"El final del tormento~ A tu hermana <3 "

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Me agaché hasta donde estaba acurrucado y me dije: "- ¡Basta de llorar, conserva tu mísera dignidad!, ¿no es suficiente?, ¡¿acaso no es suficiente ya?!"- Levanté la cabeza y al verme me golpeé de un puñetazo, el golpe fue tan real que me voló de mi posición en la que me encontraba.

Volví a mirarme y yo me dije: "-Basta... ya no eres un niño... puedes defenderte, puedes dejar de llorar...", asombrado por lo que sucedía, sentí miedo, pero no miedo a la situación, sino miedo por mí mismo. Corrí fuera de donde estaba y en cada lugar que creía que estaba a salvo, yo estaba ahí.
Entré en el baño clausurado, donde todo había iniciado y cuando me di cuenta de donde estaba, quise salir de ahí, pero no pude, yo ya estaba en la puerta impidiendo el paso...
Violentamente azotó la puerta, dejándonos a los dos encerrados. Mi yo se acercaba hacia mí, mientras retrocedía hasta quedar reducido contra la pared, fue ahí cuando mi reflejo me dijo: "Yo ya no soy un reflejo tuyo... tú ya me separaste de tu inconciencia... Soy tu lado animal que reprimes diariamente por una ética moral cutre. Soy cada uno de tus instintos sepultados en tu origen negado, yo soy tu protección, yo era quien habitaba antiguamente en ti.
Te han hecho bastante daño, mi compañero, solo mírate, ¿Por qué no empezamos de nuevo tu y yo?", mirándolo aterrado y consumido por la mortificación, solté llanto contestándole: "- ¿Qué me vas a hacer?, ¿Qué les vas a hacer?, yo nunca quise esto... ¿Por qué a mí?, ¿Por qué estoy maldito de esta forma?, ya estoy cansado, ¡cansado!, mi vida está arruinada y mi cara también, pero, ¿Qué puedo hacer?, yo no sirvo para hacer daño...".
Mi reflejo me miró desarmado en el suelo y dijo: "-Tú no sirves para hacer daño, pero yo sí. Esto no será doler a nadie, querido y viejo amigo, esto será devolver con intereses a nuestros amigos que nos trataron bastante bien este tiempo... Pero para eso necesito algo...", sequé mis ojos sucios y mojados y le pregunté al reflejo: "-¿Qué?...".
Mi reflejo abrió su vocal y temblando la quijada emocionado dijo: "-Solo necesito que pactes conmigo...".

Destrozado y con rabia, lo miré diciendo: "- Por favor... No me falles.", y dándonos la mano pactamos. Mi reflejo se desvaneció frente de mis ojos y caí dormido.

Cuando abrí mis ojos, seguía en el baño, pero la jornada ya había terminado. Caminé hacia el curso y esperando ver mis pertenencias tiradas y destrozadas, me di la sorpresa que estaban como yo las había dejado. Estaban intactas, pero había algo... había una pequeña nota de Juli... La miré y me enfurecí, caminando hacia mí rutinaria vuelta a casa destruí la nota soltando lágrimas agrias de dolor e impotencia... estaba decidido, mañana las cosas cambiarían para mal.

La noche se me era interminable, tal como la infinidad de las estrellas hechas tiempo en mi reloj. Los nervios y el dolor sentimental me consumían, tanto que mis manos y rodillas no dejaban de temblar.
En cuanto menos me di cuenta, el sol del naciente amanecer ya condenaba las cabezas de esos miserables en mis manos.
Levantándome rígido, tomé mi tiempo para meditarlo y al mirarme al espejo, mi reflejo balbuceó: "Tranquilo... tú solo llévame".
Tomé mis cosas y al tomar mi mochila, vi un cuchillo en la mesa, de repente él comenzó a hablar... "-Llévalo, me servirá.", y sintiendo como mis pupilas se dilataban, tomé el cuchillo y lo guardé en mi mochila.
Ya no me sentía mal, me sentía liberarme tras cada paso que daba al sentir el cuchillo rosar contra mis cuadernos. La entrada del colegio era inmensa, pero no tan grande como el odio el poder que sentía en forma de hormigueo en mis manos.

Al mirar la puerta del curso estaban allí... esperándome...
Pasé frunciendo rabioso el ceño, intimidando a todo quien se me cruzara. Pasé muy cerca de él, encarándolo, sabiendo que sería mi última batalla. "-Hoy en tu fin", dije sin ningún remordimiento alguno, mientras el me miró atónito y me respondió: "¡¿Qué dijiste?, ¿mi fin?, jaja aah, ya estás loco, deforme!", alzando la mirada y sonriéndolo, golpeé su rostro, saliendo corriendo y con diversión cacheteando la nuca de todos sus peones descerebrados a su mando.
Corrí dopado por la adrenalina y sin ningún temor ni remordimiento de lo que sabía que pasaría. Entré en unos pasillos del colegio, dando señales para que me persiguieran, y cuando llegamos al final del pasillo miré la pared oscura y sentí subir por mi cuello un aire caliente, una tranquilidad y fuerza que endurecían mis puños.
Me di vuelta, y al verlos frente de mi comencé a respirar despacio. Uno de ellos se atrevió a ser el primero... Fue una mala decisión para él. Lo tomé del uniforme y poniendo el pie lo derribé golpeando brutalmente su cabeza contra la pared roñosa. Al verlo en el suelo, saltó uno más. Tirándome una patada, solo me agaché y tomando un lápiz del suelo, lo clavé en el cuello del robusto tonto. Escalofriantemente calmado veía el derramar de la sangre ensuciar su camisa. Pronto los demás cayeron en cuenta de que en esta situación no saldrían y trataron de huir por donde vinieron. Enzo me miró temblando y viendo huir a sus peones trató de correr también, pronto mi reflejo se materializó, o se hizo presente, o realmente no sé, pero apareció frente de ellos volteando unas pilas de mesas y sillas en las escaleras del pasillo, evitándoles salir.
Vieron mi reflejo, de eso estoy seguro, pues lo miraron aterrados y luego me miraron a mí. Estaban paranoicos por verme a mí, a un extremo del pasillo, y a mi reflejo del otro lado.
Sus peones comenzaron a gritar, pero personalmente yo no quería que esto terminara involucrando más gente. Mi reflejo tomó un caño de una mesa rota, y a uno por uno golpeó en su cara hasta desfigurarla igual y más que mi rostro. No sentía nada, nada más que una satisfacción con gusto a sangre y venganza, nunca había sentido algo así, era tan hermoso, tan bueno para mi...
Y cuando mi reflejo trató de encargarse de Enzo lo detuve, él era mío, él era mi deuda pendiente.
Mi reflejo lo soltó y me preguntó: "-¿Ahora, mi amigo?...", a lo que sonriente y libre por fin le contesté: "Si, ahora...".
Mi reflejo caminó hacia mí, y al abrazarme se unió otra vez conmigo. En ese instante sentí una fuerza descomunal, un poder muy por encima de mi fuerza natural. Digiriendo aun la unión, veía como mi vista se tornaba roja, como si fuera un filtro color sangre.
Caminé hacia él, y gritando trató de trepar entre las sillas de la escalera. Tomándolo del pelo lo traje de vuelta a mí y llorando le dije: "-Esto no estaría pasando si me hubieras escuchado y perdonado antes... Me has hecho daño, tanto física y mentalmente... me has arruinado mi vida... me has hecho perder mi inocencia... ¿Cuándo voy a volver a sentir amor?, ¿Cuándo voy a volver a jugar como los demás?". Llorando como un cobarde no dijo nada, solo trató de gritar por ayuda, y fue ahí cuando embroncadamente de un puñetazo partí su nariz, sangraba y lloriqueaba como una niña, pero eso más me enfurecía, ya no era el brabucón, ya no era al que todos temían ahora era mi presa, él se había convertido en una presa del depredador hambriento.
Pero yo deliraba, mi creatividad era inmensa en ese momento, había tantas formas de hacerlo sufrir físicamente que tenía que limitarme, porque...un cadáver no sufre...
Tirado en el suelo llorando, me le acerque y pisando sus dedos escuchaba como gemía de dolor, pisaba su mano, pisoneaba sus dedos hasta verlos sangrar, pero lo que más me entretenía era ver cómo le desprendía sus uñas. Ese era el momento en que más sonaba como una rata el pequeño infeliz, chillaba como el animal por el dolor. Mi goce no terminaba ahí, tenía tantas cosas en mente...
Fue un encanto cortarle las muñecas con un vidrio rajado que se encontraban en el suelo. Era precioso ver como se estremecía al cortar su cabello arrancándolo de raíz con mis manos, era inmensamente feliz golpeando sus últimas costillas hasta sentirlas quebrar. De repente, volví a caer que estaba en el colegio, y que los demás se darían cuenta de nuestra ausencia. Otra cosa, el tiempo de la jornada de clase se acababa, asique me tuve que limitar a ciertas cosas que deseaba hacerle... o mejor dicho a apurar en hacerle.
Lo volví a mirar y aun poseído por la sobrenatural fuerza de mi reflejo, continué haciéndole daño. Era gracioso, porque de tanto saltar en sus piernas, sus rodillas estaban hinchadas y arqueadas hacia dentro. Parecían dos pelotas moradas con reflejos color carne. Ya se me hacía tarde y tuve que terminar. Mi reflejo se separó de mí, y mientras yo me alejaba todo sucio y con sangre, mi reflejo se quedó golpeando al pobre infeliz malherido.

Caminaba calmado, ocultándome de las vistas alarmistas. Caminaba bañado en un rojo puro.
Perdido en mi cabeza, miraba como las luces artificiales pasaban alumbrando y oscureciéndome continuamente. Respiraba de un modo extraño, era un aire más ligero que el denso y viciado respirar de pasillos viejos, pero un no había salido del laberinto en que me metí.
Ya estaba en dirección del patio, pero aún había mucha gente. Solo me senté en un rincón y esperé que todos se fueran.
Con el colegio vacío, y sin nadie más que los dormidos ordenanzas en sus sillas, entré a uno de los baños y me limpié completamente, llegando a casa con la excusa de haberme caído en agua y barro al volver.

Días después a lo sucedido, se dio inicio a una búsqueda de los chicos que habían desaparecido supuestamente.
Pasaron días, semanas hasta que el olor putrefacto de los cadáveres se hicieron sentir en las fosas nasales de uno de los ordenanzas.
Los encontraron ahí, donde todo había sucedido. Estaban destrozados, las carnes podridas en larvas, pareciera que mi reflejo no se había conformado con solo el infeliz que le había dejado. Estaban todos los cuerpos desmembrados, todos, excepto uno... Enzo.
La búsqueda de los chicos desaparecidos había parado, pero ahora se buscaba a Enzo... o por lo menos su cadáver.
Pasó tiempo hasta que mi reflejo volvió a hablarme e interactuar conmigo.
Los primeros días eran de una tención y culpa pesante en mi cabeza, pero fue disminuyendo al paso del tiempo. Desde esa última "batalla", no volví al colegio y escapé de mi hogar. Las calles oscuras y la inminente sensación de colapso, se me iban incorporando todas las noches con solo dormitar en silencios.

Morir o vivir, ya no eran opciones importantes para un consumido mental como lo era yo, respirando entre las basuras que construían mi cama. Ya no le veía el sentido a estar.

Dormido me atacaron, y tratando de robar las sobras de comida que había conseguido de la basura, asesiné tal cual instinto bestial a los hambrientos en penuria, que entre miedos a morir de hambruna me asaltaron. No fue el poder de mi reflejo, sino mi común fuerza la que sostenía del cuello a uno de mis ladrones compañeros de callejones.

Escuchando los gritos desde lejos, el llamado a la policía se dio y yo aún golpeando los ya fríos y morados cuerpos, la policía me atrapó a punta de pistola y garrote de justicia.

Dentro de la celda, no era tan distinto al apartado cubículo que en el hospital había habitado. Me sentía cómodo sin mi liberad.
A poco tiempo, mi juicio fue dictado. Y privado aún más de mi libertad solo me condenaron a 20 años de pena, sin libertad condicional. Mi madre, desentendida y horrida conmigo y lo vivido, no volvió a llegar a mí, y no volví a saber nada de mi mami. Fue la primera vez que quebrantado y con en el alma violada por la realidad, mi papá lloró preguntándose los "porqué", que hizo mal, si faltó más presencia o cariño. Y sin la sensibilidad que debía tener a esos momentos, solo me importó que no cayera la mugrienta tela que tapaba mi espantoso rostro.

Me encerraron por los que maté en las calles de la marginada ciudad, pero nunca supieron donde, ni quien, había matado y desaparecido a Enzo.

Y bueno... hoy me tienes aquí contándotelo otra vez... Frente a un espejo y hablando solo.



~Agustín A. Gómez Garnica. [Zenn]


Bueno, muchas gracias por leer, espero no les suceda...(?
Emmmm... Gracias a mi prima tambien, por recordarme que tengo Wattpad... O______o


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⏰ Última actualización: Sep 11, 2016 ⏰

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