Capítulo II

57 6 0
                                        

Tres días antes de la boda...

Son las 10 de la mañana.
Dante se despierta. Observa a Helena dormida. Se le ve tan tranquila y hermosa... Verla da felicidad. Dante la observa, embobado en su belleza.
Cuando Helena despierta, se ríe, ya que ve la embelesada cara de su novio.

— Buenos días, princesa — acierta a decir Dante.

— Buenos días, mi príncipe — dice Helena, mientras se acomoda en el hombro de su amado —.  ¿Qué tal has dormido?

— He soñado contigo, así que he dormido bien — dijo mientras la besaba.

— Por cierto — continuó hablando él —, te tengo una sorpresa guardada para hoy.

— ¿Qué es?

— Vamos a ir un sitio, como si fuera una "pre-luna de miel".

— ¿Y adónde vamos?

— Eso no te lo voy a decir — dijo Dante sonriendo.

Helena cogió una almohada y golpeó a su novio. Mientras se reía, recibió un almohadazo por parte del golpeado.

~XXIV~

La pareja monta en el coche, rumbo a una casa rural, que había alquilado Dante por dos días. Van por una carretera secundaria, algo estrecha y peligrosa.

Un coche va en sentido contrario, algo más rápido de lo que debe.

Te quiero — le dijo Helena a Dante, mientras éste sonreía.

Helena besa a su novio, haciendo que éste apartara un momento la mirada de la carretera para ver lo más bello que existía.

Tal fue la suerte de la pareja, que Dante giró, sin darse cuenta, el volante ligeramente a la izquierda, haciendo que el coche choque con el que iba en dirección contraria. Por la fuerza, el coche salió despedido hacia la derecha, despeñándose por un barranco.

~XXIV~

Helena despierta. Ve a su novio malherido, sangrando por la cabeza.

— ¡Dante, despierta!

— ¿Qué ha pasado?

— Hemos caído por un barranco y... ¡AH!

— ¿Qué pasa?

— Tu... Tu vientre... Hay...

Dante tenía una estaca clavada en el vientre, que le atravesaba el estómago y le salía por la espalda.

— Voy a morir — dijo Dante, agotado, cuando vio aquello que le atravesaba de parte a parte.

— ¡No vas a morirte! ¡No digas eso! Voy a llamar a emergencias.
>> ¿Emergencias? Sí, hemos caído por un barranco en carretera. Mi novio está malherido, y estamos atrapados en el coche. No, no puedo moverme. Vale.

En cuanto colgó el teléfono, se acercó a Dante, abrazándolo por detrás con un brazo.

— Tranquilo, ya vienen a salvarnos.

— Helena, ambos sabemos que voy a morir. Quiero decirte tres cosas. La primera, recuerda el plano astral. La segunda, ve a la boda. La tercera, bésame, que quiero morir en tus labios.

Haciendo un esfuerzo, Helena se movió, para abrazar a su amado, y besarlo, besarlo como nunca antes había hecho, porque sabía que aquel sería el último beso.

Dante le correspondió, gastando el último aliento de su vida para corresponder a su novia, la cual, por desgracia, tendría que vivir sin el.

— Descansa en paz, cumpliré todo lo que has dicho. Te quiero.

— Y yo. Gracias  — dijo Dante, mientras cerraba los ojos por última vez.

Y Helena volvió a besar a Dante. No quería reconocer que se había ido, quizás para siempre, o quizás no, pero necesitaba darle ese último beso, para darle en el último momento esa luz que ella portaba.

Buenos días/tardes/noches a todos.

Qué tal??

Ya lo sé, me estáis odiando por matar a Dante (o quizás no)

Venga, dejad de llorar, que no es para tanto.

— ¿Qué estás diciendo? ¿Qué no es para tanto? Yo TE MATO.

Gracias espontáneo, por tu opinión.

Bueno, la vida continúa, en el próximo capítulo sabréis si Helena también vive...

Un saludo a todos, y hasta el próximo capítulo!!

PD: ya sabéis, si os gusta votad, comentad... y todo eso.

Beso astralDonde viven las historias. Descúbrelo ahora