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Cerraron la puerta ante mis ojos.
Ahora puedo entender las consecuencias de mis actos.
No he sido buena, pero tampoco merecía esto.
No tuve elección, además su mirada era fuerte.

Aunque mis piernas no temblaron, sentí como me desvanecía.
He tenido que caminar a pasos alargados, he saltado sobre los escalones y he caído a los pies de la vida.

Me siento débil, pero se que tengo la fuerza suficiente para afrontar esto.
Mañana veré magia con los ojos cerrados, y prometeré con algunos versos, alcanzar la felicidad que no me das.

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