La calma antes de la tempestad

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-No se tu pero yo me muero de hambre- dijo Bellamy -deberíamos explorar esto a ver si guardan algo de comida por aquí-.
-Creo recordar que había una pequeña cocina en alguna parte- dijo Clarke -te ayudaré a buscar- hizo ademán de empezar a andar, pero el chico la detuvo -no hace falta, tu busca un sitio donde podamos estar cómodos y dormir- sin darle tiempo a replicar, se dio la vuelta y salió de la habitación.

-Ok- pensó Clarke -a la orden- y empezó a recorrer el pasillo. A pesar del descanso, aun estaba bastante débil y tenía los músculos de las piernas algo entumecidos. Además, ella también se moría de hambre.

Al pasar delante de la habitación de Lexa le dió un vuelco el corazón. De repente, la recordo tumbada en la cama, llena de sangre, el beso de despedida... Los recuerdos eran demasiado dolorosos, así que cerró la puerta de golpe. Era la habitación más grande, pero no podría soportar entrar allí otra vez.

Después de recorrer media planta, por fin encontró en el ala oeste un cuarto con varias camas, un sofá y una chimenea que parecía muy acogedor y decidió que tenían un ganador.

Mientras tanto, Bellamy había encontrado la cocina. No había mucho, solo lo básico. Supuso que habría otra más grande en algún otro piso de la torre, y que esa solo la utilizarían para servir a la comandante y mantener la comida caliente para los actos sociales.
Empezó a abrir los armarios y encontró cacharros, hierbas, ungüentos... Pero nada de comida. Por fin, abrió una puerta que daba a un cuarto pequeño que resultó ser una pequeña despensa. En ella había algo de fruta fresca, pan, cecina y vino, mucho vino -Estos terrícolas no llevan una dieta muy variada que digamos- pensó. Reunió todo lo que pudo en una bandeja muy elegante y se dispuso a buscar a Clarke.

La encontró dos salas más allá, tratando de encender un fuego en una chimenea, sin éxito a pesar de sus esfuerzos. Se quedó un momento en el marco de la puerta, observándola, divertido.
Luego decidió acudir en su ayuda
-déjame echarte una mano con eso- pero ella se negó -ni de broma! Lo de este fuego y yo ya es personal-
Bellamy se rió ligeramente y la dejó hacer. Le gustaba cuando se ponía testaruda y le llevaba la contraria.

Cuando habían pasado como 15 minutos y las manos le dolían tanto que estaba a punto de abandonar, consigió una chispa y la hierba seca empezó a humear. Clarke se sintió orgullosa de sí misma y esperó a ver aparecer una llama, pero cada vez había menos humo y temió que todo se fuera al garete. Levantó la vista y miró a Bellamy con desesperación y el se acercó con una sonrisa burlona en los labios, la apartó con cuidado de delante de la chimenea, se agachó y empezó a soplar. Al cabo de unos segundo ya había una pequeña llama y, poco a poco, la leña de alrededor fue prendiendo.

Clarke suspiró aliviada y le tendió la mano para ayudarle a levantarse
-formamos un buen equipo- le sonrió.
-Si- dijo él -yo encontré la comida y tu CASI enciendes un fuego- se rió.
-Eh!- protestó Clarke -que yo acabo de vencer a ALIE- fingió estar ofendida y luego se rió.
-Touché- dijo él. En ese momento se dio cuenta de que aun sujetaba su mano. Disfrutó durante medio segundo más de el contacto con la cálida piel de su amiga, sin entender muy bien porqué lo hacía, y entonces la soltó. Se volvió hacia la bandeja y dijo -esto es todo lo que he podido conseguir, no guardaban gran cosa aquí arriba-

Clarke se descubrió a sí misma echando en falta el tacto de Bell en su mano, pero rápidamente deshechó la idea cuando, al ver la comida, su estómago rugió.

Se acercó a la bandeja y cogió un par de uvas. Las mordió y cerró los ojos, disfrutando de la fresca y dulce explosión que se estaba produciendo en su boca. Cuando los abrió, vió que Bellamy había cogido un palo ardiendo de la chimenea y se disponía a encender las antorchas y velas que había por toda la habitación, confiriéndole un halo dorado casi mágico.
- Cena romántica a la luz de las velas, no te quejarás- bromeó él, y se sentó a su lado. Le rellenó la copa de vino y se sirvió una para él. Dió un largo sorbo y dijo - estos terrestres si que saben-

Disfrutaron de la improvisada cena haciéndose bromas y contándose anécdotas de su vida antes de los 100, como si nada de todo aquello hubiera pasado, como si no existiera nadie más.

-Antes de que el vino se me suba a la cabeza tengo que contarte lo que vi- dijo Clarke, poniéndose seria.

Bellamy asintió y ella le contó cómo ALIE le había revelado que las centrales nucleares de todo el mundo habían empezado a arder y que, en un plazo de 6 meses, la tierra volvería a sumirse en un invierno nuclear si no hacían nada para evitarlo.

Cuando terminó, Bellamy la miraba muy serio y concentrado en procesar todo lo que acababa de decir.
Por un momento, le invadió el nerviosismo, seguido por una súbita indignación -Cómo podemos saber que decía la verdad? Es decir, no sería un intento desesperado para que no la desconectases?

- Los IA no pueden mentir, Bel - dijo Clarke, con tono resignado - además yo lo vi y, no se cómo explicarlo, pero se que es verdad, algo dentro de mi me dice que esa amenaza es real-

- Pues no se cómo, pero encontraremos una solución- dijo él, con renovada esperanza en su voz - siempre lo hacemos-.

Tenemos que salvar el mundo...otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora