Mi pasado, Yo y Él...

Por ser tan...yo... supongo

Iba caminando por los pasillos esperando no encontrarme con cierta persona...y así fue, por suerte.
Ahora mismo no soy capaz de verlo de nuevo, mucho menos de entablar una especie de conversación con él. La historia no se debe repetir, y viendo que no es tan sencillo vivir el día a día sin recordar lo que sucedió hace años...
Aleje mis pensamientos de aquellos días y seguí con mi camino.

Al salir del edificio vi a Kayla, quien estaba sola frente al edificio, parada de forma que me daba la espalda, avance lentamente tratando de no llamar su atención, sin embargo ella volteo y nuestras miradas se cruzaron por unos segundos, tras los cuales camino hacia mi.
Sus ojos denotaban preocupación y se veían un poco solitarios, al verlos entendí que yo era la causa de eso por no querer depender de ella debido al temor que albergó sobre confiar en alguien, al no contarle nada sobre aquello que ando en mi cabeza últimamente.
Llevo días evitando cualquier cosa que tenga que relación con Nathan, así como mis otros problemas personales.
Se que ella es una buena persona y no me ha dado razones para pensar lo contrario, es alguien que escuchará lo que tenga que contar, y aún así yo fui tan necia al no querer cometer más errores, que no me di cuenta de que estaba huyendo. Que desastre he creado ahora.

Mientras mis pensamientos divagaban Kayla se fue acercando más a mi llegando a estar parada frente a mi, esperando a que reaccionará.
Al sentir su mirada levante la vista hacia ella. Kayla hizo un gesto de querer iniciar la conversación, sin embargo, esta vez era mi turno de empezar a comunicarme bien, es lo mínimo que puedo hacer.
Así que, antes de que ella dijera una sola palabra, abrí mi boca y pronuncié las primeras palabras que me vino a la mente.
- Kayla...Yo... Lo siento mucho...- dije con una voz quebradiza, dirijiendo mi mirada hacia el suelo evitando enfocarme en Kayla a toda costa.
-¿Por qué te disculpas?... ¿por qué no me ves a los ojos?- Kayla questiono haciendome enfocar la mirada en ella.
-Por ser tan...yo... supongo- finalice mientras una pequena sonrisa, mejor dicho un muec extraña, asomaba en mi rostro.

Tras nuestra pequeña charla, donde hubo más preguntas que respuestas decidimos converdar en un lugar más privado. Por ello, nos dirigimos a mi departamento para evitar interrupciones.

Llegando a mi departamento, dejamos las cosas en una mesa cerca de la puerta, luego Kayla se sento en el sofá frente a una pequeña mesa y una bella pintura. En lugar de seguir su ejemplo le pregunté si quería algo de beber, a lo cual ella se nego, sin embargo yo necesitaba pensar antes de hablar así que me dirigí a la cocina para tomar algo para mi e intentar organizar mis pensamientos.
¿Qué debería contarle primero?¿Enserio tengo que contarlo? Pero Kayla es de fiar, no debi dudar tanto ¿Debería decirle detalles?¿Nombres?¿ Esto no será mala idea?... mientras me comía la cabeza, tome un vaso que tenía cerca y antes de poder servirme agua se resbaló de mis manos y se estrello contra el suelo, causando un fuerte sonido, el cual me devolvió a la realidad.
- ¿Esta todo bien en la cocina?- pregunto Kayla desde la sala, al tiempo que se escuchaba que se levantaba de su asiento dispuesta a ver que sucedió.
- Si, todo esta bien. Solo se me resbalo el vaso, en seguida lo recojo y voy contigo, no te preocupes.- respondí al tiempo que sacaba la escoba y el recogedor para deshacerme de los vidrios rotos.

Tras recoger todos los trozos de vidrio tome otro vaso y lo llene con agua.
Salí de la cocina, vaso en mano, para reunirme con Kayla en la sala.
Tome asiento frente a Kayla y deje el vaso sobre una pequeña mesa de centro que tenía cerca.
Tras unos segundos que parecían eternos, Kayla, quien no había dejado de mirar sus manos desde que volví a la sala, levantó su cabeza y se giró para verme directamente a los ojos.
Su mirada era muy seria, penetrante podría decirse, ya no había tiempo de dudas, era ahora o nunca parecían decir sus ojos.
Solte el aire que hasta ese momento ni cuenta me había dado que guardaba, traté de calmarme poco a poco, fui respirando con mayor tranquilidad, y al final comencé a contarle las cosas que había vivido antes de conocerla, dejando de lado ciertos detalles como nombres o lugares especificos, dejando aquello que tenía miedo de contar hasta ese instante.
No aparte mi mirada de la suya ni un segundo mientras hablaba, solo continue con mi historia. Con cada pieza del rompecabezas de mi vida que ella unía sus expresiones cambiaban, llegando a un punto en el cual ya no supe que es lo que pensaba, sin embargo no me detuve y termine contandole todo. Los detalles de la tragedia.