Le vi por casualidad un día en el parque, con su sombrero rojo y un café en la mano. ¿Quién es capaz de servirse un café con este calor?
Estaba pintando el lago, pero el rojo intenso de su sombrero me distrajo. Ella por supuesto no se dio cuenta de que la observaba, estaba demasiado al pendiente de su celular.
Sin desearlo mi pintura fue cambiando a tonos que combinasen con ella, tanto así que termine pintándola en el centro del óleo, a ella y a todos sus tonos rojizos. Su largo pelo negro cayendo hacia delante por su hombro derecho y una media sonrisa dibujada en los labios que francamente no sécómo pintar.
Quiero pintar su mirada pero la lleva oculta bajo los lentes de sol, ¿qué tonos estarán ocultos allí? Me veo tentado a caminar hacia ella y pedirle que me deje contemplar sus ojos un par de minutos para poder memorizar sus tonos y reproducirlos en el óleo.
La veo cruzar el parque hasta salir en dirección a la florería, apostaría lo que sea a que comprará flores en tonos rojizos.
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El pintor, la escritora y el pianista.
Proză scurtăUna mujer, tres puntos en el tiempo y un ramo de rosas rojas.