Pesadilla

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« Estaba frente al espejo de nuevo. Lo observaba fijándome en sus detalles. El marco era de color dorado, decorado con trazos elegantes. Mire mi reflejo en el espejo. No puedo creer que haya vuelto aquí.

Cerré los ojos unos segundos y cuando los abrí, dí un paso hacia atrás. Algo se movió dentro de él. Me volteé para asegurar que estaba sola. Regresé mi vista al espejo y estiré mi mano para tocarlo con las yemas de mis dedos. »

Abrí los ojos, mi respiración era agitada y estaba sudando. Cuando me di cuenta que estaba en mi habitación me tranquilicé.

Solo había sido una pesadilla, con el movimiento brusco que hice desperté a Grace y fingí dormir para que no me preguntara nada. Después de unos minutos la escuche salir de la habitación, dejándome sola. Entre abrí un ojo para asegurarme que no estaba, y así era.

Me levante y tome una ducha para relajarme y oler bien. Cuando salí me vestí, llevaba unos pantalones de mezclilla azul, con una blusa de lana vino tinto con mangas largas y unos converse del mismo color.

Cuando ya iba a bajar a desayunar, tuve el impulso de voltear hacia la mesa de noche. Me llevé una gran sorpresa de la que hubiera querido no ser espectadora, se me heló la sangre cuando vi ese candado sobre ella. De nuevo. No obstante, lo tomé rápidamente y lo metí a mi bolsillo trasero. Esta ves no lo perdería.

Baje a la cocina tratando de no verme nerviosa para que mis padres y Grace no me interrogaran de algo que no tiene explicación alguna, y por suerte no lo notaron. Estar con mi familia me hizo relajarme y olvidarme del candado, de la pesadilla. Aunque sea solo un poco. Luego de un rato, fui a mi habitación y le escribí a Megan, contándole lo que pasó, ya que se había ido de viaje solo podía comunicarme con ella por medio de Internet. Me aconsejó que lo dejara así y que no me involucrara en nada mientras ella no este. Creo que tiene razón, pero la curiosidad seguía car comiéndome por dentro. Tenía la sensación de que algo en esa casa me atraía. El candado, la desaparición y reaparición de este en mi habitación, la pesadilla del espejo, todo era muy extraño.

Cuando quise algo de aire fresco, jale mi abrigo y salí de mi casa. Me senté en la entrada, pensando en que debería hacer, cuando el frío empezaba a quitarme el calor, me levante y ladeé la cabeza, alejando la idea de volver a ir a esa casa.

Iba a haber la puerta pero antes me giré de nuevo y observe la casa que tenía enfrente. Estaba indecisa, si ir o no. Mire a ambos lados de la calle y puse uno de mis pies adelante.

No pensé. no lo haré

Abrí la puerta y entre a mi casa.

A Través de los MundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora