Parte sin título 2

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Transcurrido ese día, en el que intenté que fuera lo más ameno posible para los niños hablando con ellos, salgo a la calle.

Me intento mentalizar para encajar lo mejor posible el paisaje y la desolación con la que me encontraré pero jamás me hubiera imaginado esto.

Las casas están perfectamente, veo niños en la calle jugando, a gente paseando al perro, a perros paseando al humano, parejas en un bar...

Me encuentro muy confuso, no comprendo qué ha pasado. Me doy la vuelta y veo que estoy en una casa que no reconozco pero que me resulta extrañamente familiar. Me miro la rodilla y ésta está perfectamente y sin vendaje. Comienzo a marearme y caigo al suelo.

Cuando despierto estoy en una sala de interrogatorios y enfrente tengo a dos policías(o algo así). Yo aún estoy algo aturdido, pero me despejo cuando un policía me golpea fuertemente en la cara. Tras haberse desahogado un poco, comienza el interrogatorio el otro policía.

-¿Sabes lo que es esto?

-No-respondo, extrañado.

-Esto es un suero de la verdad-dice el policía, con aire de suficiencia.

-Ah, he oído hablar de él. Pentotal sódico, ¿verdad?

-Sí y no. El pentotal sódico fue utilizado en su día, pero hace no mucho se demostró que no hacía que dijeras la verdad sino que sólo hacía que la persona que lo ingería hablase sin parar. Por eso le hemos añadido etanol, escopolamina, benzodiacepina y amital sódico. Con esto, nos dirás lo que queremos saber-dice el policía(aunque voy sospechando que no son policías convencionales), acercándose a mí.-Pero no sé qué hago contándote esto. Abre la boca.

-De acuerdo, no oculto nada-digo, sorprendiéndome de mi propia tranquilidad.

-Ya, ya. Eso es lo que dicen todos.-Dice el otro entre carcajadas.

A continuación, me da el suero para que me lo beba, y eso es lo que hago, puesto que no tengo otra salida.

El suero no sabe como nada que haya probado anteriormente, está realmente asqueroso.

No noto nada, aparte de un ardor en la garganta, producto del suero.

-¿Y bien?, ¿vas a confesar?- dice el policía que me dio el suero.

-No tengo nada que confesar, no he hecho nada en toda mi vida. Lo máximo, no haber recogido la mierda de mi perra cuando la paseaba.

-Serás... - echa la mano hacia la porra, pero de repente se oyen disparos detrás de la puerta.

-Jenofonte, ves a ver qué pasa.-dice el policía que iba a aporrearme. Si no fuera por la gravedad de la situación, me hubiera reído del nombre.

Pero antes de que Jenofonte pueda moverse, la puerta es derribada y entran cinco personas armadas con fusiles y nos rodean.

-Soltadlo-dice uno de los hombres armados.

-No tenemos otra opción- dice Iósif, mirando a su alrededor.

Entonces, el militar(o eso parece que es) le da un codazo y lo deja inconsciente. Lo propio hace otro soldado con el otro policía.

Tras eso, salimos de la habitación y tengo que ir esquivando cadáveres para llegar a la próxima puerta. Se ve que estos hombres son profesionales.

Cuando cruzo el umbral de la puerta, observo asombrado que no estoy en una comisaría, sino más bien en un laboratorio.

Salimos de dicho laboratorio y montamos en un helicóptero que nos está esperando, creo que es un Little Bird(de algo tenía que servir jugar al Call of Duty). El viaje se me hace interminable, no abro la boca en todo el trayecto porque aún no me puedo creer lo que me está pasando.

Cuando bajamos del helicóptero, entramos en un edificio inmenso y solitario. Hay muchos hombre armados, como si estuvieran protegiendo algo o a alguien.

Una vez dentro, veo a una chica de espaldas a mí discutiendo con tres hombres. Por la forma en que la miran y le hablan se nota que la respetan, es probable que sea una líder o algo por el estilo.

Cuando se dan cuenta de mi presencia, la chica me sonríe y dice:

-Iván, ya tenía ganas de verte.

Yo la miro extrañado sin decir nada.

-¿No sabes quién soy?-pregunta, más extrañada de lo que yo lo estoy.

-No.- respondo, muy confuso.

-Es igual, supongo que querrás descansar. Mañana hablamos.-dice, y hace un gesto con la mano para que me vaya.

-Espera. No me has dicho cómo te llamas.

-Puedes llamarme Núria.-me dice sonriendo.

Salgo de la sala y me guían a mi habitación.

Una vez dentro, compruebo que todos mis efectos personales que dejé en mi casa de Valencia se encuentran ahí.

Me tumbo en la cama y duermo, o al menos lo intento, porque no puedo parar de pensar en todo lo acontecido este día.

¿Cuando Sabes Que Algo Es Real?[ TITULO NO DEFINITIVO( Seguramente Lo Cambie)]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora