os suena de algo? ;P

Forever Young.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora