Sabía que iba a sufrir, pero me arriesgué, no imaginé la magnitud del dolor. Qué tonta fui, al pensar que sería feliz, pero dentro de mí, sabía que tú no eras para mí. No distingo noche ni día, los minutos son testigos crueles del dolor.El reloj me orienta a seguir la vida como era antes de saber de ti. Aunque sé que nunca será igual. Nunca imaginé que el techo de mi habitación fuera tan triste, me hace sentir sóla y desamparada. Mi almohada ahora seca mis lágrimas, que brotan como cascadas de lamentos, y mi sábana me abraza, pero no me consuela, el dolor sigue allí. El nudo en mi garganta no cede. Te fuiste y te llevaste algo de mí, pues tengo en mi pecho un vacío que el aire no puede llenar. Los recuerdos son como sal en mis heridas, saber que mis labios no volverán a tocar los tuyos, me pone mal, y me identifico con todas las canciones de amor, como si fueran escritas para mí. Ninguna de las mil recetas para el mal de amor ha funcionado. Creo que esta vez fue la definitiva.Me falta el aire, me faltas tú.