1. CUMPLEAÑOS

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Dos semanas habían pasado desde que el otoño había llegado definitivamente dejando atrás a un caluroso verano en Tokio; eran pasadas las seis de la mañana y a la vista dejaban ver el poco ajetreo que se hallaba en la ciudad del sol naciente

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Dos semanas habían pasado desde que el otoño había llegado definitivamente dejando atrás a un caluroso verano en Tokio; eran pasadas las seis de la mañana y a la vista dejaban ver el poco ajetreo que se hallaba en la ciudad del sol naciente. Muchos preparándose para ir a trabajar, mientras que otros mucho más jóvenes se alistaban para asistir a la escuela.

Las seis con quince minutos marcaba el despertador cuando dejó salir un aturdidor sonido, la alarma sonaba cada vez más fuerte y sin más remedio tuvo que ser apagada por la dueña del dichoso aparato. Aun con sueño se levantó tallándose los ojos sin no antes recoger el futón donde había pasado la noche. Dispuesta a seguir con sus actividades rutinarias se metió al baño para darse una ducha, sin embargo, cuando estaba a punto de terminar una canción comenzó a sonar en todo el departamento; con tan solo envuelta en una toalla salió apresurada del cuarto de baño atendiendo la llamada entrante de su celular.

—Kanade al habla —contestó la chica viéndose a uno de los espejos de su habitación, aún tenía jabón en el cuerpo, al igual que su cabello.

—Kanade soy yo, tu madre —se escuchó por el otro lado de la línea. Kanade hizo una mueca ante el repentino saludó que le había dado a su madre.

—Lo siento mamá, estaba bañándome así que no me di cuenta quien me llamaba —se disculpó apenada, tenía la mala costumbre de no ver el nombre de quien le llama y contestar al azar.

—No te preocupes cariño —dijo su madre con un tono meloso—. Fue mi culpa por llamarte a estas horas, pero quería asegurarme en ser la primera en felicitarte —poco a poco el tono de voz se volvió a uno lleno de alegría—. ¡Feliz cumpleaños hija! —Kanade sonrió sin dejar de escuchar las felicitaciones de su madre ya que ese día era su cumpleaños—. Por favor pásatela muy bien, pero no te excedas ¿está bien? A veces el alcohol no es bueno.

—Sabes que no bebo mamá —fue lo primero que dijo—. Y muchas gracias.

—No puedo creer que cumplas veinte años, se pasó el tiempo tan rápido, aún recuerdo cuando tenías uno y medio. —Kanade sonrió un poco, pero sabía lo que su madre diría a continuación—. Caminabas sin pañales por toda la casa con una pistola de juguete del vecino y decías que querías atrapar a los malos —pudo deducir que su madre estaba a punto de derramar alguna lagrima ante el recuerdo, que más bien para Kanade era sumamente vergonzoso.

—Siempre me dices lo mismo en cada cumpleaños —una risita se escuchó por parte de su madre—. Por cierto, mamá te llamaré después, es que tengo unas cosas que hacer.

—No te preocupes cariño, también llamaba para decirte que en la tarde pasaré a tu departamento para felicitarte como se debe, ¿no tienes planes o sí? —se apresuró a decirle.

—Ninguno para hoy en la tarde, Tadashi está en un viaje de la universidad así que celebraremos mi cumpleaños en cuanto venga —contestó calculando la hora que debía ser en esos momentos—. Bueno nos vemos hasta la tarde mamá —después de que su madre se despidió de ella.

Death Note: Mortal TrapDonde viven las historias. Descúbrelo ahora