El Comienzo

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Ya era de noche y me encontraba sentada en la mesa, dándole pequeños sorbos a mi café. Grace y mamá ya habían ido de compras y papá ya estaba durmiendo. Depués de dejar vacía la taza, subí a mi habitación y me metí entre la sabanas, tratando de dormir. Pero por mas que lo intentaba no lo lograba. Me senté en mi cama, convencida de que era inútil. Agarre el candado que estaba a la par de la cama,sobre la mesa de noche, preguntándome como fue que llego ahí, si era una fuerza sobrenatural o algo invadía mi habitación.

Pensándolo bien, no quería saber.

...

Me desperté contenta, ya que esta noche volvía Megan y podría estar con ella como siempre. Me senté en la cama y me estire antes de pararme. Me restregué los ojos y corrí la cortina para que entrara luz. Acto seguido, me dirigí al baño a darme una ducha. Cuando salí, me puso unos pantalones blancos, con una blusa rosada, botas de invierno grises y una bufanda del mismo color.

Baje al desayuno y cuando termine, ayude a Grace a empacar sus cosas, ya que en un par de horas volvería a la universidad. Cuando llego el memento, me despedí de ella y me senté en el sillón de la sala, a enviarle mensajes a Megan, que después de muchos, me respondió:

Megan: ¡Hayley, ya deja de enviarme tantos mensajes!

Hayley: Lo siento, Meg. Pero no contestabas. Ya iba a comenzar a llamarte.

Megan: ¿Que pasa? Estoy en el auto y ¡ya sabes que me mareo!

Hayley: ¡Solo quiero saber a que hora llegaras!

Megan: Ya te he dicho que en la noche. Me quedare en tu casa, si quieres.

Hayley: ¡wiiii!

Megan: De acuerdo. Te hablare luego. Mi cabeza empieza a dar vueltas...

Hayley: Okay

No sabía qué hacer y algo vino a mi mente: ¡el candado! Me había dormido viéndolo anoche. Subí a mi habitación y lo busque entre las sábanas. Cuando lo encontré, di un largo suspiro y baje con el a la sala. Me senté de nuevo en el sillón y comencé a jugar con el.

Después de un rato me aburrí, así que, después de abrigarme bien, salí de la casa a caminar. Bufé cuando pise la nieve. El invierno parecía no querer irse. Comencé a caminar por las calles sin ir a un lugar en especial. Tropecé con algo y caí sobre el cemento congelado, dije una maldición y me pare rápidamente viendo hacia atrás para descubrir con que me tropecé.

Un escalofrío paso por mi nuca, pues con lo que me había tropezado era, no más ni menos, que el candado.
¡Lo guarde antes de salir! ¿Cómo es esto posible? Ya estaba harta. Lo tome y comencé a caminar con paso apresurado hasta que vi la cerca frente a mi, volví en razón, dándome cuenta de lo que estaba haciendo.

«no me importa, voy a entrar si o si»

Pateé la puerta de la cerca muy fuerte. No saltaría de nuevo. Además, estaba sin el candado, así que fue fácil abrirla. Al llegar a la puerta tome las llaves del marco y la abrí cuidadosamente. Mis manos comenzaban a temblar pero quería terminar con esto de una vez por todas.

Entre a la casa y vi mi alrededor. Empecé a escuchar pasos que provenían de arriba, pero seguía sin importarme. Si algo me quiere asustar ¡qué lo haga de frente! Revise toda la planta de abajo y luego subí a la de arriba sin hacer ruido.

Empecé a revisar de habitación en habitación recorriendo lo pasillos en los que había estado con Megan hace algunos días hasta que al fin encontré el cuarto que buscaba. Entre a la habitación y pase la mirada en ella.

Entonces lo vi, como esperándome, está el espejo a un lado de la habitación. Me acerqué a él y pase mis dedos por las orillas. Se parecía al de mi sueño. Lo rodee para verlo por detrás. Era una especie de espejo doble, ya que estaba decorado con la misma delicadeza de la parte de enfrente y tenía el mismo cristal por donde me reflejaba.

Volví a donde estaba antes y me miré al espejo. Baje la mirada hacia mis zapatos avergonzada. Era ridículo. Era una locura. Me mire de nuevo al espejo, ya estaba dispuesta a irme, y lo hubiera echo, si no me hubiese quedado petrificada del miedo al ver cómo mi reflejo me hacía señas con la mano. Llamándome.

A Través de los MundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora