Capitulo 3

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Cuando terminamos de almorzar vamos a la clase gimnasia, es una de mis materias favoritas. Me gusta hacer deportes y todas esas cosas.
Esta clase si estoy con Bea y Xavier; también con el imbécil de Joshua y sus amigos.

Las mujeres entramos a los vestuarios, nos cambiamos y salimos.
Llegamos donde estaban todos y el profesor Wallas nos dijo que corramos por 20 minutos. Lo hicimos y cuando terminamos estábamos todos agotados.
El resto de la clase fue así, haciendo ejercicios; deportes, etc.
Termino la clase y fuimos a ducharnos todos.
Cuando me baño me gusta tardar y tomarme mi tiempo, así que le dije a Bea que de marche cuando ella acabe a lo que me respondió con un alegre "si"; a la muy perra no le gusta esperarme.
Termino de ducharme y solo quedan tres chicas que se estaban por ir, me visto y me voy.
Salgo y me choco sin querer con alguien eso provoca que se me caigan las cosas que tenia en la mano.

-Lo siento no era mi intención chocar- digo apurada pero cuando miro de quien se trata me callo enseguida, es el inepto de Joshua-a era tú imbécil, fíjate por donde caminas.-

-Y yo pensé que te ibas a disculpar por chocarme.-Dice con una sonrisa arrogante.

-¿Chocarte yo?,si eres tú el estúpido que no mira por donde camina y va chocando personas.-

-Tú eres la niñita que no mira; así que cállate y córrete que tengo cosas más interesantes que hacer en vez de estar aquí y encima hablando contigo, niñita.-

-Primero no soy una niñita tengo la misma jodida edad que tú y segundo; córrete tú imbécil y déjame caminar.-Digo, no voy a dejar que él se vaya primero, tengo dignidad muchachos.

-Ya cállate.-Dice

Lo miro indignada, le doy la espalda y me voy. Odio a ese chico, lo aborrezco.

Cruzo la puerta principal y comienzo a caminar. Siento que empiezan a caer una pequeñas gotas que al poco tiempo se convierten en grandicimas gotas. Maldigo por no haber traído la campera que tiene capucha.
Oigo que tocan bocina a mi lado pero no le presto mucha atención hasta que gritan mi nombre, me doy vuelta y es Joshua.

-¿Qué quieres imbécil?-Le digo mal humorada por tener que estar mojándome.

-Oh, tranquila fiera-dice riendo, lo que causa que yo me enfurezca más-¿quieres que te lleve, pequeña?-

-¿Por qué querría yo que alguien como tú, me lleve?-

-Porque es evidente que tienes frío y odias la lluvia.-Dice, todavía con su estúpida sonrisa.

-Te equivocas, no tengo frío-miento-y amo la lluvia.-Mentira la odio profundamente, somos enemigas.

-Estas mintiendo pequeña.-

-No es cierto imbécil.-

-Si.-Dice.

-No.-Digo ya muy enojada.

-Ya deja de pelear y sube que te vas a enfermar enojona.-

-Tú no me dices que hacer-Digo abriendo la puerta del copiloto -y que conste que subo porque quiero, no por que tu me lo dices.-

-Si, si pequeña.-

-Ya deja de decirme pequeña,imbécil .-Digo frunciendo las cejas.

Cuando tu dejes de decirme imbécil, pequeña-recalcando la ultima palabra.

-Aggg, imbécil.-

Ríe y sigue manejando.Subo mis piernas al asiento y dejo de mirarlo, apoyo mi cabeza en la ventana y no se cuando ni como, pero me duermo profundamente.

-Eleanor, Eleanor-siento que me tocan el hombro-despierta pequeña; hemos llegado.-

-¿Joshua?-Digo mirándolo extrañada.

-Si el mismo pequeña-me sonríe- ya llegamos a tu casa.-Dice y recién me percato de donde estoy.

-Oh, cierto-lo miro y nos quedamos unos segundos en silencio, hasta que este se vuelve incomodo.

Joshua carraspea la garganta y desvía la mirada.

-Bueno, creo que debo irme ya.-Digo nerviosa.

-Mmm, si si .- Dice sin mirarme.

-Adiós gracias por traerme.-Digo acercándome despacio le doy un beso en la mejilla; y él se da vuelta.

-De nada y adiós.-

Bajo del auto y me quedo unos minutos ahí parada viendo como su auto se retiraba.

Eso fue bastante raro, pero no importa, lo bueno es que no me tuve que mojar todo el camino.

Entro a casa así no me sigo mojando y me llevo la sorpresa de que esta mi padre.

-¿Que haces aquí?-Pregunto.

-Hola hija, si mi día fue bastante tranquilo, ¿y el tuyo? Me alegro Eleanor.- Dice con ironía.

-Bla bla bla, te hice una pregunta.-Digo sacándome los zapatos y aflojando mi corbata.

-Háblame bien que soy tu padre-me mira mal y me imagino por lo que debe ser- señorita póngase los zapatos y acomódese la corbata.-

-Eres tan pesado hombre; te hubieras quedado en tu trabajo.- Digo refunfuñando y llendome a la cocina por algo de comer.

Él me mira con mala cara y sube las escaleras diciendo algo que no llego a oír.

Voy a la cocina y saco de la heladera unos sanguches y un jugo de limón, si amo el limón.

Me voy a mi habitación, me pongo a comer, y reviso mis carpetas y libros  a ver si tengo tarea que hacer y si, si tengo que hacer tarea, de matemáticas.

Cuando termino de hacer las cosas escucho que suena mi teléfono. Lo miro y es Bea.

Hay una primera vez para todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora