Siempre le veo pasar desde mi ventana. Usa un paraguas transparente por el que mira la lluvia mientras espera a que la calle quede libre de carruajes antes de cruzar. Su pelo negro cae suelto siempre por el lado derecho del abrigo rojo, nunca le he visto llevarlo recogido, igual no es que le conozca mucho como para decir a ciencia cierta cuáles son sus costumbres, simplemente me limito a observarla cada vez que puedo. ¿Quizás estando en casa lo lleve recogido? Me he sentido tentada a presentarme en la puerta de su casa solo por la curiosidad de saberlo, muy a mi pesar, más veces de las que quisiera admitir.
Francamente me siento un tanto avergonzada por observarla tanto, pero es que vive en el edificio de enfrente y mi escritorio esta junto a la ventana que da a la calle y el que siempre mantenga las cortinas abiertas no ayuda mucho, esto con la excusa de aprovechar la luz natural para escribir, por supuesto.
Hoy lleva flores en tonos rojizos, tal como es su costumbre. También lleva esa media sonrisa que nunca se cómo describir.
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El pintor, la escritora y el pianista.
Historia CortaUna mujer, tres puntos en el tiempo y un ramo de rosas rojas.