Hoy pareces más animado que de costumbre, le escucho decir antes de que entre con el ramo de rosas rojas que trae a casa cada semana. Las deja sobre el piano antes de depositar un beso en mi mejilla. ¿Quién compra flores en esta época?, le he dicho hasta el cansancio que si tanto le gustan las flores programe un maldito holograma, como hace la gente normal.
Pareces disfrutar la monotonía de cambiar el agua todos los días, le digo en un tono que sonó un poco más severo de lo que pretendía.
No me digas que no te gustan las rosas, me responde con esa sonrisa traviesa. No seas gruñón y toca algo lindo para mí mientras preparo algo de comer.
No fastidies, vivo en el piso 22 para evitar que gente como tú me moleste.
Ya, pues ni en un edificio del gobierno podrías evitarme, tengo un documento con tu firma ¿recuerdas? Deja de hablar y toca el maldito piano o podemos reemplazarlo por un holograma y dejarlo en calidad de adorno.
Remplazar mi piano por un holograma, no sé en qué estaba pensando cuando me case con esta mujer.
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El pintor, la escritora y el pianista.
ContoUna mujer, tres puntos en el tiempo y un ramo de rosas rojas.