Al enemigo se le mantiene cerca.
Pasó una semana exacta.Las marcas hechas por Derek recién desaparecían y comenzaba recuperar mas movilidad sobre su afligido cuerpo.
Todo marchaba con naturalidad, como si aquella noche no hubiera ocurrido jamás y eso, en cierta forma, tranquilizaba a Stiles.
En el transcurso de ese tiempo no se topó con Derek ni vio a alguno de sus amigos.
El chico de ojos miel estaba corriendo con mucha suerte. O por lo menos eso creyó.Durante la clase extraoficial de Artes con la profesora Jennifer un grupo de alumnos de último año interrumpió tocando la puerta del salón donde se encontraban.
—Adelante— dio permiso la castaña.
—Buenas tardes, profesora. Sólo veníamos a dejar los cuadros que nos dejó la clase de la semana pasada— dijo un chico alto de piel blanca y de cabellera rizada al par que ingresaba al salón.
Poco más y era príncipe.Stiles reconocía al tipo. Si su memoria no le fallaba era Isaac Lahey, amigo de Derek.
Si estaba Isaac aquí tal vez estaba...—Pero qué hermoso cuadro pintaste, Hale— elogió la profesora Blake al chico de ojos verdes.
El joven Stilisnki sintió un terrible escalofrío sobre su espina dorsal. Tan rápido como lo vio puso un libro como defensa y se escondió tras el para no ser visto ni por él ni por ninguno de sus amigos.
—Maldita suerte que tiene Derek Hale— mencionó su compañero de a lado, Matt.
—¿Por qué lo dices?— preguntó Stiles en un susurro mientras sostenía el libro con cierta fuerza.
—Porque se echó a la maestra y yo también quiero echármela.«Encima se echó a la maestra de Artes» pensó Stiles. Cada vez sentía mas repudio y asco hacia Derek.
—Realmente no es nada— dijo apenado Derek.
Jennifer sonrió ampliamente y de manera coqueta ante el modesto gesto que hizo el moreno.
—Los demás dejen sus cuadros en mi escritorio. Mañana les daré su calificación— Proclamó la profesora de Artes.
Los alumnos obedecieron y dejaron los cuadros sobre el escritorio.—Stiles— Llamó la maestra Blake al joven Stilinski— por favor, ¿puedes llevar estos cuadros a mi oficina?
El chico de ojos color miel se hubiera negado rotundamente de no ser porque no ha hecho absolutamente nada durante su clase.—Claro.
En seguida Stiles se levantó y a paso apresurado caminó hacia el escritorio.
Al querer agarrar todos los cuadros, éstos cayeron al suelo. Algunos de su clase y de la clase de último año rieron. Excepto Derek, quien lo miraba con gesto serio e inmutable. Nada parecido a cuando despertaron aquella mañana.
—Te ayudo a llevarlos— dijo el joven Hale mientras ayudaba a recoger algunos cuadros.
—Yo puedo solo— espetó el joven Stilinski a la par que le arrebataba el cuadro, acomodándolo junto con los que ya había recogido.
Luego se puso de pie y salió del salón sin articular alguna otra palabra.—Qué tonta soy. Olvidé darle las llaves de mi oficina— exclamó la profesora Blake, como si de una pena se tratase—. Derek, ¿podrías llevárselas, por favor?
—Por supuesto— dijo Derek.
Una sonrisa maliciosa se dibujó sobre sus labios.
El joven Hale tomó las llaves y acto seguido emprendió su caminata hacia la sala de maestros, donde se encontraba dicho lugar.Por su parte Stiles iba renegando en voz baja, deseando a la par que regresara esa semana de tranquilidad. Y es que parecía que todo el universo conspiraba contra él. Bueno, no todo el universo, pero sí su entorno.
Al llegar a la sala de maestros buscó la oficina de la castaña artística. Cuando al fin la halló se dispuso a dejar los cuadros recargados sobre el muro y abrir la puerta pero se dio cuenta de que no había traído las llaves.—Carajo— Chasqueó la lengua Stiles.
—¿Buscabas esto, chico lunar?— inquirió una voz profunda, provocando que se le erizara la piel de punta a punta. Sabía quien era.
—¿Qué quieres?— cuestionó el joven Stilinski sin siquiera voltear a verlo.
—Quiero ayudarte.
—¿Ayudarme? ¿tú? ¿el que se echó a la maestra de artes? ¿y que se echa cualquier cosa que tenga hoyo y esté ebrio? no, gracias por tu caridad— reclamó el chico de ojos color ámbar, enojado.
—Hey, no me celes. Puedes ser el único...
—¿Qué no entiendes que me das asco?— soltó entre dientes, evidenciando su «odio».
Después de decir eso, ambos quedaron en total silencio.Derek podría esperar cualquier otro insulto, incluso esperaba a que le dijera de nuevo conejo pero no fue así. Por dentro, realmente estaba sorprendido. ¿Acaso si lo odiaba de verdad? ¿porqué?
¿Qué hizo Derek para provocar el odio de Stiles?—¿Estás seguro de que me odias? ¿estás muy seguro de que te doy asco?— cuestionó casi en un gruñido—. Por que créeme, no recuerdo que te haya dado asco cuando me besaste, ni cuando tu me hiciste un chupetón en el cuello, mucho menos cuando te puse en cuatro y te pen...
—¡Cállate!— Gritó exasperado Stiles al mismo tiempo que volteaba a verlo—, yo estaba demasiado ebrio como para saber lo que hacía.Estaba a tres palabras de reventarle la cara a punta de cuadrazos.
De nuevo el silencio se instaló entre ellos.
Derek mantuvo un gesto frío e inmutable, sus brazos que denotaban fuerza estaban cruzados sobre su pecho y su respiración era sereno, todo lo contrario a Stiles.
Los puños del joven Stilinski estaban cerrados y sobre ellos hacia fuerza al punto de que sus nudillos se tornaran un poco blancos, todo su cuerpo estaba tenso, su respiración era pesada; inhalaba y exhalaba de forma pesada, como si bufara, y de sus ojos color miel emanaba una furia casi descomunal.—Ven esta noche a mi habitación. De lo contrario...
—De lo contrario, ¿qué?— interrumpió Stiles, haciéndole frente.
—Tendremos problemas— finalizó.En seguida abrió la oficina de Jennifer, dejando que Stiles entrara y dejara los cuadros.
Cuando el chico de ojos color miel entró y dejó dichos objetos sobre el escritorio sintió un ligero cosquilleo sobre su espalda. Sabía que aquel chico de ojos verdes lo estaba viendo con cierta pesadez. Era algo fácil de percibir y no era para menos.
Que una persona ajena a ti, alguien de quien ni siquiera sabía de su existencia y que por consecuente no te conociera te insultase, hacía que cualquiera hirviera de coraje.Stiles quedó estático en su lugar.
Poco a poco el chico de ojos color miel volteo hacía la entrada de la oficina, dándose cuenta de que estaba completamente solo.
Tuvieron la fortuna de que nadie —ni los maestros u orientadores— estuviera cerca, escuchando las cosas que se dijeron sin discreción.Sentirse sometido por una situación, era lo último que buscaba Stiles.
Si bien ambos tenían un comportamiento errático (consecuencia de sus acciones), lo mejor era buscar una rápida solución.Necesitaban verse esta noche.
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Enemigo [AU Sterek]
FanfictionUn odio ferviente sin sentido Una persona que no sabía que siquiera existía Una buena noche de fiesta y copas después de clases Una tremenda metida de pata Y un deseo que los doblegó. ••Lo que mal empieza, mal termina•• ____ Historia basada en la...