Adelar se encontraba en el ala este del Árbol, casi en la Copa, donde esperaba a Nerissa, ambos llevaban siendo amigos de toda la vida, de esos que saben lo que piensa el uno o el otro con tan solo la mirada, Nerissa pertenecía a una de las familias mas importantes en la colonia, asi que si querían salir de esta, a el le tocaba esperar a que pudiera salir.
Paso bastante tiempo hasta que ya por fin logró llegar donde Adelar, se dirigieron al bajante principal del Arbol. El bajante era una espiral que llegaba desde la Copa a las Raíces, en la que con el paso de los años se construyo en su interior un elevador que funcionaba con un sistema de poleas y contrapesos el cual era utilizado únicamente por los residentes de la Copa. Una vez llegaron a la altura de las Raíces se dispusieron a salir a la Colonia exterior.
-¿Cual es el plan de hoy? * Preguntó Adelar.
-Hoy había pensado que eligieses tu la verdad...
Eso sorprendió a Adelar, ya que era ella quien siempre tenía que decidirlo todo.
-¿Así?¿Que tal ir al mercado? Tal vez han traído cosas de fue...
-¿Sabes que...? Retiro lo dicho, mejor elijo yo.
Nerissa al pertenecer a la Copa, no era muy bien recibida a esas alturas del Arbol, asi que por no acabar mal el día, decidieron salir a cazar, a lo que Adelar aceptó sin pensarlo. Cuando estaban llegando a las afueras de la Colonia era momento de decidir la ruta que escogerían esa tarde.
-¿Nos pasamos por el Abedul? Tal vez hayan zangales. *Sugirió Nerissa.
-¡¿Zangales a estas alturas del año?! Hace cerca de dos Lunas que empezaron la migración hacia el norte. Mejor nos acercamos al abrevadero de La Piedra y el Asta, seguro que encontramos algo.
-Disculpe Don Experto... No todos estamos asilvestrados...
Adelar conocía toda la periferia, todos los rincones y lugares a los que ir a cazar, era un tirador excepcional con el arco y la flecha, parecía que había nacido para ello. Nerissa en cambio no destacaba en el arte del tiro precisamente, ella pertenecía a la Reserva, lo qué significaba que era militar, gracias a su lugar en la colonia y a que su padre siempre le dio importancia a que su hija llegase algun dia a donde está el. Así que cuando salían al bosque ella le acompañaba para salir de la monotonia de la Copa y descansar asi de su vida allí arriba.
Una vez llegaron al abrevadero subieron a uno de los arboles que quedaban mas cerca y esperaron, ahí solían frecuentar vanires y jabalíes de la zona. Asi que se sentaron y esperaron.
-¿Sabes que nos llevaremos una bronca por estar aquí verdad? *Dijo Nerissa.
-Pues como viene siendo costumbre ya, aunque eso lo dirás mas por ti que por mi. Recuerda que a mi la unica que me espera en mi Rama es mi madre, y suele tener cosas mejores en las que ocupar su tiempo. *Le contesto Adelar.
- La verdad es que a veces te envidio. *Algo sarcástica.
- Ya te digo yo que no. Eso de llegar y que el único movimiento sea el de mi madre haciendo algun brebaje o medicina para algún paciente, y eso contando los dias que está... *Dijo un poco disgustado.
-Bueno, tendré que darte la razón si asi sonríes un poco. ¿No? *Le dijo con intención de animarle.
En ese momento Adelar le hizo una seña para que callase, cogió el arco y una de las flechas que llevaba en el carcaj, el cual tenia en su interior sabia de la Hiedra de la Dreja, con la que se conseguía una gran toxina que acababa rápido con la presa. Así que apuntó y disparó, como de costumbre acertó y el animal cayó muerto, bajaron y le paso el cuchillo a Nerissa, el trabajo sucio se lo dejó a ella ya que como el decía "lo suyo eran las distancias y no le gustaba ensuciarse las manos".
Cuando ya llegaban con las piezas de caza al Árbol, vieron que dentro estaba gran parte de la colonia inferior asomados en las ramas y espacios del Arbol
-Esto es muy raro... ¿Que habrá pasado? *Preguntó el.
-Sinceramente no se, y no consigo ver nada desde aquí.
Cuando llegaron al interior de las Raíces ambos se encontraban muy intrigados por lo que había provocado todo aquello, así Adelar se acerco a un grupo de conocidos que había cerca suyo, los cuales cuando se acercó Nerissa la miraron con mala cara, la vida a esa altura no es del todo igual que en la Copa, así que se quedo a unos metros de ellos por no empeorar la situación. Adelar tardó lo menos posible por no dejar sola a su amiga e ir a contarle que había pasado.
-No te creerás el porque de todo esto... *Le dijo.
-Sorpréndeme... *Algo molesta.
-Se ve que ha llegado una forastera.
-¡¿Aquí?! *Dijo muy sorprendida.
-¿Tal vez sea de las montañas?
-No creo, la mas cercanas estan a varios dias de distancia y ya sabes que no hay muy buena relación entre ellos y nosotros. Acuérdate que ellos no respetan a Ella.
-Es de mas lejos de lo que pensáis. *Dijo una voz mas que conocida para los dos.
Era Citra, la madre de Adelar, que se acercaba a donde estaban ellos. Citra era muy querida en la comunidad, era curandera y algo que la caracterizaba es que era buena persona, ya que en muchas ocasiones ayudaba con medicinas a necesitados a cambio de nada.
-¡Mamá! * Dijo el dándole un abrazo.
Nerissa también le dio un abrazo ya que se tenían en mucha estima las dos al haber pasado tanto tiempo juntas.
-¿Que sabes de esa "forastera"? *Pregunto Adelar.
-Por lo que dicen viene de las Islas del Oeste, y por su acento parece que es cierto.
-¡Uy! ¡¿De los Mares de Gorcenas?! ¡Aqui! * Dijo Nerissa entusiasmada por la noticia.
Nada mas decir eso se acercaron unos guardias para pedir a Citra que les acompañase ya que la "forastera" parecía estar algo magullada por su trayecto. Uno de los guardias miró a Nerissa y le dijo que no tardase mucho ya que su padre se empezaría a preocupar si tardaba mucho mas en volver. La familia de Nerissa estaba en lo alto del Árbol ya que su padre formaba parte de El Parlamento de los Arboles, eran quienes tomaban las decisiones sobre la colonia, en el caso de el padre de Nerissa, Kavir, era el responsable de los ejércitos de la colonia, por esa razón, gran parte de su infancia y ahora su juventud Nerissa lo pasaba entrenando, en parte obligada y por otra porque le encantaba.
Nerissa cogió parte de lo que habían cazado, se despidió de Adelar y su madre, y se dirigió a uno de los elevadores para llegar hasta la Copa. Uno de los guardias insistió en que se apresuraran. Adelar como solía hacer acompañó a su madre a ese extraño "encargo" que les habían hecho y así también descubrir algo mas sobre esa "forastera".
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Tocados: Flora
FantasyAntaño se contaban historias de unos a los que llamaban Los Tocados, grandes heroes que se les otorgaba parte del poder de Ella, aunque ya hacía siglos que no se tenia conocimiento de ellos, por eso con el tiempo se perdió la creencia en esas leyend...