Capítulo 20

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Estaba en una especie de bosque, completamente de noche, solo la luz de la luna alumbraba. No había ningún rastro de luz artificial.

Comencé a caminar en línea recta a ver si lograba encontrar algo, pasados unos minutos logré ver una luz medio amarilla, parecía ser de un auto.

Acelere el paso y cuando me encontraba a unos metros me di cuenta que se trataba del auto de James.

Ya tranquila porque conocia al dueño del auto comencé a acercarme, pero la puerta del conductor se abrió, y de el salió James. Sonrei en su dirección pero me di cuenta que estaba muy pálido y respiraba agitadamente.

Levantó su cabeza mirándome, y no podía creer lo que veía, tenía sus iris rojas, de un rojo tan brillante y espeluznante que te paralizaba del miedo.

-Emma- dijo sonriendo para luego acercarse de forma violenta hacia mi.

Lo empujé y comencé a correr, siguiendo el mismo camino por donde había llegado hasta él.

A medida que corría, giraba mi cabeza a ver si James estaba cerca mío, pero no lo veía. Así que baje el ritmo.

Una vez ya convencida de que lo había perdido de vista, apareció de nuevo frente a mi, como una sombra.

Mire sus manos y estaban bañadas en sangre.

-¿D...De...Q...Quien es?- tartamudee.

-¿Es que acaso no lo ves?- sonrió y señaló mi abdomen.

Mire hacia donde el miraba y vi mi ropa cubierta de sangre, en shock comencé a retroceder, mientras el avanzaba hacia mi.

- Yo no quería esto Emma, pero no tenía opción- su mirada se tornó apenada pero luego cambió y sus ojos volvieron a ese rojo aterrador.

Cuando estaba a punto de volver a atacarme, alguien lo golpeó tan fuerte que se estrelló contra un árbol partiendolo a la mitad y haciendo que el crujido de este se escuchara en todo el lugar.

Mientras tanto yo caía en cámara lenta al suelo,  con ambas manos sosteniendo mi abdomen inútilmente.

Me desperté sobresaltada y con ambas manos en el abdomen creyendo que de verdad estaba lastimada porque pareció demasiado real. Tomé mi celular de la mesita y lo prendi para mirar la hora, eran las cuatro de la mañana.

"Seguramente tendré cara de zombi cuando me levante por la mañana" pensé.

Me levante de mi cama y fui hacia la cocina en busca de algo para comer, cuando llegué me encuentre con mi "hermano mayor" sentado en la mesada con un vaso de leche y su vista perdida en algún punto de la oscuridad.

No podía dejar pasar la oportunidad de asustarlo así que me acerqué en silencio a su espalda y clavé mis dedos en sus costillas provocando que soltara un grito muy agudo para ser de un hombre.

Él al darse cuenta que era yo, golpea mi cabeza suavemente provocando que se vaya  hacia adelante.

Ambos sonreímos.

Una vez con un par de galletas y un vaso de jugo, tomo asiento junto a él.

Chad me mira, suspira y luego pregunta...

- Puedo saber ¿Que haces despierta a esta hora?- me pasa su brazo por encima de los hombros.

- Tuve un sueño, más bien una pesadilla - dije posando mi cabeza en su hombro- además tenía hambre- lo mire haciendo cara de niña buena.

- Ja ja ya me parecía que tendrías hambre por lo que anoche llegaste de tu "CITA"- dijo haciendo comillas en la palabra cita- y no comiste nada.

- Que no era un cita - dije rodando los ojos- solo salimos como amigos, y no tenía hambre en ese momento-

- Bueno está bien, lo que tú digas- dijo elevando sus manos en señal de rendición.

- Y tú ¿Por qué estas despierto a esta hora?- pregunte volviendo a posar mi cabeza en su hombro-.

-No podia dormir, nada de qué preocuparte enana- dijo despeinándome más de lo que ya estaba- ahora vamos a intentar descansar un poco antes de que Alex nos levanté para ir al gimnasio- Chad le había contagiado a Alex la obsesión por el ejercicio.

- Esta bien, pero me puedo acostar contigo- pregunte haciendo pucheros, tenía miedo, y lo único que me daba seguridad con pesadillas así eran mis hermanos.

Asintió sonriendo y ambos subimos en dirección a la habitación de Chad.

- No te atrevas a tocarme con tus pies helados Emma- advirtió Chad dándome la espalda.

-No prometo nada- sonrei para luego quedarme profundamente dormida.

[...]

Alex tenía la costumbre de levantarnos del mismo modo que nuestra madre lo hacía, tocando una sola vez la puerta de cada uno.

Toco primero la puerta de Chad y éste soltó un gruñido, cuando toco mi puerta y yo no respondí, pude escuchar como la abrió  y salió corriendo volviendo a la habitación de Chad

- Emma no está- dijo desesperado.

- Hola- dije destapando mi cabeza - ¿Me buscabas?- pregunté.

Al verme en la cama de nuestro hermano mayor se lanzó, aplastándome literalmente, para abrazarme la cabeza, mientras Chad se quejaba y nos empujaba.

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Nueva actualización 2020

¡Aléjate Jones! [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora